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Por qué Viernes Santo es un buen viernes

abril 9, 2020

Author: Peter Johanning

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El Viernes Santo no es de ninguna manera un mal viernes. Solo aquellos cristianos llenos de esperanza entienden esta frase. Después de todo, el Viernes Santo es el día de la muerte del Señor, pero con su muerte Cristo también hizo posible nueva vida. Una visión algo especial.

Ser clavado en la cruz es un tormento terrible y casi la peor forma de tortura. No solo que la muerte se prolonga por horas y afecta gradualmente a todos los órganos, es la vergüenza, la escandalosa burla, la exhibición pública que hace este procedimiento aún más espeluznante. Todo el mundo tiene que morir una vez, pero así, de esta manera…

«Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.»

¿Por qué hubo que llegar a ese punto? ¿Y qué tiene que ver con los cristianos de hoy en día?

La cuestión de la culpa

Hay varios motivos para la muerte de Jesús. Y múltiples perpetradores. Si un detective moderno trabajara en este caso, encontraría pronto a los culpables. Imperaba una situación tensa en ese entonces. Nadie confiaba en el otro. Había muchos creyentes ortodoxos, personas con influencia en la política, de tolerancia cero. Para ellos, ese Jesús de Nazaret no era más que un blasfemo. ¿No había dicho en voz alta que era el Hijo de Dios? ¿Cómo es posible llamarse a sí mismo el Hijo del Dios exaltado? Eso se castiga con la muerte.

«Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: Jesús Nazareno, Rey de los judíos. Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín.»

La potencia ocupante también cumplió su rol, como siempre cuando las personas deben ser oprimidas. Jerusalén y Galilea eran entonces una olla hirviendo de conflictos no resueltos: pueblos fundamentalmente diferentes, culturas extranjeras, costumbres y leyes diferentes, xenofobia y manía de superioridad, y todo eso en unos pocos kilómetros cuadrados. Una mezcla siniestra. Y cuando dos se pelean, un tercero debe pagar por ello.

«Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.»

Asunto resuelto

Por último, tenían que cumplirse “las Escrituras”, las antiguas profecías que eran una señal de que el que fue crucificado era el Mesías. La muerte de Jesús estaba decidida. Los venerados profetas ya habían señalado hacia Él y su vergonzoso final. Los sirvientes de la sinagoga siempre habían sido aficionados a leer tales pasajes y ahora se cumplían ante sus ojos. Solo que no lo vieron.

«Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.»

El buen fin viene al final

¿Y cómo entran en juego las personas hoy en día? ¿También son culpables? Tal vez, porque “nosotros”, los seres humanos, somos pecadores, imperfectos y dependientes de la gracia. Jesucristo, el Hijo de Dios, nos ayuda a salir de este embrollo. Él es nuestro abogado ante Dios, el que nos defiende. Él da su vida por sus ovejas. Él muere para que nosotros podamos vivir.

«Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. Y volvieron los discípulos a los suyos.»

Del infierno al cielo

Y por eso el Viernes Santo es un buen viernes. Según la fe cristiana, es el día en que Cristo murió y fue asesinado, pero también es el día que precedió a la mañana de la resurrección. Sin cruz no hay resurrección, sin muerte no hay vida, sin sepulcro no hay libertad.

«Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.»

Esta es la misión de los cristianos de hoy: ¡ir a anunciar la muerte y la resurrección de Jesucristo en todo el mundo!

«Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.»

(Todos los textos bíblicos fueron tomados de Juan 19 y 20)

Foto: Tomasz Zajda – stock.adobe.com

abril 9, 2020

Author: Peter Johanning

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