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Recolectar, involucrarse, socorrer: obra comunitaria para ayudar a los refugiados

septiembre 16, 2015

Author: Andreas Rother

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Ayudar mano en mano: así se comprometen desde hace meses algunas comunidades nuevoapostólicas para brindar ayuda a los refugiados, generalmente junto con otros cristianos, otras iniciativas y otras organizaciones. El apoyo en lo que concierne a la infraestructura proviene cada vez más de la Dirección de la Iglesia.

Tres cosas tienen en común Daniela Plugge de Hagen en Alemania del Norte y Torsten Hausdorf de Lauchhammer en Alemania del Este: ambos son nuevoapostólicos, están activos en la ayuda a los refugiados y cumplen hace poco funciones oficiales. Ella trabaja a nivel estatal, él de parte de la Iglesia.

Dos ayudantes de muchos

Daniela Plugge es la encargada de integración en su localidad, Torsten Hausdorf es el encargado de la ayuda a los refugiados en la Iglesia regional Berlín-Brandeburgo. Para el Evangelista, su compromiso comenzó con el contacto personal con refugiados. Para la madre de tres hijos, los accidentes fatales ocurridos con los barcos en el Mar Mediterráneo fueron el desencadenante de su actividad como voluntaria.

Son sólo dos de los muchos hermanos y hermanas que ponen por obra el amor cristiano al prójimo: algunos se involucran en el transporte y la distribución de recursos de ayuda, como la juventud de Charlottenburg o los hermanos de Bergheim. Otros organizan donaciones de materiales como alimentos (Herzogenrath), artículos domésticos (Oberhausen), artículos de higiene (Bremen) y ante todo ropa (Calden, Trier).

Colectas de donaciones interconectadas

Muy difundidos están los mercados a beneficio: como por ejemplo en Dortmund, Wössingen, Berghausen, Karlsruhe o Hohenlimburg. También se hallan en curso los conciertos benéficos, como los que ya tuvieron lugar en Breckerfeld y Münster y los que están por delante en toda la república, como por ejemplo en Baunatal, Heidelberg y Marburg.

Las donaciones que se reúnen se envían por lo general a obras caritativas como la católica Caritas o la evangélica Diakonie y a organizaciones como «Amnesty Internacional» o «Unión Federal Pro Humanitate». Asimismo está anunciado el trabajo conjunto en los círculos de trabajo locales, por ejemplo en Eberbach, Heimsheim, Kempten, Leonberg, Lippoldsweiler, Unterbrüden y Weissach am Tal.

También cuenta la dedicación personal

Al menos tan valiosa como el apoyo material y práctico, es la dedicación de persona a persona. Hay ejemplos en Weimar (tarde de juegos y manualidades) o Neckarsteinach (noche de encuentro culinario). Esta dedicación también incluye al matrimonio de maestros jubilados que se hicieron cargo como tutores de un refugiado de 19 años de edad.

Así como los hermanos son un reflejo de la disposición a ayudar característica de la sociedad, también se ve el lado inverso: miedo ante el extranjero y preocupación por el propio bienestar son temas que aparecen en las rondas de debate orientadas a la fe de las redes sociales.

Las Iglesias regionales ponen señales

En qué gran medida la hostilidad al extranjero está en contra de la fe cristiana, lo explicó claramente el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en reiteradas ocasiones, como ser en el último Servicio Divino en Luxemburgo: «No se puede servir a Dios y despreciar al prójimo. El prójimo es el extranjero». Los Apóstoles de Distrito en sus circulares a las comunidades también lo expresan con toda claridad, como Rainer Storck («estamos en contra de toda forma de hostilidad hacia el extranjero»), Rüdiger Krause («no participar de debates que traten la hostilidad hacia el extranjero») o Wilfried Klinger («nos oponemos a los lemas de la discriminación»).

Las Iglesias regionales también ponen señales de solidaridad para ayudar a los refugiados: Berlín-Brandeburgo quiere entregar una parte considerable de la ofrenda de agradecimiento. Alemania del Sur ha declarado que la ayuda a los refugiados es el punto central 2015 que promueve su obra caritativa y le asigna a cada distrito, en caso necesario, una suma para donaciones. Y Alemania del Norte, Berlín-Brandeburgo y Renania del Norte-Westfalia les han ofrecido a las autoridades viejas iglesias para que las puedan usar.

Una cosa es muy importante para los dirigentes de la Iglesia: la ayuda que se presta a los refugiados no puede servir como tarea misionera. En primer plano está la práctica del amor al prójimo. Así también lo ven los ayudantes en las comunidades, como Luisa Helmeke, una joven de Charlottenburg: «Si renunciamos un poco a algo, podemos ayudar a las personas que deben renunciar a todo para salvar su vida y la de sus hijos».

septiembre 16, 2015

Author: Andreas Rother

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