Escuchar, reconocer, seguir. Puede ser así de sencillo cuando se tiene al buen Pastor, que conoce a cada uno y se ocupa de cada uno. Entonces el camino correcto se explica por sí mismo.
El rebaño pasó junto la noche en el recinto vallado bajo el cielo abierto. Por la mañana, el pastor viene, llama a sus ovejas y abre la puerta. “Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz”. Estas palabras de Juan 10:4 fueron la base del Servicio Divino del 18 de septiembre de 2022 en Iserlohn (Alemania).
“La explicación del ejemplo es clara”, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider: “Jesucristo es el buen Pastor, las ovejas son la imagen de los seres humanos, de los creyentes. El mismo Jesús lo explicó”.
“Hoy Jesucristo sigue siendo el buen Pastor, y sigue llamando a las personas”. Y lo hace de varias maneras:
- “Este llamado es, en primer lugar, la elección: elección para ser cristiano, elección para ser hijo de Dios”.
- “Pero también nos llama en cada Servicio Divino y nos dice: ‘Ven, tengo algo que decirte’”.
- “Incluso en la vida cotidiana, nos habla a través del Espíritu Santo y nos dice: ‘Hazlo así’”.
“Lo importante para nosotros es reconocer esa voz y seguirla”.
“Jesús dice que nos llama por nuestro nombre”. Y eso significa:
- “Nos conoce, sabe exactamente quiénes somos”.
- “Cada uno es llamado personalmente por Dios por ser quien es. Dios dice: ‘Así como eres, ahora, hoy, aquí, te llamo porque te amo’”.
- “Lo que nos dice es un mensaje muy personal: mira tu alma, tu situación, tu vida, el entorno, y luego te dice algo, que es exactamente lo que se ajusta a ti y a tu situación actual”.
“Sí, ¿qué está llamando?”. La triple respuesta:
- “¡Ven a mí, no te quedes donde estás! Cambia tu posición, muévete, cambia tu punto de vista”. Porque “Dios no quiere cambiar el mundo y arreglar todos los problemas, quiere cambiarnos a ti y a mí. Quiere sacarnos de este mundo, y por eso tenemos que movernos”.
- “¡Sal de las masas! No te dejes llevar por las masas”. Porque “por supuesto que vivimos en este mundo. Pero siempre llega un momento en el que escuchamos el llamado de Jesús y nos decimos: “¡No, no voy a participar en eso!”.
- “¡Ven conmigo! Recorre el camino del amor. No hay una receta para esto, hay que decidir de nuevo cada vez y encontrar nuevas formas. Eso inquieta a muchas personas, que prefieren tener un catálogo de normas. Los que recorren el camino del amor tienen la certeza de que Dios los aceptará”.
¿Y cómo se puede reconocer la voz del buen Pastor?
- “¿Qué quiere esta voz de mí? Si descubrimos que promueve mi comunión con Dios y nuestra comunión con los demás, entonces podemos decir con confianza: por cierto, esta es la voz de Dios”.
- “Esto está de acuerdo con la naturaleza de Dios. Detrás de eso está el amor de Dios. Él no quiere nada de mí, quiere darme algo, me ama”.
- “No hay diferencia entre sus palabras y sus obras, todo coincide. Eso da a su voz un poder especial”.
“Cuando lo hayamos reconocido –¡sí, esa es la voz de Dios, ese es el Señor!– eso significa que debemos seguirlo. Eso significa que hacemos lo que Él nos ha dicho que hagamos”. Sin embargo, «también nos dice muchas cosas en las que decimos: ¡sí, pero antes las cosas eran muy diferentes!”. Y “a veces nos llama, y sabemos exactamente: Si hago esto ahora, se pondrá difícil para mí”.
“No demos más importancia a nuestras opiniones y a nuestras palabras que a la enseñanza de Jesús”, fue el llamamiento del Apóstol Mayor. “Sigámoslo fielmente, incluso en la adversidad”. “¡Confía en Él! Se preocupa por ti. Ya has experimentado su omnipotencia y su amor, los has reconocido; ¡sigue ese camino!”.