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No ser sólo beneficiarios u observadores de la Iglesia

diciembre 7, 2015

Autor: Oliver Rütten

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Con confesión, amor, alegría, perseverancia y ofrendas apoyaban en su tiempo las comunidades a los Apóstoles en su misión. Hoy es igual. Pensamientos del Apóstol Mayor Schneider sobre la colaboración.

El domingo 22 de noviembre de 2015, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider celebró un Servicio Divino con 500 hermanos y hermanas en Camboya, en el cual pasaron a descanso nueve Apóstoles y fueron ordenados cinco. El Servicio Divino en la capital Phnom Penh estuvo basado en Hechos 4:31: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”.

“Enviados por Jesús, los primeros Apóstoles se pusieron a trabajar. Muy rápidamente se encontraron con la oposición de las autoridades religiosas”, resumió el Apóstol Mayor Schneider los hechos que acontecieron hace 2000 años. En aquel tiempo, los Apóstoles no se dejaron impresionar por sus amenazas. Pidieron a las comunidades que los apoyaran en su trabajo.

No ser sólo beneficiarios u observadores de la Iglesia

En el cumplimiento de su encargo, los Apóstoles deben luchar también en el tiempo actual. Las comunidades los apoyan en su trabajo. Por un lado, orando por los Apóstoles y por el otro, dando los creyentes un testimonio viviente del Evangelio. Entonces el Apóstol Mayor citó de inmediato el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica, en el que en 7.1 dice entre otras cosas: “Se debe diferenciar del ministerio el llamamiento dirigido a cada creyente, de servir al Señor mediante el seguimiento (…). Forma parte de ello para los renacidos, dar testimonio viviente del Evangelio a través de palabras y obras en comunión con los Apóstoles, apoyando su mandato misionero”.

“Un hijo de Dios no puede contentarse con ser sólo un beneficiario o un observador de la Iglesia, debe ser un colaborador del apostolado”, mencionó el Apóstol Mayor Schneider. Los miembros de la comunidad no son clientes que vienen a la Iglesia cuando necesitan algo, lo compran y luego vuelven a su casa. Los hijos de Dios participan activamente del plan de salvación.

La misión: dificultades y ayuda

En tiempos antiguos. La comunidad compartía las preocupaciones de los Apóstoles. “Se reunían. Adoraban a Dios y oraban juntos para que los Apóstoles pudiesen cumplir su misión. Es sorprendente que no hubiesen orado: ‘Amado Dios, ayúdanos, resuelve el problema, mata a nuestros enemigos’. No, los miembros de la comunidad pidieron a Dios por las fuerzas necesarias para poder cumplir la misión”.

El Apóstol Mayor pidió por apoyo: “Toda la Iglesia es exhortada a apoyar a los Apóstoles y ayudarles en su trabajo. ¿Cómo podemos hacerlo? Apoyamos el trabajo de los Apóstoles reuniéndonos en el Servicio Divino. Al igual que la primera comunidad, también nosotros nos reunimos y adoramos a Dios”. Y: “Luego la comunidad oraba en conjunto por segunda vez: ‘Amado Dios, en este tiempo difícil danos las fuerzas, fortalece a tus servidores y danos las fuerzas para que a pesar de todas las dificultades podamos cumplir nuestra misión’”.

En aquel tiempo, Dios respondió haciendo temblar el lugar; eso era un símbolo de su presencia. También hoy Él muestra su presencia entre los creyentes, a través de su palabra y en el festejo de la Santa Cena.

Activamente y con alegría en Cristo

“Apoyemos a los Apóstoles actuales siguiendo el ejemplo de los primeros cristianos”, dijo el Apóstol Mayor Schneider. La máxima autoridad de la Iglesia señaló cinco cualidades:

  • Confesando: “Anunciemos la palabra de Dios con valor y denuedo. Podemos anunciar la palabra de Dios en la vida cotidiana. Por ejemplo, cuando le decimos a nuestro vecino: ‘No, no puedo estar de acuerdo con eso’. No podemos hacer cualquier cosa, no podemos decir cualquier cosa”.
  • Amando: “Cuando nuestros congéneres nos miran y dicen: ‘Fíjate esa gente. Son tan diferentes. Algunos son pobres, otros ricos, algunos son jóvenes, otros mayores, algunos tienen formación, otros no… son tan diferentes, pero se aman y son uno’, entonces la comunidad es un testimonio de la actividad del ministerio de Apóstol”.
  • Alegrándose: “Los Apóstoles les anunciaban: ‘Jesús ha muerto por vosotros, Jesús ha resucitado. Él ha vencido el diablo y la muerte. Él vendrá otra vez y podréis entrar en su gloria’. La comunidad aceptó ese mensaje y lo creyó. Por esto tenían alegría en Cristo”.
  • Siendo perseverantes: “La comunidad pasa por tentaciones. Los hijos de Dios deben pasar por pruebas y dificultades. Pero la comunidad permaneció fiel y usó sus tentaciones no como una excusa. Incluso cuando deben luchar y pasar por necesidades, viven conforme al Evangelio”.
  • Ofrendando: “Los primeros cristianos sabían que sus Apóstoles necesitaban su ayuda para poder cumplir su misión. Trajeron sus ofrendas a los Apóstoles porque los Apóstoles las necesitaban para poder cumplir su encargo. Sabían que los Apóstoles necesitaban dinero para ello. Hoy pasa lo mismo”.

La comunidad apoya el trabajo de los Apóstoles por la adoración a Dios y la oración conjunta. Cada hijo de Dios ha sido llamado para ser un colaborador del apostolado confesando su fe y ejercitando amor fraternal, demostrando alegría en Cristo, perseverancia y fidelidad en la ofrenda.

diciembre 7, 2015

Autor: Oliver Rütten

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