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Quedar libres

marzo 31, 2016

Autor: Andreas Rother

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La salvación de tu alma es valiosísima. Al menos a Dios le costó mucho. ¿Y tú? ¿Tiene un alto precio para ti? Pautas para fijar valores obtenidas en un Servicio Divino del Apóstol Mayor

«Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres». Así decía el texto bíblico de 1 Corintios 7:23 sobre el que predicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 21 de febrero de 2016 en Luanda (Angola). Casi 13.800 concurrentes vieron y oyeron el Servicio Divino.

El Redentor está trabajando

«Dios está trabajando para ayudarte», explica el Apóstol Mayor: «Este trabajo comenzó cuando el Hijo de Dios dio su vida por nosotros». Además, hizo venir al Espíritu Santo, envió a los Apóstoles y por siglos se ocupó de que fuese difundido el Evangelio. «Hemos sido comprados a un precio alto».

Ahora la exhortación dice: «Tened cuidado de que no os hagáis esclavos de los hombres». Esto se refiere a no volverse esclavos del mundo. «Un esclavo no es libre, está subordinado a su amo. Ya no tiene propia voluntad. Tiene que trabajar mucho, mucho y nunca se le paga, todo lo hace gratuitamente.

Liberados y nuevamente prisioneros

«Hay en la historia de la Biblia muchos ejemplos de personas que habían sido elegidas o redimidas y que volvieron a caer presas por haber tomado una decisión equivocada», manifestó el Apóstol Mayor Schneider:

  • «Esaú vendió la bendición por un guisado. Por eso se convirtió definitivamente en un esclavo de su hermano. Este es el gran peligro para nosotros, que estemos prisioneros, esclavos de nuestras necesidades terrenas y que nuestro bienestar material sea para nosotros más importante que la salvación de nuestra alma».
  • «Sansón se volvió muy débil y un esclavo de los filisteos. Fue más importante para él agradar a su esposa que agradar a Dios. Nosotros nos esforzamos para cumplir con nuestro lugar en la sociedad. Pero la relación con los hombres no debe llegar a ser más importante para nosotros que la relación con Dios».
  • Por puro miedo a la fuerza de Goliat, el pueblo de Israel casi cayó en la esclavitud de los filisteos. Sólo David se mostró seguro: «Con Dios puedo vencer a Goliat». «A veces creemos que somos tan débiles y que el espíritu de abajo es tan fuerte. Aunque nuestro enemigo sea muy grande, somos como David y sabemos que: ¡Con Cristo podemos vencer!».

Totalmente llenos del Espíritu Santo

«Un último ejemplo nos lo dio el mismo Señor Jesús», expresó el Presidente de la Iglesia refiriéndose a Mateo 12:43-45: allí habla de un espíritu inmundo que había salido del corazón de un hombre. Pero como el lugar estaba vacío, el espíritu volvió con otros siete espíritus peores que él.

«Por nuestro Bautismo, nuestro Santo Sellamiento fuimos limpiados. El maligno fue echado, ya no tuvo derecho sobre nosotros, pertenecemos a Jesucristo». Pero si el corazón no está totalmente lleno del Espíritu Santo, «entonces los espíritus inmundos vuelven», mencionó el Apóstol Mayor haciendo alusión a dos ejemplos:

  • El espíritu que incita a servirse de la fe únicamente para mejorar sus condiciones de vida: «Amado Dios, haz que me vaya bien. Amado Dios, soy tu hijo, haz que sea rico. Todo gira en torno de lo terrenal».
  • El espíritu que impulsa a hacerse valer a sí mismo: «Entonces uno canta en el coro para estar en primer plano. Y un hermano hace todo para poder recibir un ministerio más elevado».

«Uno quiere ser rico, el otro quiere tener una cierta importancia en la Iglesia. Estas personas nunca recibirán lo que quieren; en algún momento serán defraudadas».

«Queremos ser esclavos de Cristo», es la conclusión: «No queremos transitar nuestro propio camino, seguimos a Jesucristo. Como hemos sido comprados a un precio tan alto, seamos verdaderos discípulos, servidores y siervos de Jesucristo. La recompensa será indescriptiblemente grande».

marzo 31, 2016

Autor: Andreas Rother

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