Se trasladó a 150 metros, pero en dirección al futuro tecnológico. La fábrica de hostias de Bielefeld (Alemania) fue inaugurada oficialmente y produce hostias para unos 60 países como una de las fábricas de hostias propiedad de la Iglesia.
“Fábrica de hostias. A partir de ahora los paquetes se retiran en Kammerratsheide 8”: Donde antes las máquinas funcionaban durante diez horas al día, cuatro días a la semana, ahora está colgado este aviso en la ventana, dirigiendo al cartero al nuevo edificio de color blanco en las inmediaciones.
Producción de hostias preparada para el futuro
La planta de producción, en funcionamiento desde 1990, ya tiene sus años. “Está desgastada y técnicamente obsoleta”, dice Michael Block, jefe de la fábrica de hostias, explicando la razón del nuevo edificio. La Iglesia se enfrentaba a la pregunta: ¿Hay que renovarlo todo o construir un edificio completamente nuevo? La propiedad anterior era alquilada, pero en las inmediaciones había un edificio de una iglesia que había sido desconsagrado, en cuyo terreno se construyó la nueva fábrica de hostias.
Las obras comenzaron a fines de marzo de 2023. Además de la nave de producción con la planta y la zona logística, también se necesitaban oficinas, almacenes y salas sociales. Las máquinas y los silos se instalaron ya en noviembre de 2023.
El traslado al nuevo edificio tuvo lugar en enero de 2024 comenzando la producción de prueba. Ya era hora: “Nuestras existencias de hostias preproducidas se estaban agotando”, afirma Michael Block.
La nueva planta de producción de hostias también es sostenible: el edificio se calienta con bombas de calor y se alimenta de electricidad con un sistema fotovoltaico instalado en el techo. Un equipo de tres personas espera con ilusión el futuro trabajo en la fábrica de hostias: “Estoy seguro de que la fábrica de hostias, con su nueva tecnología y un nuevo edificio, está perfectamente equipada para suministrar hostias de forma fiable a las comunidades de los numerosos países durante las próximas décadas”, afirma Michael Block.
Cómo la harina se convierte en un elemento de la liturgia
Agua, harina y un poco de lecitina: eso es todo lo que se necesita para hacer la masa. Se remueve durante 45 minutos y luego se aplica a las bandejas de hornear en finas tiras. De forma totalmente automática y controlada por software, la placa superior grabada desciende sobre la masa y garantiza que las conocidas letras A y Ω (Alfa y Omega) sean visibles en las hostias. A continuación, las hojas entran en el horno.
Para evitar que las planchas se rompan, se humedecen antes de perforarlas. Entretanto, se añaden tres gotas de vino tinto a cada hostia por separado. “Utilizamos vino de verdad para producir las hostias”, explica Michael Block. “No es un vino especial, sino un vino normal y corriente de los de descuento”. Lo único importante es el color oscuro, “para que las tres gotas de vino se vean claramente en las hostias”.
Las cajas de envío se llenan con una báscula. En una caja hay unas 1.650 hostias, y se utilizan 20 cajas para preparar un paquete para su envío. Después pesan unos ocho kilos y se envían a 60 países de todo el mundo.
Hostias para todo el mundo
“Necesitamos hostias para el festejo de la Santa Cena, son un elemento material muy importante de la liturgia”, dice el Apóstol de Distrito Rainer Storck, que dirige la Iglesia regional Alemania del Oeste, a la que pertenece la fábrica de hostias. Antes de subcontratar la producción a empresas externas que no pueden cumplir los requisitos, es mejor hacerlo nosotros mismos. Por eso, la fábrica de Bielefeld fabrica sus propios productos desde 1919.
El principal cliente es la República Democrática del Congo, donde vive la mayoría de los cristianos nuevoapostólicos. Pero no todos los países en los que la Iglesia Nueva Apostólica está representada pueden ser abastecidos desde Bielefeld. Por eso se establecieron paulatinamente otras fábricas de hostias en Bengaluru (India), Lusaka (Zambia), Ciudad del Cabo (Sudáfrica) e incluso dos en Uruguay.
Fracasos y contratiempos
Todo esto y mucho más se reveló a los representantes de la dirección de la iglesia y a los empleados de las empresas artesanales implicadas en la ceremonia de inauguración del 4 de marzo, y poco después a los apóstoles de Alemania occidental e invitados al servicio divino de apóstol mayor en Minden (Alemania). Se les mostraron las instalaciones de producción recién puestas en servicio y Michael Block también informó sobre los retos que habían surgido. Por ejemplo, hubo que hacer las placas de oblea más gruesas porque las hostias eran demasiado quebradizas al perforarlas, o hubo que ajustar la cantidad de masa. «Tenemos que asegurarnos de que las hostias lleguen a las comunidades lo más intactas posible, incluso después de haber sido transportadas muchos miles de kilómetros», dice Michael Block.
Para el apóstol de distrito Rainer Storck fue una experiencia nueva: «Ya he dedicado muchas iglesias durante mi tiempo como apóstol de distrito, pero nunca una fábrica de hostias», bromeó en su discurso.