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Quisiera hablar el idioma del amor

julio 27, 2016

Autor: Andreas Rother

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Enrique Eduardo Minio activa en Sudamérica como “arquitecto del futuro”. De este modo lo llamó el Apóstol Mayor en la ordenación. ¿Pero qué significa esta forma de llamarlo en la práctica? He aquí una entrevista con el nuevo Apóstol de Distrito y con el saliente.

El futuro en muchas ocasiones es una cuestión de desarrollo demográfico. ¿Cómo es la estructura etaria en los países que se le han confiado?

Apóstol de Distrito Enrique Eduardo Minio: El desarrollo demográfico de nuestra área de actividad es más favorable que en otros lugares, pero con tendencia a que en el largo plazo se asemeje a las comunidades europeas.

Apóstol de Distrito e. d. Norberto Passuni:
En términos generales, los niños y los jóvenes son el 25 % del total de concurrentes a los Servicios Divinos. Es decir, la pirámide poblacional en los últimos años estrechó la base y se ha hecho más amplia en la parte superior.

¿Qué necesitan los niños y la juventud para que en el futuro sean hijos de Dios felices?

Minio: Los niños y los jóvenes son un importante desafío para nuestra Iglesia. Creo que necesitan contención y educación basadas en los valores del Evangelio de Cristo para que sientan a la Iglesia como parte fundamental de su vida. Trabajamos constantemente en encontrar nuevos caminos en las áreas de enseñanza y musical, pero percibimos que no es suficiente. Es un punto de atención que está ubicado en el lugar más elevado de nuestras preocupaciones.

Argentina pasa por una grave crisis económica. ¿Qué efectos tiene esto en la vida de la Iglesia?

Minio: En muchas familias la crisis provoca una disminución de su poder adquisitivo y otras sufren el desempleo. Esto genera la necesidad de una mayor cantidad de horas de trabajo de sus integrantes para solventarse, una disminución de la posibilidad de ofrenda material, e impacta sobre la dedicación a la vida de fe y en el caso de portadores de ministerio sobre su actividad ministerial.
Más allá de estas manifestaciones debemos agradecer que el pueblo de Dios en nuestra área de actividad luche incansablemente.

¿Cuáles son los desafíos especiales, cuáles son las oportunidades especiales?

Minio: El desafío y la oportunidad al externo de la Iglesia es llevar a quienes nos rodean el mensaje del Evangelio, ya que es un tiempo en que la vida del alma tiene un lugar secundario o nulo y donde el mensaje de amor de Dios y la salvación del alma no son ofrecidos habitualmente.

El desafío al interno de la Iglesia es que en cada comunidad y región haya portadores de ministerio locales. Esto permitirá un desarrollo sostenido sin asistencia misionera.

Otro desafío es lograr que las diferencias culturales de los cuatro países del área de actividad no sean una barrera para afianzar la comunión. El trabajo incansable de los hermanos y hermanas y el deseo de lograr ser uno de Cristo nos da la oportunidad de lograrlo.

¿Cómo logró atender las necesidades de los hermanos tan diferentes culturalmente en los distintos países?

Passuni: Siempre entendí que la misión era introducir los valores evangélicos y no modificar pautas culturales, a menos que estas fueran incompatibles con nuestro mensaje. Es necesario considerar que estos países que componen el distrito antes de constituirse en estados independientes integraron durante mucho tiempo una unidad política dependiente en última instancia de la corona española. Ese trasfondo común, en especial el idioma, la religión católica, etc. aún se conserva en líneas generales.

Hay un marco general común a todo el distrito y luego los aspectos propios de cada país e inclusive particulares de cada región. Por sobre todo ello he visto cómo la condición de hijos de Dios prevalece con relación a los matices culturales e inclusive los desplaza. Esa experiencia es realmente conmovedora.

Si mira hacia atrás al tiempo en el que era Apóstol de Distrito, ¿qué desarrollos consideraría Ud. como hitos?

Passuni: El desarrollo hacia la unidad. Es lo que me indicó el Apóstol Mayor Leber al colocarme en la responsabilidad, el priorizar la unidad. Es lo que ruega el Señor en la oración sacerdotal cuando se refiere en su tercera parte a los “que habrán de creer en mí por la palabra de ellos”. Esa unidad es el verdadero testimonio: “para que el mundo crea que tú me enviaste”.

¿Qué lleva especialmente en el corazón para el futuro de la Iglesia en su área de actividad? ¿Ha establecido metas específicas para su ministerio?

Minio: Llevo grabada en el corazón la “visión” de nuestra Iglesia claramente expresada en el Catecismo. Deseo trabajar junto a los hermanos y hermanas en la fe en pos de lograr cada día estar más cerca de esa visión.

Para mi primer año de actividad me he propuesto conocer y comprender cada una de las áreas que compete a la tarea de Apóstol de Distrito, cuidar lo que mis antecesores han construido, colocar en el centro de cada decisión la enseñanza de Jesucristo y la promesa de su retorno, mantener la unidad de los portadores de ministerio y las almas confiadas siempre bajo el idioma del amor.

¿Cómo ve el futuro de la Iglesia?

Passuni: Con absoluta confianza. Sostener viva la esperanza del retorno del Señor en las condiciones en las que se da la vida en nuestro tiempo es la mayor evidencia de la presencia divina entre nosotros.

Extracto de la entrevista completa publicada en la revista «Comunidad regional» 5/2016.

julio 27, 2016

Autor: Andreas Rother

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