El Domingo de Ramos en Baia Mare (Rumania) fue algo especial. Aunque la comunidad entonó el conocido cántico de la Iglesia «Honras, glorias te damos gran Dios», el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider los exhortó, a ellos y a todos los cristianos, ¡a no enojarse con Jesús!
El texto bíblico ya va insinuando de qué se trata: «Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron» (Mateo 21:1415). ¡Los niños reconocieron al Mesías! Esto fue tan terrible para los fariseos que se indignaron. El dirigente de la Iglesia opinó al respecto: «Ellos, los sumamente inteligentes y capacitados maestros, escucharon de niños ignorantes, ¡que ese carpintero era el Mesías!». Por un lado, los devotos fariseos que conocían la ley de memoria y por otro lado, los niños que no conocían ni respetaban la ley. ¡Qué contraste!
«¿Qué significa esta historia para nosotros?», preguntó a la comunidad. Su respuesta:
- «No nos enojemos con Jesús, sino que recibámoslo, recibamos su palabra, su actitud en nuestro corazón. Para llegar al reino de Dios no alcanza con venir al Servicio Divino, orar, traer ofrendas y vivir de acuerdo con las reglas».
Aunque todo esto no es malo, acentuó el Director de la Iglesia, no produce bienaventuranza. Una fe por tradición no trae salvación. Lo importante es el amor a Dios. «No seamos cristianos por tradición, tampoco cristianos por tradición nuevoapostólica».
No negociar con Dios
Y aun potenció las reflexiones al decir que vivir de acuerdo con las reglas es relativamente fácil: «Uno puede estar en cada Servicio Divino por 50 años, pero el corazón puede no estar bien». Para Dios lo decisivo es el amor a Él y al prójimo.
- «¡No negociemos con Dios! Muchos cristianos se dirigen a Dios para decirle: Yo te doy algo, pero también espero algo de ti, una contraprestación».
Todavía peor es querer imponerle algo al Señor. ¡A esas personas, el Señor Jesús las echó fuera del templo! «Llevo en el corazón que nos desliguemos de una actitud así», dijo el Apóstol Mayor Schneider dirigiéndose a la comunidad. En su lugar, hay que crecer en el amor.
- «Lo que hacemos para el Señor, lo hacemos por amor. Lo amamos porque Él nos amó primero. Lo que hacemos para el prójimo, no lo hacemos porque lo apreciamos, sino porque sabemos que lo hacemos para el Señor. Nuestra motivación debe ser el amor, todo lo demás no sirve de nada».
No castigo, sino gracia
En aquella época, el Hijo de Dios se presentó como un hombre sencillo, como el hijo del carpintero de Nazaret. En la actualidad tampoco viene como alguien poderoso que hace presión sobre la gente, destacó el Apóstol Mayor. «No nos enojemos, sino que recibamos al Señor como es. Él dejará que los hombres decidan libremente hasta el final». Él quiere salvar a los pecadores.
- «Demos cabida en nosotros a esta actitud del Señor: no esperamos de Dios que castigue a los pecadores y condene a los malos».
Los fariseos de aquella época se irritaron porque los niños, que no entendían nada, fueron recibidos. Sobre esto dijo el Apóstol Mayor para terminar: «Recibamos al Señor como los niños. Somos como niños, no entendemos muchas cosas que hace Dios, pero confiamos en Él».
Después del Servicio Divino, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider recibió la ciudadanía honoraria de la ciudad rumana de Baia Mare. Sobre esto habrá más el sábado.