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Muros, fosos, puentes: lo que nos enseña la ciudad dividida

febrero 12, 2016

Autor: Andreas Rother

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En la ciudad de la construcción y caída del muro, en Berlín (Alemania), hará escala el Apóstol Mayor este fin de semana. La historia tan única de esta ciudad tiene preparada una enseñanza que compete a las comunidades de todo el mundo.

«Werner, ya no podemos pasar». Es domingo, el 13 de agosto de 1961. Y el Pastor Simon está en camino a la comunidad, que hoy se llama Berlín-Humboldthain. Un amigo se le acerca: «La frontera está cerrada».

Bien cerca pero imposible de llegar

Efectivamente, en el medio del corazón de Berlín alambre de púas y barricadas impiden avanzar, además hay policías populares con cascos de acero y fusiles: «Aquí se está levantando una frontera estatal». Y así surge pronto el tristemente famoso muro.

La comunidad a la que concurren en la calle Hussiten sólo está a unos pasos de distancia. Pero al Pastor Simon y a cientos de otros hermanos se les hace imposible llegar a ella por décadas. La Iglesia regional se disuelve dividiéndose en la del Este y la del Oeste, así como la ciudad y todo el país.

En camino a la reunificación

«Corazón unificado…», resuena el canto el 5 de enero de 1992 en la comunidad Berlín-Lichtenberg. El Apóstol Mayor Richard Fehr conduce el Servicio Divino y festeja la reunificación: las Iglesias regionales Berlín Este y Berlín Oeste, dos años después de la caída del muro, se unen en la nueva área que lleva por nombre Berlín-Brandeburgo.

«El muro desmembró, dividió y destruyó mucho», recuerda Werner Simon. Pero también quedaron contactos con nuestra antigua comunidad, ante todo con los hermanos a los que había atendido durante diez años como responsable de la juventud. A esos jóvenes los encontró después de la apertura de la frontera alemana-alemana: «Ellos ya eran padres y madres de familia con hijos adolescentes».

Superar las diferencias con comprensión

El proceso de fusión no queda «libre de dolores». Lo deja en claro el Apóstol de Distrito Wolfgang Nadolny en el 20º aniversario de la reunificación de la Iglesia. Al fin y al cabo, en 30 años de división habían surgido muchas diferencias, también dentro de la Iglesia, escribe en enero de 2012 en una circular a las comunidades. Pero no se refería a la doctrina de fe, sino al nivel humano y a la impronta social.

«Pero mirando todos juntos hacia nuestro Salvador Jesucristo y esforzándonos para entendernos bien entre nosotros, bajo la bendición de Dios la Iglesia regional se desarrolló bien», concluye el Apóstol de Distrito, citando de Salmos 65:8, que en alemán dice literalmente: «Tú haces alegrar lo que vive en el Este y en el Oeste».

Demoler, rellenar, levantar

Naturalmente a veces los problemas subsisten. Pero los califica de «conflictos interhumanos totalmente normales». No hay que conformarse con ellos, destaca Wolfgang Nadolny y, en vista de la historia tan única de la ciudad, invita a entrar en acción: «A demoler muros, rellenar fosos y levantar puentes». Un llamamiento que no sólo cabe hacer en Berlín, sino tambien en otras comunidades en todo el mundo.

febrero 12, 2016

Autor: Andreas Rother

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