Programa anual 2018: demostremos que somos «fieles a Cristo»
«Cristo es fiel y nosotros también le somos fieles». Detrás de este mensaje tan simple no sólo está la consigna 2018 de la Iglesia Nueva Apostólica. En él también encontramos la respuesta a la pregunta: ¿Cómo se demuestra esta fidelidad?
En Gambia, en su capital Banjul, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider ofició el 7 de enero de 2018 su primer Servicio Divino de este año. Tuvo como base Salmos 101:6: «Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá».
«Dios es fiel» fue el punto de partida de la prédica:
- «Él siempre nos dice la verdad. Y Él siempre dice toda la verdad. Su palabra está vigente siempre».
- «Su amor es interminable e incondicional. Él nos ama, hagamos lo que hagamos. Dios ama a todos los seres humanos por igual».
- «Él cumple sus promesas. Él prometió al Redentor y lo envió. Él prometió al Espíritu Santo y lo envió.
«Confiemos en Dios, pues Él es fiel», dijo el Apóstol Mayor. «Demos la gloria a Dios siendo fieles a Jesús. Este debe ser nuestro programa para este año: demostrar nuestra fidelidad».
Seguir la doctrina y el ejemplo de Jesús
Ser fieles a Cristo significa, primero, seguir su doctrina y su ejemplo. «Nada ni nadie nos debe impedir guardar los mandamientos de Dios». Su vigencia no depende de la cantidad de personas que se atiene a ellos. «E incluso si soy el único que obedece a los mandamientos, les voy a obedecer porque quiero ser fiel a Cristo». Él es el ejemplo. «Queremos volvernos como es Él».
Permanecer constantes en el amor
Ser fieles a Cristo también significa permanecer constantes en el amor. Por un lado, «seamos constantes en nuestro amor a Jesús, pase lo que pase. Pues Él nos amó primero, y lo hizo incondicionalmente. Sirvamos a Cristo tanto en días buenos como en días malos».
Por otro lado, «seamos constantes en nuestro amor al prójimo. No amamos a nuestro prójimo porque él es bueno con nosotros. Amamos a nuestro prójimo porque Jesús lo ama». Aunque Jesús no pide ser un buen amigo de todas las personas de la tierra, «nosotros queremos que todas las personas sean salvadas por Jesucristo. Y les queremos ayudar a encontrar el camino».
Servir fielmente al Señor
Ser fieles a Cristo significa, además, servir fielmente al Señor. Por un lado, sirvamos a Jesús siendo sus testigos. ¿Pueden las personas oír su voz cuando nos oyen a nosotros? Tengo que confesar que ¡no siempre! Pero esforcémonos para que sea así».
Por otro lado, «Jesús explicó que un fiel servidor es aquel que trabaja hasta que vuelve su señor. Por lo tanto, ser un cristiano fiel significa obrar conforme a su palabra hasta el final«.
Y finalmente, «el cristiano fiel es un servidor confiable. Está dispuesto a servir, pase lo que pase. Servimos a Jesús en días buenos y en días no tan buenos, sin importar si las personas nos agradecen o no. Porque servimos por agradecimiento y amor a Jesús».
Cumplir nuestras propias promesas
Ser fieles a Cristo significa, finalmente, cumplir nuestras propias promesas. Ya sea en el Bautismo, en el Sellamiento o en la Confirmación «hemos prometido renunciar al mal. Hemos prometido luchar contra el pecado y el viejo Adán. ¿Todavía estamos dispuestos a luchar contra ellos? ¿O pensamos en transigir de alguna manera?
La conclusión del Apóstol Mayor: «Sigamos la doctrina y el ejemplo de Jesús. Permanezcamos constantes en el amor. Sirvamos a Cristo tanto en tiempos malos como en tiempos buenos. Y cumplamos nuestras promesas. Entonces experimentaremos lo que está aquí escrito: ‘Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo'».