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Más que la fe: demostrar la verdad

septiembre 12, 2018

Autor: Oliver Rütten

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Los testigos pueden demostrar la verdad. ¿Y quién testifica de Jesucristo? El Espíritu Santo, el Apóstol o cada creyente. Pero para eso se necesita más que sólo la fe.

Un gran iglesia para conciertos brindó su espacio para el Servicio Divino que celebró el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el domingo por la mañana del 5 de agosto de 2018 con más de 800 hermanos y hermanas en la fe en Nuevo Brandenburgo (Alemania). La base para su prédica fue Juan 12:49-50: «Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho».

Jesucristo testifica de Dios

Dios, el Padre, envió a su Hijo Jesús para llevar la salvación a los hombres. «Jesús lo hizo ofrendando su vida «. Pero, «también fue enviado para transmitir a los hombres la palabra de Dios, para explicar cómo los hombres pueden alcanzar esta salvación».

Jesucristo anunció cuáles son las condiciones que deben ser cumplidas para alcanzar la salvación: «Lo dijo muy claramente: El que cree en mí puede tener la vida eterna». Y por otro lado: «La verdadera fe es la fe del que pone por obra su palabra».

Jesucristo desistió de reproches y sentencias. «Él no vino para juzgar a los hombres. Por consiguiente, tampoco Dios es hoy un juez que recompensa a los buenos y castiga a los demás». El que quiere venir a Él, lo puede hacer. Pero hay un solo camino; así se presentó Jesús.

El Espíritu Santo testifica de Jesucristo

El Espíritu Santo testifica: La salvación está en Jesucristo. «El Espíritu Santo es un testigo fiel y verdadero. No habla de sí mismo. Dice lo que ha oído en el trono de Dios».

El Espíritu Santo testifica: Jesucristo vendrá nuevamente. «¿Cuál es el mensaje del Espíritu Santo? El Señor viene pronto. ¡Preparaos para eso!».

En su actividad, el Espíritu Santo se focaliza en la asistencia al pecador. Su propósito no es castigar al pecador.

El Apóstol testifica a Jesucristo

El Apóstol testifica: El seguimiento a Jesucristo conduce a la comunión con Dios. «Los Apóstoles sólo pueden anunciar lo que ha anunciado Jesucristo: ‘He venido para salvaros’. Este es el camino. Seas quien seas, estés donde estés, este es el camino que lleva a la comunión con Dios. El seguimiento a Jesucristo».

El Apóstol anuncia el Evangelio. No adapta el Evangelio. «Tú necesitas la Santa Cena. Tú necesitas la palabra de Dios. Tú necesitas el renacimiento de agua y Espíritu. Yo no lo puedo cambiar. Este es el testimonio de Jesucristo. Nosotros sólo somos testigos. Nosotros no lo podemos adaptar».

En su trabajo, el Apóstol se focaliza en la salvación del hombre. «No es parte del encargo del ministerio de Apóstol, castigar a los malos, recompensar a los buenos ni amenazar a los hombres: ‘Y si no eres renacido, vas a ver cómo te va. Si no obedeces los mandamientos, si no vienes al Servicio Divino, te pasará algo muy malo'».

El creyente testifica de Jesucristo

El creyente profesa su fe en Jesucristo a pesar de la incomprensión de su entorno. «¡No sentimos vergüenza! Creemos firmemente en que Jesús ha muerto. Jesús ha resucitado. Y Él vendrá otra vez. Esto lo confesamos».

El creyente orienta su vida en la doctrina de Cristo y en la vida eterna. «No seamos esos cristianos que creen firmemente pero que no siguen a Jesucristo. Ponemos por obra el Evangelio también en nuestra vida cotidiana. Esta es nuestra gran preocupación, nuestro esfuerzo. No siempre lo logramos, pero lo queremos poner por obra porque queremos ser verdaderos cristianos. Y todos lo deben poder ver».

El creyente anuncia el Evangelio y desiste de reproches y sentencias. «El que sigue a Jesucristo, tiene comunión con Él ya hoy y pronto tendrá comunión eterna. Tampoco nosotros hemos venido para condenar ni juzgar a nuestros pares. El Señor Jesús dijo: ‘No condenéis. No juzguéis. ¡Amadlos!'».

Para alcanzar la salvación, el hombre debe creer en Jesucristo, obrar conforme a su palabra y negarse a sí mismo. «Transmitamos este mensaje a través de nuestro ejemplo en palabras y obras. Anunciemos a Jesucristo sin vergüenza, sin miedo y sabiendo que Dios nos ama. Él ama a nuestro prójimo».

septiembre 12, 2018

Autor: Oliver Rütten

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