Para el Adviento: salir de la zona de confort
El Adviento no es sólo un tiempo de luces de colores, aromas agradables y espera impaciente de la Navidad. El Adviento mismo exhorta al hombre a salir de sí mismo: «Ruega para que tengas encuentros con Dios. Experimenta a Dios dialogando con Él».
Salir de la zona de confort personal no significa dejar la buena música, las conversaciones o el hornear durante días relajadamente el pan dulce o las masitas navideñas. Por supuesto, es bueno e importante dar espacio dentro de la familia a los deseos y las tradiciones.
Adviento es más que el brillo de las velas y las cosas dulces
El núcleo de los acontecimientos de Adviento es otro. Cuando hace 2000 años se acercaba la llegada del Señor, poco antes de su nacimiento, poco antes de su actividad, fue necesario concentrarse en lo esencial, desligarse de lo cotidiano, decidirse por lo quizás no tan confortable.
¿Cómo fue el tiempo de espera de las personas en aquel entonces? Algo se puede reconstruir, y entonces aparecen pocas cosas meritorias si se considera la gran masa, pero también hubo ejemplos en aquella época. Algunos que se tomaban las cosas en serio. Algunos que procedían diferente a los demás. Y esto también es posible en el mundo globalizado del siglo XXI.
Buenos ejemplos para imitar
Simeón, el hombre temeroso de Dios de Jerusalén, quien «movido por el Espíritu, vino al templo» (Lucas 2:27). Seguramente también tendría otros asuntos que resolver; actividad comercial había y hay en todos los tiempos, excusas también. Mas el foco de Simeón estaba en el encuentro con el Salvador. A este deseo le subordinaba lo cotidiano, posiblemente también lo de importancia vital. Establecer prioridades, hoy todavía funciona. Buscar cada día un encuentro personal con Dios, tener una vivencia … ¡no es un imposible!
Ana, la profetiza, sirvió «de noche y de día con ayunos y oraciones» (Lucas 2:37). El tiempo de espera no lo desperdició con cosas innecesarias. Hablaba, conversaba con Dios, no rompió el contacto con Él y … Ana ayunaba. Aunque el Adviento hoy muchas veces se equipara con estrés, todavía hoy funciona tomarse un tiempo para mantener una conversación tranquila y profunda con Dios. Un tiempo para tomar conciencia y no consumir todo lo que se nos ofrece, esto también puede lograrse pocos días antes de la Navidad 2017.
Juan el Bautista, se retrajo voluntariamente cuando explicó: «Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe» (Juan 3:30). Con esas palabras el «profeta del desierto» no se refería en absoluto a renunciar al pan dulce ni a lo dulce de Navidad. Para Juan no estaban en primer plano sus ideas, sus planes ni sus deseos. Poco antes de comenzar la actividad de enseñanza de Jesús, se refirió al Maestro, a Jesús, convenciendo a muchos de sus conciudadanos. ¡Esto todavía es posible en la actualidad!
Adviento, un tiempo de encuentros, de mayor intercambio con Dios y de adoptar una posición personal clara.
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