Levantarse, vestirse, salir. Esta es la fórmula para liberarse de la cárcel. ¿Tan fácil es? Sí, si se cree en las fuerzas que Dios ofrece. Aquí la guía de un Servicio Divino con el Apóstol Mayor.
De aquella cárcel nadie se podía escapar. Los soldados custodiaban a aquel hombre sujeto con cadenas. Dos de ellos dormían a su lado, de modo que casi no podía moverse. Pero entonces:
«Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos».
En torno a este texto bíblico de Hechos 12:7 desarrolló el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el Servicio Divino del 2 de marzo en Bata (Guinea Ecuatorial). La liberación de Pedro «es una buena imagen de la redención del hombre aquí y en el mundo del más allá», enfatizó.
Levantarse: tomar el Evangelio personalmente
Desde la caída en el pecado, todas las personas están cautivas del maligno: «Están atadas. No pueden acudir a la comunión con Dios». Pero Dios hace resplandecer la luz del Evangelio sobre los hombres: «Jesús vino a la tierra, el Hijo de Dios, para ti y te puede liberar de esta cárcel del pecado».
El primer paso a la libertad es levantarse de la condición aparentemente sin salida, explicó el Director de la Iglesia:
- Reconocer que «la historia de Jesús, su sacrificio y su redención no son solamente una hermosa historia. ¡Esto es válido para mí, esto me concierne!».
- Confesar: «Sí, creo en Jesucristo, sí, quiero ser salvado. Quiero llegar a ser un cristiano. Creo y quiero seguir a Jesus».
Esta posición de corazón le posibilita a cada individuo recibir el Bautismo con Agua, por el cual Dios «deja caer las cadenas» al lavar el pecado original.
Vestirse: redención con todos los medios
«Pero este sólo es el comienzo de la historia», dejó claro el Apóstol Mayor. Ahora hay que ceñirse y ponerse la vestimenta. Esto significa aprovechar todos los medios que Dios pone a disposición:
- el don del Espíritu Santo
- las fuerzas de la Santa Cena
- la fortaleza de la oración
- la bendición ligada con el voto de la Confirmación, el casamiento o la ordenación
- el consejo y la intercesión de los servidores de Dios.
Salir: no dejarse detener
«No es que uno aprieta un botón y de repente todos los problemas están resueltos. Se necesita tiempo y se requiere un esfuerzo continuo». Ante todo se trata de no dejarse detener en el seguimiento; podría ser por:
- el sentimiento de ser tratado injustamente.
- las dificultades que implica el perdonar.
- la influencia de circunstancias desfavorables.
- la impresión de no seguir desarrollándose.
«Basta, ahora quiero cambiar. Quiero avanzar». Este es un pensamiento determinante como para superar estos bloqueos, dijo el Director de la Iglesia. «Y Dios bendecirá tu predisposición. Y lo que te parece imposible, se hace posible con Jesús».
Seguimiento: paso a paso hacia la meta
Finalmente lo que vale es seguir las instrucciones divinas continuamente y poner en práctica la prédica. «Paso a paso te podrás desligar del pecado del cual no te podías soltar. Paso a paso podrás trabajar en tus errores y crecer adquiriendo los pensamientos de Jesús. Paso a paso estarás en condiciones de perdonar. Y paso a paso servirás más y mejor al Señor, como nunca antes».
«Si seguimos a Cristo y su palabra hasta el final, entraremos en el reino de Dios y tendremos eterna comunión con Él», dijo el Apóstol Mayor Schneider para terminar. «Este es mi deseo para todos nosotros. Por favor, levantaos y obrad».