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Regalo inmerecido: seis dones de la gracia de Dios

julio 11, 2018

Autor: Peter Johanning

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Una sola frase del Nuevo Testamento fue la que identificó al Servicio Divino del 10 de junio de 2018 en Luanda (Angola). Pero se las trajo. ¡Y la prédica del Apóstol Mayor también! Aquí un extracto de lo más importante.

En Filemón 25 es donde está esta frase: «La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu». Esto también es válido para nosotros, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en seguida al comienzo. «La gracia es un regalo de Dios». No nos la podríamos ganar ni la podríamos pagar, siguió diciendo. Y tampoco nos la hemos ganado.

Gracia número 1: Nuestra vida terrenal

Dios nos regaló la vida, nos dio fuerzas. «Le debemos todo a la gracia de Dios». Pero cuando Dios regala un don, también da una tarea. Los regalos de Dios no son sólo para nosotros, constató el Apóstol Mayor Schneider. Dios más bien nos convoca: «Con lo que te he dado debes colaborar a que les vaya mejor a las personas que te rodean».

Gracia número 2: El reconocimiento de que el Señor es Dios

Una importante gracia de Dios es el Evangelio, continuó el Apóstol Mayor. Reconocer que Jesucristo es Dios, es gracia. El hombre no puede llegar a esta conclusión por su propia sabiduría. «También reconocemos que Jesucristo ha venido para la salvación de los hombres y no para resolver los problemas del mundo ni para hacer posible una mejor vida sobre la tierra». Por eso, servirlo es un asunto del corazón: «No depende de las obras, depende del corazón». No sólo es importante lo que hacemos, sino con qué actitud lo hacemos.

Gracia número 3: La gracia del Bautismo

«¡Este es un formidable acto de gracia de Dios!», expresó el Apóstol Mayor. Por el Bautismo es lavado el pecado original y Jesucristo abre el camino para llegar a Dios. Ningún ser humano se lo puede ganar. Sin embargo, «en el Bautismo –y más tarde en la Confirmación– hemos hecho una promesa. Como Dios nos regala esta gracia en el Bautismo, hemos prometido luchar contra el pecado y seguir a Jesucristo con fe y obediencia». El que es consciente de la gracia del Bautismo, el que se acuerda de su promesa no se acerca a Dios para exigirle señales o pedir alguna cosa de Él: «Dios, al fin y al cabo, podría decir: Tú me has prometido que me seguirías con fe y obediencia, ¡ahora debes creer!».

Gracia número 4: El perdón de los pecados

Dios nos regala el perdón de los pecados: «No podemos pagar nada para recibirlo, no nos lo podemos ganar, ¡es una gracia!». Y como sin el perdón no podemos acercarnos a Dios, dijo el Apóstol Mayor Schneider, «lo anhelamos». Y su llamado fue: «Aunque alguna vez estés muy lejos de Dios y hayas caído profundamente en el pecado, acuérdate del hijo pródigo. Dios no te olvida. Él te acepta cuando regreses. ¡Vuelve!».

Pero también aquí tenemos una tarea, siguió diciendo el Apóstol Mayor: Dios no sólo nos perdona a nosotros, sino también a nuestro prójimo. «Y Él no nos pregunta si estamos de acuerdo o no. Él perdona a quién Él quiere y no nos pregunta qué nos parece». De esto sólo se puede sacar como conclusión: «No nos corresponde juzgar a nuestro prójimo, todo lo contrario, perdonemos a nuestro prójimo así como nosotros hemos sido perdonados».

Gracia número 5: La elección

Al respecto dijo el dirigente de la Iglesia: «Por gracia somos hijos de Dios, Él nos dio el don del Espíritu Santo, la garantía de la vida eterna. No nos lo pudimos ganar, no lo hemos ganado». Naturalmente, podemos acercarnos a Dios con deseos y peticiones, pero no iniciamos un proceso contra Dios porque no nos da esto o aquello.

Gracia número 6: La perfección

Y una última gracia agregó el Apóstol Mayor en el Servicio Divino de Luanda: «Sólo por gracia alcanzaremos la perfección». Ningún ser humano será perfecto cuando venga el Señor. Tampoco la Iglesia será perfecta cuando aparezca el Señor. Pero, «no nos dejemos inquietar y sigamos luchando. A aquellos que luchan hasta el final, Dios les regalará gracia y serán perfeccionados».

julio 11, 2018

Autor: Peter Johanning

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