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Movidos por buenas razones

21 05 2025

Autor: Andreas Rother

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Nadie queda exento: recibir agradecimiento y reconocimiento les hacen bien a todos los que desempeñan un ministerio o una tarea en la Iglesia. Pero si no hay respuestas positivas, queda clara cuál es la verdadera motivación. 

El ejemplo a seguir es Ezequías, un buen rey de Judá: quería conocer y proclamar la voluntad de Dios. Invitó al pueblo a volverse a Dios y reunió a las tribus dispersas para adorarlo. Restauró y purificó el templo para que pudiera volver a utilizarse correctamente. Y defendió a aquellos que no se habían santificado lo suficiente. 

Pero, sobre todo: “En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado”. Esta palabra bíblica de 2 Crónicas 31:21 fue el centro del Servicio Divino para portadores de ministerio, el 28 de marzo de 2025 en Buenos Aires (Argentina). 

“Esta es una hermosa descripción de nuestra tarea en la Obra de Dios”, explicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider: 

  • “Nuestra primera tarea es reconocer la voluntad de Dios y comprenderla correctamente. Para poder proclamarla y enseñarla correctamente. Y esa es una tarea continua, que nunca termina”. 
  • “La segunda tarea es mostrar a los seres humanos que la única solución verdadera y completa para todos los problemas es Jesucristo, su sacrificio, su enseñanza y su retorno”.
  • “Entonces también asegurémonos de que la Iglesia pueda funcionar. Hemos recibido nuestra misión de Jesús. Y esta misión consiste en hacer accesible la salvación, la vida eterna, en ayudar a los creyentes a seguir a Cristo y a ser salvados por Él”. 
  • “Nuestra tarea es también construir esta unidad en Cristo. No tenemos que cantar los mismos cánticos en todo el mundo ni vestirnos todos igual. No se trata de seguir las mismas reglas, sino de seguir al mismo Maestro”. 
  • “Sabemos que nadie es merecedor de la salvación. Todos necesitamos la gracia. Y por eso oramos: ‘Dios, ten misericordia de todos nosotros. Ten misericordia de mí y ten misericordia de mi prójimo’”. 

“Es importante que lo hagamos como el rey: de todo corazón”, subrayó el Apóstol Mayor: 

  • “Todos nosotros, empezando por mí, debemos procurar no servir al Señor para ser admirados, para obtener un determinado poder o un determinado estatus. Servimos al Señor solo por Él y no por nosotros mismos”.
  • “Nuestra motivación no puede ser obtener más que los demás. La corona es la vida eterna, la comunión eterna con Dios. ¿Qué más se puede pedir?”.       
  • “Lo que nos impulsa es: queremos ser como Cristo. Y cuanto más se desarrolla su naturaleza en nosotros, más queremos servir como Él sirvió”.
  • “Es muy fácil decir a los demás lo que deben hacer. Pero si somos sinceros, deberíamos ser los primeros en hacer lo que predicamos y enseñamos”. 
  • “Seamos un ejemplo cuando se trata de confiar en Dios, sin importar lo que suceda en nuestra vida, en la Iglesia o en el mundo. Él nos ama y nos salvará”. 

“Si lo hacemos, Dios nos dará éxito”. Pero “este éxito no se puede medir con cifras, como por ejemplo con el número de asistentes a los Servicios Divinos, la cuantía de las ofrendas o el número de miembros”. Sino que “Dios perfeccionará la obra que ha comenzado en nosotros. Esa es nuestra esperanza, ese es el éxito que esperamos”, dejó claro el Apóstol Mayor Schneider. “Dios perfeccionará su obra, sin importar lo que suceda en la tierra, en la Iglesia y fuera de ella. Él lo ha prometido y lo hará”.  

21 05 2025

Autor: Andreas Rother

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