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Más responsabilidad personal, menos creencia en señales

septiembre 7, 2015

Autor: Andreas Rother

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Hacer la voluntad de Dios: esta es la meta de todo cristiano creyente. Pero las decisiones personales las debe tomar cada uno para sí mismo. La última vez que dejó esto en claro el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider fue en Tiflis/Georgia: «Dios espera de nosotros que seamos hijos de Dios adultos».

«A un niño pequeño hay que decirle lo que tiene que hacer», comparó el Apóstol Mayor en el Servicio Divino del 30 de agosto de 2015. La madre le dice a su hijo: «Hace frío afuera, tienes que ponerte tu abrigo». Y cuando empieza a hacer calor le dice la madre: «Ahora estás demasiado abrigado, puedes sacarte esto».

«Pero por favor, cuando soy adulto ya no necesito que nadie me diga: hace frío, ponte el abrigo. Ahora tengo edad suficiente para darme cuenta: Oh, hace frío, me tengo que abrigar», destacó el Apóstol Mayor Schneider: «Dios espera de nosotros que seamos hijos de Dios adultos». Dios espera de nosotros que nosotros mismos tomemos nuestras decisiones.

¿Señales como orientación?

«Hay personas que quieren hacer la voluntad de Dios, pero para hacerla dicen: Ah, pero dame una señal para que sepa qué tengo que hacer», recuerda el Apóstol Mayor a un hermano del tiempo de su juventud: estaba enamorado de una joven hermana y quería saber si ella era «la correcta». Por eso pidió en oración por una señal y abrió la Biblia… Y lo hizo tantas veces hasta que por fin encontró una palabra de la que pudo sacar como conclusión: Oh sí, esta es la correcta».

«Esto no es de adultos», aclaró el Apóstol Mayor Schneider durante el Servicio Divino. «No trabajemos tanto con señales y con palabras bíblicas para tomar nuestras decisiones». Tampoco está en el sentir de Dios pedir a los siervos: «Ahora decide, dime lo que yo tengo que hacer».

No renunciar a la responsabilidad personal

En su resumen del Servicio Divino, que el Apóstol Mayor Schneider envía regularmente por circular a todos los Apóstoles, escribe: «Si obramos así, nos estamos negando a asumir la responsabilidad de nuestras decisiones, cargándosela a Dios». Un adulto está en condiciones de pensar y decidir por su cuenta. «El Señor tiene el derecho de esperar de nosotros una cierta madurez espiritual».

Ya había abogado por tomar distancia sanamente de la creencia en las señales en ocasión de la asamblea de Apóstoles de Pentecostés 2015 en Lusaka/Zambia. «Hoy no necesitamos milagros para creer que Jesucristo es el Hijo de Dios». Pedir milagros implica el peligro de tentar a Dios. Detrás de ello muchas veces está la expectativa de que Dios obre así como desea el hombre.

«Podemos orar y pedir por ayuda, pero no le podemos imponer que haga algo determinado», dijo el Apóstol Mayor Schneider durante la asamblea de Pentecostés. «Pedimos en el nombre de Jesús, con toda modestia y confianza en Dios».

El amor a Dios como línea directriz

Y aun así hay una línea directriz para tomar la decisión correcta: «La madurez espiritual consiste en apropiarse de la palabra de Dios e integrarla a nuestras decisiones», expresó el Apóstol Mayor en la circular de Tiflis dirigida a los Apóstoles.

«Debemos tomar la decisión correcta. Pero lo debemos hacer pensando en el amor de Dios y en la paciencia de Jesucristo, y entonces tomaremos la decisión correcta», dejó claro el Apóstol Mayor Schneider durante el Servicio Divino en Georgia. «Entonces decidiremos: quiero amar a Dios porque Él me ama. Entonces decidiremos: quiero servir a Dios porque lo amo. En muchas decisiones de la vida esto es una buena decisión».

En los próximos días seguirá un informe detallado del Servicio Divino del Apóstol Mayor en Tiflis.

Foto: fotogestoeber – Fotolia

septiembre 7, 2015

Autor: Andreas Rother

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