
Hacer el bien y no dejar de hacerlo: “Esta semilla brotará. Tal vez veas el desarrollo, tal vez no. Pero el bien que haces nunca es en vano”. El Servicio Divino donde se lo menciona.
¿Leyenda o hecho real? No importa, dice el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider: “Jesucristo creía en ello. Lo citó dos veces. Si Jesús creía en ello, ¿por qué no voy a creer yo? Lo importante para nosotros no es hasta qué punto es real o no. Lo importante es el mensaje de Dios”.



Cuando Dios causa pesadumbre
Esta es la historia: Jonás es enviado por Dios a Nínive, pero se niega y huye. Tras una tempestad y su rescate por un gran pez, finalmente obedece y advierte a Nínive de su destrucción. Los habitantes se arrepienten y Dios perdona a la ciudad. El texto bíblico del Servicio Divino del 9 de febrero de 2025 en Heidenheim (Alemania) nos cuenta lo que sucedió a continuación.
“Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida” (Jonás 4:1-3).
Por qué no funciona decir que no
“Estamos llamados a prepararles a los seres humanos el camino a Dios y facilitarles el acceso a Dios”, explicó el Apóstol Mayor. Hay muchas razones para decir que no a esto. Por ejemplo: “De todos modos no sirve de nada”. O: “El amado Dios tendrá que intervenir y castigarlos a todos”. Y finalmente: “No os molestéis. Al final todos se salvarán”.
Pero: “Puedo hacer lo que me pide, simplemente por gratitud”. Porque Dios les ha salvado la vida a los creyentes, como a Jonás: “Me ha salvado de la muerte del pecado. Quiere llevarme a la gloria de Dios. Por eso ahora no puedo decir que no”.



Cuando hacer el bien vale la pena
“La historia de Jonás nos enseña que no es en vano”, subrayó el dirigente de la Iglesia. Contra todo pronóstico, los habitantes de Nínive se arrepintieron y Dios pudo salvarlos. “A través de nosotros, Jesucristo quiere hacer el bien a nuestro prójimo. No es una pérdida de energía, ni de tiempo, ni de esfuerzo. Siempre vale la pena. Vale la pena cumplir el encargo de Dios”.
“Y el mensaje de Dios fue eficaz, a pesar de que el profeta era obviamente cualquier cosa menos perfecto”. Y esto también es cierto hoy: “Aunque nosotros, aunque los siervos de Dios, seamos personas imperfectas y no nos comportemos como es debido, el mensaje llega y el bien que hacemos en nombre y en representación de Jesucristo acabará dando sus frutos”.
Cómo puede ganarse la redención
Jonás estaba enojado y quería morir, “es decir, renunciar a su relación con Dios”. La razón: “Le hubiera gustado que Dios castigara a esa gente. Y ahora Dios viene y les concede gracia”. El pensamiento detrás de esto era: “Han pecado durante años. ¿Por qué ahora Dios puede darles lo mismo que a mí?”.
“¿Conocéis este espíritu? No me digas que nunca se te ha acercado. Llama a mi puerta con regularidad”, admitió el Apóstol Mayor. “Y entonces el amado Dios tiene que decírnoslo: ‘Hola, has olvidado algo. No te salvas por tus méritos. Es pura gracia’”.
“No sirves a Dios para ser salvado. Sirves a Dios porque Dios te ha salvado. Tu fidelidad es simplemente una respuesta a la salvación que Dios te ha dado. Y por eso no debería molestarnos si Dios concede a otra persona la misma gracia. No se la merece. Pero tú tampoco la mereces. Es pura gracia”.



Fotos: Petra Deissenrieder