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Ofrecer en lugar de imponer

enero 19, 2015

Autor: Andreas Rother

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Cada creyente está llamado a servir en su comunidad y al prójimo. Pero a veces se producen interferencias cuando se quieren imponer las propias opiniones. Entonces, ¿qué distingue la actitud de servir de la actitud de imponer? Siguen las respuestas de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.

Al visitar el Apóstol Mayor la comunidad de Hannover-List el 28 de diciembre lo esperaba una comunidad reunida de recatadas dimensiones. Unos 430 hermanos y hermanas en la fe experimentaron el Servicio Divino que estaba bajo la cita bíblica de Lucas 12:36-37: “…y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue llame, le abran enseguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa y vendrá a servirles”.

La humildad de Jesús como modelo

El Apóstol Mayor colocó la alegoría de “Jesucristo como servidor” en el centro y remitió a Mateo 20:28: “Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Lo que hace a la esencia de Cristo en el servir, lo que hace a la humildad: “Él no usa su poder divino para forzar a las personas, sino que respeta nuestra libre decisión”.

El servicio del ministerio de Apóstol

Para ejercer su servicio, Jesús envió a los Apóstoles. Si bien están provistos con poderes especiales, de todos modos no dejan de ser meros servidores del Señor: Ellos “no pueden simplemente hacer lo que quieren y decir lo que quieren”. Son totalmente dependientes de Cristo, expresó el Apóstol Mayor. “Sólo pueden decir lo que el Señor ha dicho. Sólo pueden hacer lo que Él pide de ellos”.

Del mismo modo que Jesús se ha puesto al servicio de los hombres, los Apóstoles están al servicio de la comunidad: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:20). Según el Apóstol Mayor, esta es la humildad del ministerio de Apóstol: la de ofrecer al hombre la salvación en la palabra y el Sacramento. “Por favor, que sea por amor, que no sea forzoso”.

El servicio de Pedro a la comunidad

El Apóstol Mayor también provee un servicio, aunque este servicio es uno especial: el servicio de Pedro. Según el Catecismo, la función principal es conservar la pureza de la doctrina. El Apóstol Mayor siguió argumentando: “Lo importante no es saber lo que quieren las personas y lo que piensa el Apóstol Mayor”. Lo importante sólo es la voluntad de Dios. “Salvo esto, el Apóstol Mayor no puede anunciar otra cosa. Es muy importante que la conexión sea la correcta para que sea realmente la doctrina del Maestro”.

En este sentido, el Apóstol Mayor resaltó que Él debe tener a la vista todos los hermanos y las hermanas en la fe. “Soy responsable de ello delante de Dios, de velar porque todos puedan venir, no sólo un grupo, no sólo este o el otro grupo”. Tiene que ocuparse de que todos puedan transitar el camino. Y enfatizó: “Esto no es ejercer poder, sino que es un servicio para la comunidad”.

Servir a la edificación de la comunidad

Y, para finalizar, cada miembro de la comunidad también está al servicio de la comunidad. El significado concreto de esto fue comentado mediante el ejemplo de la pelea por los mandamientos de pureza que se menciona en el Capítulo 14 de la Epístola a los Romanos. De acuerdo con ello, así el Apóstol Mayor, en Roma había un grupo que no tomaba vino ni comía carne y estaba convencido: “Nosotros somos puros y buenos“. El otro grupo veía las cosas de manera diametralmente opuesta. La una y la otra parte se miraban desde arriba. “Entonces tuvo que intervenir el Apóstol Pablo, comentó el Apóstol Mayor”. Pero no se entretuvo dándole la razón a uno o al otro grupo. Pues no, consideraba que a ningún grupo le asistía la razón, porque cada uno quería imponerle su punto de vista al otro.

En las comunidades nuevoapostólicas cunden opiniones diversas sobre muchos temas, entre los que el Apóstol Mayor mencionó: “Música, arreglos florales, uso del tiempo libre, u otros, como la homosexualidad o el Ecumenismo”. Unos lo ven así, otros de otro modo. Todo está bien y es justo. Pero si al final llegase el momento en que cierto grupo le quisiera imponer algo al otro, cabe advertir en palabras del Apóstol Mayor Schneider, que: “Pablo ha dicho que quien hace esto, destruye la Obra de Dios”.

Lo importante no es quien tiene el derecho y quien no. Lo importante es la edificación de la comunidad. “Podemos tener nuestros propios pensamientos, pero ocupémonos de no endilgarle nada al otro”. Porque “Cuando el Dios todopoderoso se ‘fuerza’ a servirnos, y al hacerlo nos deja el libre albedrío, cómo podemos venir con nuestra opinión y decirle al otro: ¡Esto debe ser así!” Porque para el Apóstol Mayor en este caso no hay equivocación: cuando se trata de la salvación, lo decisivo no es la voluntad humana sino la voluntad de Dios.

Fotó: Michael Voigt

Galería de imágenes: INA Alemania Central

enero 19, 2015

Autor: Andreas Rother

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