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Pentecostés, una fiesta de comunión y comprensión recíproca

mayo 18, 2015

Author: Peter Johanning

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La semana previa ha comenzado. Hay mucha expectativa pues nos estamos aproximando al punto culminante del calendario litúrgico nuevoapostólico: ¿Qué sucedió en Pentecostés? ¿Qué significado tiene esta fiesta para nosotros como cristianos? Lo consideraremos en dos partes.

Antes Pentecostés era en el calendario judío la así denominada shavuot (semanas), una fiesta judía de agradecimiento por la cosecha. En griego se llamaba pentekostē hēméra, el día 50. Según la ley mosaica, la fiesta de las semanas debía celebrarse siete semanas y un día después de Passah (Lv. 23:15-16). Hoy diríamos: 50 días después de Pascua.

Fiesta establecida con nuevo significado

De esa manera, el contenido de esta festividad era conocido en el tiempo de Jesús, estaba establecida en el calendario y se le asignaba una gran importancia. Era una de las tres fiestas en las cuales todo israelita varón debía presentarse delante del Señor (Ex. 23:14-17). Las dádivas que ofrendaban eran cada vez dos panes que habían sido horneados con las primeras espigas cosechadas.

Después de la Ascensión de Jesucristo, Dios le dio a ese día una referencia totalmente diferente: tuvo lugar el derramamiento del Espíritu Santo. El Consolador había llegado hasta el creyente. El Hijo de Dios ya lo había anticipado: «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros» (Jn. 14:16-17).

Un hecho perdurable

Estará con vosotros y en vosotros para siempre, había dicho Jesús a sus discípulos. Qué diferencia con la concepción de antes: la recepción perpetua del Espíritu Santo. Él…

  • …es el Consolador, quien garantiza después de la Ascensión de Jesús que sea preservada su doctrina, el Evangelio (Jn. 14:26).
  • …da testimonio de Cristo (Jn. 15:26).
  • …es el Espíritu de verdad, el que guía cada vez más profundo a toda la verdad y hace saber hechos que Cristo no había develado antes a sus Apóstoles (Jn. 16:12-14).

Un estruendo del cielo

De lo que luego sucedió el día de Pentecostés, el décimo día después de la Ascensión, el día 50 después de su resurrección, da cuenta el segundo capítulo de Hechos en forma muy ilustrativa: «Cuando llegó el día de Pentecostés, estaba todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen«.

Este estruendo, este ruido del cielo, no quedó oculto. Una gran cantidad de curiosos se había reunido: judíos, personas que pasaban por casualidad, turistas, participantes de la festividad de diversas partes del mundo. Lo que escucharon, produjo confusión y asombro en ellos: ¡los discípulos de Jesús, varones de Galilea, de repente hablaban en la lengua de los oyentes!

Un milagro de comprensión recíproca

En la historia de la salvación, el milagro de Pentecostés muchas veces es utilizado como la antítesis de la confusión de lenguas producida en la construcción de la torre de Babel. En aquel tiempo, el Señor había decidido que las personas, que hasta ese momento hablaban el mismo idioma, ya no se pudiesen entender entre ellas y se diseminasen por todas las naciones. Ahora se había reunido gente de muchas naciones con diferentes lenguas, y todos pudieron entender lo que el Espíritu de Dios les comunicaba.

Por eso, el acontecimiento de Pentecostés es una prueba clara de que el alegre mensaje, el Evangelio de Jesucristo, está establecido para todos los hombres en todas las lenguas y puede ser comprendido y creído por todos, independientemente de su procedencia, formación y cultura. ¡Entonces Pentecostés también es una fiesta de comprensión recíproca!

Pero la importancia de la fiesta de Pentecostés va más allá de este milagro. De eso se trata la segunda parte de nuestras consideraciones que aparecerá mañana en nac.today.

Foto: Jessica Krämer

mayo 18, 2015

Author: Peter Johanning

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