Pakistán es un país donde los cristianos suelen tener dificultades para confesar su fe públicamente. Fue allí donde el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider predicó sobre la pasión de Cristo y que los que siguen a Jesucristo no siempre lo tienen fácil. Sin embargo, vale la pena.
El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider visitó la comunidad de Karachi (Pakistán) el domingo 23 de febrero de 2020. La prédica del Director de la Iglesia se basó en el pasaje bíblico de Hebreos 13:12-13, que dice: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio”.
Fuera de la puerta
En primer lugar, el Apóstol Mayor aclaró las razones por las que Jesús tuvo que salir de Jerusalén y dirigirse a Gólgota para salvar al pueblo con su sacrificio.
“Así era como hacían los romanos”. Como todos los condenados a muerte por los romanos, Jesús también tuvo que atravesar la ciudad y llevar su cruz al lugar de la ejecución para que la gente pudiera verlo y el castigo también tuviera un efecto disuasorio.
“Jerusalén rechazó a Jesús. Él tuvo que salir de la ciudad”. El pueblo tenía varias razones para ello, como explicó el Apóstol Mayor:
- “Lo aceptaron como profeta, pero lo rechazaron como el Hijo de Dios”.
- “No lo aceptaron como el camino a la redención”. Creían que solo el cumplimiento de la ley les garantizaba la redención.
- “No lo aceptaron porque dijo que eran hipócritas”.
- “Lo rechazaron porque no quiso castigar a los pecadores y los quiso perdonar”.
- “Al final, querían que Jesús los liberara de los romanos”. Estaban decepcionados de que no quisiera gobernar y volver a poner todo en orden.
“En el Antiguo Testamento, bajo la ley de Moisés, un malhechor condenado a muerte tenía que ser asesinado fuera del campamento”. Libre de todo pecado, Jesucristo asumió la culpa de todos en sí mismo y estuvo dispuesto a morir como un malhechor para que los hombres pudieran ser redimidos.
Consejos prácticos
En el segundo versículo del pasaje bíblico dice que los cristianos ahora también deben salir “a él, fuera del campamento, llevando su vituperio”. El Apóstol Mayor equipó a la comunidad con algunos consejos prácticos al respecto:
- Abandonar el campamento de aquellos que lo rechazan como Hijo de Dios: “Los que creen en Jesucristo, los que creen que Él es el Hijo de Dios y no solo un profeta, a veces también son empujados a los márgenes de la sociedad, fuera del campamento”.
- Abandonar el campamento de aquellos que creen que merecen la redención a través de muchas buenas acciones: “Sabemos que solo su gracia puede salvarnos”.
- Abandonar el campamento de los hipócritas: “Ellos hacen buenas obras, pero solo es teatro. Quieren ser vistos por los demás, pero su corazón y su motivación no son puros”.
- Abandonar el campamento de aquellos que quieren que Dios castigue a los pecadores: “Él quiere salvar a todas las almas en todos los casos. Él ama incluso a sus enemigos”. Castigarlos no está en consonancia con el Evangelio.
- Abandonar el campamento de aquellos que quieren usar a Jesús como gobernante: “Jesús dijo muy claramente: Mi reino no es de este mundo. No quiere arreglar todo en el mundo y poner las cosas en orden. Quiere llevarnos a su reino”.
“En realidad, nosotros también estamos condenados a muerte”, explicó el Apóstol Mayor Schneider. En el Santo Bautismo con Agua, el bautizado espiritualmente es parte de la muerte en la cruz. Da muerte a la vieja naturaleza renunciando al pecado y obrando de manera diferente. “Llevamos nuestra cruz para que todos puedan decir: No son solo cristianos, han decidido dar muerte al viejo Adán”.
Motivación
A aquellos que salieron del campamento de los pecadores, que siguen a Jesús y llevan su cruz, Jesús los lleva a la ciudad por venir (cf. versículo 14). “Jesús nos redimirá”, prometió el Apóstol Mayor, y “nos liberará de todos los padecimientos, de todas las dificultades, de todos los problemas de la tierra”.
Por último, la máxima autoridad de la Iglesia tenía aún una petición para los creyentes: “Hagamos el bien a nuestro prójimo y compartamos con él”. Pidió interceder especialmente por los difuntos. “Ellos también deben abandonar el campamento y aceptar seguir a Jesús, aceptar su doctrina y renunciar a la idea de castigar a los pecadores. Deben aceptar confiar en Jesús y ser salvados por su gracia. Oremos por ellos, alentémoslos”.