¿A poco de pasar a descanso, qué conmueve al Apóstol con más años de actividad cuando hace una retrospectiva de su vida, de la que pasó la mitad en este ministerio? ¿Qué recuerda cuando piensa en el trabajo con la música y en su activa tarea misionera? He aquí las respuestas del Apóstol Rudolf Kainz en un reportaje.
¿Qué recuerdos tiene Ud. de su infancia? ¿Dónde estudió y trabajó?
Soy originario de Linz. Mi padre fue Anciano de Distrito durante más de 30 años en este distrito. Mi madre es alemana, nacida en la ciudad de Braunschweig. Crecí en una casa paterna cuidada, por lo que desde pequeño fui interiorizándome de todo lo que se relaciona con la vida nuevoapostólica. Asistí a la escuela primaria y secundaria, que en mi época se llamaban Volksschule y Mittelschule, y a partir de 1966 comencé a estudiar administración de empresas en la Universidad de Linz. Tras uno o dos años de estudios decidí cambiar de carrera y me pasé a Psicología. Luego fui docente de Economía durante un año en la Academia de Estudios Comerciales de Wels. A continuación trabajé como asistente en la Universidad de Linz y, finalmente, fui docente de los funcionarios con funciones científico-académicas que cursaban la carrera que ofrecía la Academia de Estudios Comerciales. El 1 de abril de 1981 fue instituido en el ministerio de Apóstol y pasé a desempeñarme en el servicio de la Iglesia.
Estuvo muy involucrado con la música religiosa. ¿Qué lo impulsaba?
Soy lego en materia musical. Comencé a los cinco años a tomar clases de flauta dulce. Dos años después tomé clases de piano y a partir de los 14 tuve oportunidad de tocar el armonio en la comunidad de Linz. De vez en cuando se me permitía tocar el órgano en los grandes eventos, cuando el Apóstol de Distrito o el Apóstol Mayor realizaban Servicios Divinos en la Casa Bruckner en Linz o en el Mozarteum de Salzburgo. Al cumplir 15 comencé a desempeñarme como director del coro de jóvenes, tres años más tarde también como director del coro de la comunidad de Linz y luego pasé al coro de distrito. Pues sí, intentábamos hacer lo mejor posible en cada caso.
¿También compuso himnos?
En Suiza, alrededor de 1987/1988, existía un grupo musical que se llamaba «Himnos y coros», al que el Apóstol Mayor Urwyler había encomendado la confección de un himnario para jóvenes. Este himnario de tapas rojas es el que hoy se conoce con el título “Carpeta de Coro 2”. Recopilamos muchísimos himnos de diferentes orientaciones, sólo que las letras de la mayoría de ellos no nos servían. Entonces surgió la idea de que uno de nosotros se probara como autor de letras y yo me ofrecí a probar. De este modo surgió la Carpeta de Coro 2, a la que me refería antes y también surgieron otras letras. La última letra que compuse fue para el Día de la Juventud europeo. Con motivo de este día había que escribir una canción, para la que luego compuso la música el Anciano de Distrito Tomusch.
Como Apóstol tuvo a su cuidado a los hermanos y a las hermanas de diversos países. ¿En qué países activó?
A partir de 1991/1992 tuve a mi cargo la atención de nueve países. Además de Austria, estos países eran la República Checa, Croacia, Eslovenia, Bulgaria, Hungría y Rumania. En 1987 yo había comenzado a trabajar en secreto en la Unión Soviética, donde luego, al dividirse este país y convertirse en Rusia, tuve a mi cargo la atención de una zona situada en dirección Este de Moscú. Abarcaba Nizhni Nóvgorod y Tartaristán con su respectiva capital Kazán. Es decir que me tocaron muchos viajes de acá para allá. En promedio estaba fuera de casa al menos siete meses al año. Y cuando estaba en casa, en verdad tampoco llegaba a estar realmente en casa.
¿Acaso el ministerio es una carga?
Es decisión de cada quien decidir, si el ministerio se considera una carga o no. Pero yo considero que los hermanos que todavía no están investidos en ningún ministerio, bien podrían estar un poco más motivados. Pienso que, en primera instancia, depende de los mismos portadores de ministerio, de la manera en que se presentan a los hermanos y a las hermanas. Cuando al término del Servicio Divino, delante de los jóvenes se expresa en voz alta algo así como: “Oh, esto fue terrible. Este Servicio Divino me dio trabajo. La verdad es que estoy contento de que haya terminado…” En casos como estos, pienso que los más jóvenes que los oyen piensan: ¡qué desastre!, no quiero algo así. También depende de cómo se hable en la casa paterna sobre los portadores de ministerio, que estos no sean ensalzados como si fueran dioses vestidos de negro. Por el contrario, son personas que cometen errores; pero de todos modos merecen valoración.
Hace mucho tiempo atrás, siendo niños jugábamos al Servicio Divino. Jugando imitábamos lo que sucedía en el Servicio Divino y de algún modo esto también nos divertía y nos incentivaba a pensar: “Caramba, cuando sea grande me gustaría hacer esto mismo”. Yo afirmé que los hermanos tienen la vocación. Y los hermanos oficiantes sienten la vocación. Y seguramente no es un error que un hermano joven alguna vez diga: Me gustaría llegar a ser Diácono y alguna vez Pastor. Esto no es un propasarse o tomarse muchas libertades, sino expresar un deseo que está presente, y que, por supuesto, puede cumplirse en el momento justo y si se dan condiciones propicias. ¿Por qué no incentivar a un hermano?
¿Cómo ha incentivado Ud. a los portadores de ministerio jóvenes? ¿Qué puede hacer la Iglesia?
Yo sentía de mi parte cierta responsabilidad por incentivar a los portadores de ministerio que habían sido designados a joven edad, en especial a los Pastores. Entonces se organizaban seminarios de dos días de duración, que servían, simplemente, para practicar con los hermanos, por ejemplo: ¿Cómo me manejo con los Pensamientos Guías? ¿Cómo me preparo para un Servicio Divino? ¿Cómo utilizo la Biblia? ¿Cómo interpreto lo expresado en la Sagrada Escritura? ¿Qué recursos auxiliares también puedo utilizar? Esta era una parte del trabajo. Una segunda consistía en enfocarse en la asistencia espiritual. ¿Cómo acompaño a los hermanos y a las hermanas? ¿Qué hago cuando los hermanos y las hermanas están pasando un duelo? ¿Cómo me comporto con los hermanos y las hermanas que sufren problemas psíquicos? Se invitaba a especialistas para entender cómo acompañarlos.
¿Por qué todo esto? Por supuesto que por la responsabilidad que supone incentivar a los hermanos. Aunque también les repetía a los ministerios de distrito que alguna vez estaríamos en estado de descanso y que nos gustaría ser bienaventurados bajo la palabra. Y si ahora no invertimos nada en los hermanos jóvenes, nosotros mismos seríamos responsables si no fuéramos bienaventurados por su intermedio.
¿Qué se propuso hacer concretamente en estado de descanso?
En estos momentos no tengo planes ni deseos especiales. Por supuesto finaliza el trabajo, que se ha hecho con mucha alegría y me siento agradecido de haber podido realizarlo. Cuando esté en descanso -ya me lo ha dicho el Apóstol de Distrito- es probable que ofrezca seminarios en Rumania y en Moldavia. Ante todo para introducir a los hermanos oficiantes en el Catecismo. Algo que obviamente me causa especial alegría es tener realmente más tiempo para la familia y en ella me quiero concentrar muy especialmente.
Esta entrevista es una versión abreviada de una entrevista con el Apóstol Kainz que fue publicada en formato de video en nacworld.net.