Para el Día para la Tolerancia 2021: dar el ejemplo
“Pueden decir que soy un soñador, pero no soy el único. Espero que algún día te unas a nosotros y el mundo sea uno”. John Lennon escribió estas palabras y se convirtieron en un clásico. El concepto de tolerancia está entrado en años. Perdió su atractivo. Reflexiones sobre el Día Internacional para la Tolerancia.
“Las personas tolerantes son tontas”, dicen los impacientes, los mezquinos, los desconsiderados. Son demasiado diplomáticas, demasiado imprecisas, demasiado consideradas. Bueno, también se puede ver de otra manera. Porque a veces hace falta la negación para decidir de qué lado quiero estar: por supuesto que no quiero que quienes me rodean me vean como un déspota, a menos que lo sea. Y estos incluso fingen amabilidad. Por otra parte, términos como paciencia, generosidad, bondad, indulgencia, consideración, comprensión constituyen cada vez menos el lenguaje cotidiano.
Posibilidades y límites
Simplemente suceden demasiadas cosas en este mundo como para hacerse amigo de todos los problemas. “No puedo más, ya no lo soporto”. Hay situaciones que literalmente nos derriban. El dolor es demasiado grande, las discusiones demasiado violentas, la hostilidad demasiado amarga. La vida a veces es difícil de soportar. Pero este tipo de destino, gracias a Dios, no hay que tolerarlo demasiado a menudo. Al menos no, si se entiende la “tolerancia” en el sentido utilizado comúnmente. Según el mismo, alguien es tolerante si trata a otras personas con indulgencia, respeto y amabilidad. Sobre todo, cuando son diferentes, piensan diferente, hablan diferente, tienen un aspecto diferente. Quienes permiten a otras personas sus propias opiniones, quienes perciben respetuosamente sus diferentes formas de vida, han comprendido el ABC de la tolerancia. Y, sin embargo, no están cumpliendo más que el mandamiento del amor cristiano al prójimo.
Y está claro que hay que preguntarse: ¿Puede esa tolerancia tener límites? Sí, puede, por ejemplo, cuando se violan los derechos humanos, cuando se difunde el odio, se fomenta la guerra, se siembra la violencia, cuando se restringen los derechos de libertad de los demás. La burla, el rechazo, el apartheid, la segregación, la esclavitud, las guerras santas son hechos bien conocidos, que van en contra de la acción tolerante en los tiempos modernos.
Siempre ha habido excesos de egoísmo o sentimientos de superioridad. Y Jesucristo lucha contra ello. Es una de esas pocas voces que proclaman y ponen en práctica de forma auténtica y coherente su idea del amor al prójimo. Hace de la vieja regla de humanidad, según la cual uno debe tratar a los demás como le gustaría ser tratado, un postulado.
Nuevas tendencias de intolerancia
Incluso en nuestra sociedad moderna actual, hay muchos problemas que conducen a la intolerancia: La vacunación frente a la no vacunación, la derecha frente a la izquierda, los programas políticos a favor/en contra de la protección climática, los ataques desenfrenados en las redes sociales… dependiendo de cómo se interpreten, su tratamiento no deja indiferentes a las personas. A muchos les gusta encontrar errores o culpar a otros cuando algo se interpreta supuestamente de forma demasiado estrecha o demasiado amplia. A menudo, la gente olvida que en las discusiones emocionales los hechos objetivos apenas se escuchan. La comunicación no solo consiste en lo que se dice, sino también en lo que la otra persona escucha.
Ser tolerante puede aprenderse
Practicar la tolerancia no siempre es fácil, pero puede aprenderse. Las preguntas adecuadas son una especie de caja de herramientas: ¿Dónde tengo dificultades concretas con la tolerancia? ¿Contra quién o qué están dirigidos mis prejuicios y por qué los tengo? ¿Sigo teniendo curiosidad por conocer otras opiniones? ¿Me acerco abiertamente a los desconocidos? ¿Cómo me enfrento a mí mismo, a mi biografía, a mis actitudes? ¿Son el dogma de mis acciones?
Al fin y al cabo, también hay que ser tolerante con uno mismo. Nadie es perfecto, todo el mundo tiene defectos. Adultos y niños, tontos e inteligentes, ricos y pobres: todos tienen defectos, aunque no los reconozcamos todos. Lo importante es aceptarse a uno mismo. Una personalidad fuerte puede reconocer a otras personas sin miedo a caerse del propio pedestal.
¡Sé un ejemplo!
Las señales contra la intolerancia apuntan todas al mismo núcleo que ya practicaba Jesús: No pagar con la misma moneda, ¡trata a los demás como te gustaría que te trataran! Reflexionar sobre el propio comportamiento, ser respetuoso, empático, paciente, abierto a las discusiones, a otras personas y culturas, trabajar juntos para encontrar una solución: “Pueden decir que soy un soñador, pero no soy el único. Espero que algún día te unas a nosotros y el mundo sea uno”.
Antecedentes del Día para la Tolerancia
El 16 de noviembre de 1995, 185 Estados miembros de la UNESCO firmaron la “Declaración de Principios sobre la Tolerancia”. Su lema: La tolerancia es increíblemente importante en nuestro mundo de muchas culturas, religiones y formas de vida diferentes. Sin tolerancia no puede haber coexistencia pacífica.
El artículo 6 de esta Declaración proclama el 16 de noviembre como Día Internacional para la Tolerancia: “A fin de hacer un llamamiento a la opinión pública, poner de relieve los peligros de la intolerancia y reafirmar nuestro apoyo y acción en pro del fomento de la tolerancia y de la educación en favor de ésta, proclamamos solemnemente Día Internacional para la Tolerancia el día 16 de noviembre de cada año”.
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