Sobrevivió a una emboscada armada, himnos lo sacaron de la cárcel y murió en el camino al Servicio Divino. Hace 30 años, un 4 de septiembre Dominique Makindu fue ordenado en el ministerio de Apóstol.
Atravesó ríos en piragua, caminó kilómetros a pie porque no se podía llegar a las comunidades en auto y cruzó abismos en puentes que temblaban a cada paso: el Apóstol Dominique Makindu arriesgó muchas veces su vida en su actividad como Apóstol.
Los primeros años
Dominique Makindu nació el 17 de agosto de 1952 como el tercero de cuatro hijos cerca de Maquela do Zombo. Se trata de una ciudad en el norte de Angola, próxima a la frontera con la República Democrática del Congo, que entonces aún se llamaba Zaire. Creció en la Iglesia Bautista a la que pertenecían sus padres. Sin embargo, siguió buscando.
Tras terminar su educación escolar, Dominique Makindu trabajó como técnico de laboratorio. En diciembre de 1972, conoció a Helena, con la que se casó el 3 de agosto de 1974. Tuvieron siete hijas y un hijo.
El camino hacia la fe
El hermano de Dominique Makindu, que llevaba su mismo nombre, vivió durante algún tiempo en la República Democrática del Congo. Allí conoció la fe nuevoapostólica y fue uno de los primeros angoleños en ser sellado e instituido como Subdiácono por el Apóstol Gottfried Schwarzer de Canadá. A su regreso a Angola en 1982 le habló a su hermano sobre el ministerio de Apóstol. Cuando un buen amigo, Miguel Jadó, también le habló al respecto en 1984, Dominique Makindu finalmente aceptó las invitaciones y asistió a los Servicios Divinos.
El entonces Apóstol Armin Brinkmann de Alemania administró a Dominique Makindu el Sacramento del Santo Sellamiento el 22 de agosto de 1984 y lo ordenó el mismo día como Pastor. Poco después sirvió como Evangelista, Primer Pastor y Evangelista de Distrito. Se ocupó de muchas comunidades en el norte de Angola, a la mayoría de las cuales solo se podía llegar caminando kilómetros.
En una emboscada mortal
La guerra civil en Angola era omnipresente en aquella época. A principios de 1989, la situación parecía mejorar. En agosto de ese mismo año, Dominique Makindu viajaba en auto con el Apóstol Brinkmann y el Apóstol Sukami Landu Ronsard. Todo fue bien durante una hora hasta que, de repente y sin previo aviso, tres hombres abrieron fuego desde la derecha contra el grupo del todoterreno blanco. El Apóstol Ronsard recibió un disparo mortal. Los demás resultaron prácticamente ilesos.
Prisioneros liberados con himnos
Cuando Dominique Makindu recibió una invitación para un Servicio Divino con el Apóstol Mayor, viajó a través de la República Democrática del Congo. Esto se debió a que no era posible viajar dentro de Angola debido a la guerra civil. En el Servicio Divino del 4 de septiembre de 1994 el Apóstol Mayor Richard Fehr ordenó a Dominique como Apóstol. Para estar seguro, tomó de nuevo el desvío a través de la República Democrática del Congo y se encontró con su buen amigo Miguel Jadó, que por entonces también servía como Apóstol.
Los dos fueron detenidos en la frontera con Angola, en Uíge. Eran sospechosos de actividades de los servicios secretos. “Cuando dijimos que éramos Apóstoles de Jesús, nos calificaron de bandidos”, contó el Apóstol Makindu a la revista “Nuestra Familia”. Fueron enviados a prisión en Maquela do Zombo.
Los hermanos y hermanas de las comunidades locales se enteraron de que dos Apóstoles estaban en prisión y acudieron en masa: “Vestidos con sus mejores galas, se alinearon frente a la prisión. El Anciano de Distrito oró y luego los hermanos y hermanas cantaron nuestros himnos”, dijo el Apóstol Makindu. “Pero el director de la prisión y los mandos militares no sabían qué hacer. Llegó la tarde y los hermanos y hermanas seguían cantando. Cayó la noche y los hermanos se quedaron. ¡Los cantos duraron toda la noche!”.
Los Apóstoles finalmente fueron liberados, al principio con la condición de que no salieran de la ciudad. Celebraban Servicios Divinos todos los días, a los que también invitaban a los que antes los habían tenido cautivos.
Una inauguración triste
Septiembre de 1997: Los hermanos y hermanas de Angola esperaban con gran alegría el Servicio Divino en el que se iba a inaugurar una iglesia en Lubango. Los buenos amigos, el Apóstol Jadó y el Apóstol Mukinda, ayudaron en los últimos preparativos para la celebración. El 13 de septiembre se subieron a un auto con otros Apóstoles y hermanos. Se produjo un accidente en las carreteras sin asfaltar llenas de baches. El Apóstol Makindu murió en el auto. Su amigo Jadó salió despedido y murió debido a sus heridas. El Apóstol Chicomba Rocha Tomás, el Evangelista de Distrito Ndofunso Toko y la hermana Mayola Wampuna Mbuta tampoco sobrevivieron al accidente.
“Debemos inclinarnos ante la voluntad y la mano de Dios en un acontecimiento tan triste”, escribió el Apóstol Mayor Fehr en su mensaje de duelo. “Que el Espíritu Santo traiga abundante consuelo y paz a los deudos”. En el Servicio Divino de consuelo del 15 de septiembre, los hermanos físicos de ambos amigos, el Apóstol Jadó y el Apóstol Makindu, colaboraron en el servir.
A pesar de los muchos peligros a los que se enfrentó, el Apóstol Makindu siempre se mostró agradecido: “El Padre celestial nos ha protegido en muchos peligros”, había escrito en su biografía.