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No hay lugar para la violencia

julio 29, 2017

Autor: Peter Johanning

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“¡La Iglesia Nueva Apostólica rechaza toda forma de violencia!” Estas fueran las palabras introductorias del Apóstol Mayor en el Servicio Divino en Lubumbashi (RD Congo) el domingo 16 de julio de 2017. Y justamente el Congo sigue siendo un país, en el cual la violencia está a la orden del día.

El Servicio Divino del domingo por la mañana fue transmitido por televisión a todo el país. Por eso, el Presidente de la Iglesia aprovechó la oportunidad para dejar sentado un mensaje claro en contra de la violencia. A los participantes presenciales del Servicio Divino, que fueron más de 30.000 en la iglesia y en las carpas que se habían montado fuera de ella se sumaron otros muchos miles en todo el país. Todos ellos comprenden bien este mensaje: en el este del país impera una guerra entre numerosos grupos armados desde hace más de veinte años. En los pasados meses también se vio afectada la región de Kasai, que se encuentra en el centro del país y que fue escenario de sangrientas refriegas. Además, la población está sumida en una profunda crisis económica, en la que el franco congoleño perdió el 70% de su valor en el término de un año.

La situación imperante prácticamente no se conoce en el extranjero. Cientos de miles de personas ya han huido a Angola, donde entretanto se han creado cuatro campos de refugiados. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider conoce muy bien la situación, porque activó durante muchos años como Apóstol de Distrito en el Congo. Y de nuevo da coraje a sus hermanos y hermanas en la fe: “Oro por vosotros. ¡Estoy seguro de que Dios no os ha olvidado!”. Su deseo para todos ellos es que el amado Dios los acompañe. “¡No temáis, Jesucristo está con vosotros!”, y resaltó con determinación que la Iglesia Nueva Apostólica repudia todo tipo de violencia. “¡Esta es la posición de nuestra Iglesia, mi posición como Apóstol Mayor y también la posición del Evangelio!”.

El “progreso del Evangelio”

El pasaje bíblico del Apóstol Pablo, tomado de Filipenses 1:12 fue el eje de su prédica: Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio”. Con ella, la máxima autoridad de la Iglesia se refirió de inmediato a un fenómeno de reciente data de esta época, que supone que la vida a nuestro alrededor a veces es prácticamente insoportable. Muchas personas tienen un sinfín de problemas. Sufren, apremiadas por las condiciones en las que viven, atraviesan tiempos difíciles, son perseguidas, viven acosadas por el temor y el miedo de morir. A muchas personas les ocurre hoy, lo mismo que al Apóstol Pablo que sufrió las vicisitudes de su época. A ellas se aplica uno de los enunciados de la cita bíblica, en el sentido de que situaciones similares han redundado en el “progreso del Evangelio”. Conservar la fe y amar a Dios y al prójimo, justamente en tiempos difíciles de ataques y tribulación, es la expresión de la buena nueva de Cristo. ¡De este modo se cumple el Evangelio para que los tiempos difíciles tampoco puedan apartar de Dios!

Sobre el Servicio Divino escribiremos más adelante.

Guerra civil en Kasai

Uno de los tantos ejemplos entre muchos otros es el de Martin Beya (50), que es Apóstol en la provincia de Kasai en el centro del Congo. Allí, afloran una y otra vez los disturbios. Se trata de una guerra entre diferentes tribus en cuyo curso ya han muerto muchos miles de personas y otras tantas han tenido que huir. El Apóstol fue testigo material del ataque de unos 200 rebeldes armados que ingresaron por la fuerza a su aldea. También él y su familia (esposa y siete hijos) se vieron obligados a refugiarse tras la frontera de Angola. Allá al menos se sintieron seguros. El problema es, sin embargo, que a los refugiados no se les permite volver rápidamente a su país. Es un círculo vicioso. Tras algunas semanas, finalmente logró volver. Su casa había sido arrasada y los hermanas y hermanas en la fe, de los que hay gran cantidad, fueron desplazados. Los Servicios Divinos “normales”, en estos momentos no son posibles. Las visitas de asistencia espiritual, los encuentros con los portadores de ministerio: ninguna de estas actividades se puede realizar. Él mismo intenta hacer lo mejor que está su alcance, aunque no deja de sufrir pesadillas y ahora de una gastritis incipiente. El estilo de su prédica también cambió, cuenta él mismo. Ahora se centra mucho más que antes en el consuelo y la compasión. “En este momento, es lo que más necesitan las comunidades”, puntualiza.

La situación es seria

El Apóstol de Distrito Tshitshi Tshisekedi tampoco es ajeno a la gravedad de la situación. En agosto quiere estar durante todo un mes en la región de Kasai y también visitar los campos de refugiados de Angola. “Este año no me iré de vacaciones con la familia. Iré con las familias”, dijo con voz firme. “¡Ahora, mis hermanos y hermanas me necesitan!” En Kasai encontramos 26 áreas de Apóstol, todas ellas afectadas por los disturbios. En los últimos meses, aproximadamente 175.000 miembros de la Iglesia Nueva Apostólica se han refugiado en Angola. Su mensaje a todos es el mismo que el expresado en el Servicio Divino: “Resistid. Dios nos os olvida.” Y apelo a los que quieran ayudar del siguiente modo: “¡Orad, orad y no dejéis de orar!“.

En vista de historias como estas – de las cuales hay muchas – el mensaje especial del Apóstol Mayor se explica también desde otro ángulo muy diferente. Muchas personas tienen que soportar mucho más, esta es la realidad.

julio 29, 2017

Autor: Peter Johanning

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