Color del sitio web:

apostles.today seasons.today world.today

Reconocer la gloria del Señor

abril 9, 2015

Author: Andreas Rother

Print
Escúchalo

¿Turbados? ¿Desesperados? A veces se necesitan instantes de introspección para tener nuevamente claridad. Las huellas de los tres discípulos siguió el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en su reciente visita a Canadá.

3.350 hermanos participaron -en vivo o por transmisión- del Servicio Divino del 22 de marzo de 2015 en la comunidad Kitchener Central. La prédica se basó en el texto bíblico de Marcos 9:2 y 7: «Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd».

En el monte de la Transfiguración

«El tiempo de pasión es un tiempo de consuelo», dijo el Apóstol Mayor. Trae consuelo saber que Jesús nos puede entender porque pasó por lo mismo: «Sintió dolores como nosotros. Tuvo temor ante la muerte. También sufrió por la debilidad de sus amigos, los discípulos». Jesús no sólo conoce la necesidad, también nos puede ayudar. «Nos mostró el camino. Y en realidad no es tan difícil recorrer este camino».

El Servicio Divino estuvo enfocado a lo acontecido en el monte de la Transfiguración. Después de haber anunciado Jesús el tiempo de pasión, los discípulos estaban desalentados y turbados. Por eso llevó a tres de ellos a un monte. «Mientras estaba orando con ellos, se transfiguró. De pronto ya no veían a Jesús, su amigo, sino al Hijo de Dios». Y les aparecieron Elías y Moisés. Luego vino una nube, una señal divina de la presencia de Dios, y escucharon una voz. «Este es mi Hijo amado; a él oíd» (Marcos 9, parte del versículo 7).

Reconocer la naturaleza de Cristo

«¿Qué significado tiene este hecho para nosotros?», preguntó el Apóstol Mayor Schneider. «También nosotros padecemos. Y vemos que otros padecen. Jesús lo sabe. Él conoce tu padecimiento y el mío y dice: ‘Ven, vamos a un monte’. Con otras palabras: ‘Ven, vamos al Servicio Divino. Yo oro con vosotros’. Él dio la promesa: ‘Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos’ (Mateo 18:20).»

«El Espíritu Santo remite a la gloria de Dios y nos explica quién es Jesús», indicó el Apóstol Mayor:

  • «Piensa en Jesús y sus obras. Mira a Jesús, a su amor, su paciencia y su gracia. Piensa en el futuro y en el Espíritu Santo que nos revela la gloria de Jesús por la palabra de Dios».
  • «No te preocupes. Dios no te ha olvidado. Dios no ha fracasado, incluso cuando todo parece ir de mal en peor. Todo acontece conforme a la voluntad de Dios y su plan de redención. Este fue anunciado. Lo leemos en la Sagrada Escritura».
  • «Piensa en el pasado. Así como Moisés y Elías tuvieron que padecer y llegaron a ser bienaventurados por la gracia de Dios, así como tuvieron que padecer las personas que estuvieron antes que tú, así debes padecer también tú. Esto es normal. Dios pudo ayudar en ese entonces. ¿Cómo no podrá ayudar también hoy? Lo puede hacer y lo hará».
  • «A veces olvidamos que lo que vemos es sólo una parte de lo que Dios hace. Una gran parte del trabajo tiene lugar en el más allá. El Señor también os ama en el mundo del más allá y también allí os hará bienaventurados».
  • «Orientad vuestra vida en el Evangelio y seguid sus leyes, entonces seréis bienaventurados. No hay duda de ello. ‘A él oíd’. Esto acontece en el Servicio Divino, donde vivimos la gloria de Dios. Incluso la podemos experimentar en la Santa Cena».

Hacer que se reconozca la naturaleza de Cristo

«No somos los únicos que padecemos. No somos los únicos que debemos luchar», completó el Apóstol Mayor Schneider. «Jesús quiere ayudar a nuestro prójimo y consolarlo. Les quiere mostrar la gloria y para eso nos necesita a nosotros». «De tanto en tanto hay situaciones en las que Dios nos necesita para mostrar a otros todo lo que Cristo puede lograr a través de los débiles seres humanos. Entonces nos pone en una situación particular y espera que reaccionemos como reaccionaría Jesús, para que pueda decir: ‘Estos son mis hijos. ¡Míralos cómo se manejan con esto!‘. Aceptémoslo como una tarea dirigida a cada uno de nosotros».

abril 9, 2015

Author: Andreas Rother

Print