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Reñir con Dios y experimentar a Dios

septiembre 23, 2017

Autor: Dinara Ganzer

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Sordo y Pastor, ¿puede ser? Pero seguro: Frank Jensen (50) de Wiesbaden (Alemania) informa sobre su camino de la vida y de la fe, el que lo lleva a pertenecer hoy nada menos que a tres comunidades.

Cuando Frank vino al mundo, su padres –Marianne y Manfred Jensen (hoy Anciano de Distrito e. d.)– no notaron que su alegre bebé ya era sordo de nacimiento. Solamente cuando la madre de Frank observaba a su sobrina cuatro meses menor, tenía el sentimiento de que algo no estaba bien. Con alrededor de un año, los padres hicieron revisar a su hijo.

Unos años más tarde se descubrió que Marianne Jensen había tenido una infección por rubéola durante el embarazo. A menudo los médicos en esos casos proponen a los padres una interrupción del embarazo. Marianne y Manfred Jensen se alegraron a posteriori porque la rubéola se detectó recién más adelante. También Frank está visiblemente conmovido: «Agradezco al amado Dios que me ayudó a poder comenzar mi vida».

Frank creció al cuidado de su familia. Con la ayuda de una lengua de señas muy sencilla se comunicaba con sus padres y más tarde también con su hermana Marlies. Recién tomó conciencia de su sordera cuando concurrió el primer día a la escuela para sordos. «Ví a otros niños haciendo señas. Los maestros hablaban. Y yo no entendía a nadie». En la escuela, Frank aprendió la lengua de señas alemana. Y entonces adquirió seguridad en sí mismo para confesar: «soy sordo» y surgió en él el deseo de unir para él el mundo de los que oyen y el mundo de los sordos.

El primer «auténtico» Servicio Divino

La fe nuevoapostólica siempre fue muy importante para la familia Jensen. Para Frank de niño significaba, primero, ir con los demás y perseverar, pues no había experiencia con sordos en la comunidad. «Estaba sentado junto a mi madre, miraba el coro y el recinto, muchas veces me aburría. Pero me gustaba ir, pues siempre me sentía bien en la casa de Dios. No me lo podía explicar. Lo que se hablaba no lo entendía, pero sí lo sentía con el corazón», informa el Pastor Jensen.

Su primer «auténtico» Servicio Divino, Frank Jensen lo pudo experimentar en Dortmund. En aquella época ya tenía 12 años. Poco antes su padre se había enterado de que el Anciano de Distrito Günther Lierse oficiaba Servicios Divinos para personas con problemas auditivos en Dortmund (Alemania). La madre emprendió el viaje con Frank. «¡Servicio Divino con señas! ¡Yo estaba entusiasmado!», se regocija todavía hoy Frank Jensen. Su madre informó después del Servicio Divino cómo Frank por el esfuerzo que hacía, tenía los ojos enrojecidos por no perderse ninguna seña. Después la madre viajó regularmente a Dortmund con Frank.

Felices por el efecto de los Servicios Divinos en su hijo, los padres hablaron con el entonces Apóstol de Distrito. El 8 de agosto de 1982 tuvo lugar el primer Servicio Divino para sordos en Hesse. Desde 1984 en la Iglesia regional Hesse/Renania-Palatinado/Sarre se realizan regularmente Servicios Divinos para sordos. Desde mayo de 1998 se reúnen en la comunidad Lich.

Altos y bajos en la fe

De niño nunca recapacité sobre mi sordera, dice el Pastor Jensen. Tanto más se ocupó de su problema en su juventud. «Reñí con Dios. Ya antes de mi Confirmación le pregunté por qué los demás pueden oír y yo soy sordo. No recibí respuesta. Pero seguí orando para poder experimentarlo y en mi voto de la Confirmación confesé mi fe», cuenta. «Siempre tuve la esperanza de poder quedar junto a mi familia en la casa de Dios. Estoy agradecido al amado Dios de que hasta el día de hoy sea así».

Es notable que Frank Jensen es un miembro activo en nada menos que en tres comunidades nuevoapostólicas: además de su comunidad natal Wiesbaden y de la comunidad para sordos en Hesse, pertenece oficialmente hace muchos años también a la comunidad para sordos de la Iglesia regional Alemania del Sur.

Activo como portador de ministerio

En las tres está activo también como portador de ministerio, aunque estaba muy seguro de que, por ser sordo, nunca tendría un ministerio. Frank Jensen tenía 20 cuando se le preguntó si estaba dispuesto a servir como Subdiácono. «Fue algo muy inesperado, pero naturalmente podía y quería ayudar, apoyar».

Once años más tarde Frank Jensen fue colocado en el ministerio de Diácono. «Eso me sorprendió muchísimo porque antes no habíamos conversado nada al respecto». ¿Y cómo reaccionó cuando se enteró de que iba a recibir el ministerio de Pastor? «Pensé que había entendido mal».

En agosto 2015 fue ordenado como Pastor. «Ahora algunas cosas cambiaron. Como Pastor soy llamado a colaborar, no sólo en los Servicios Divinos para sordos. Reparto la Santa Cena. Atiendo a un matrimonio mayor en mi comunidad natal. Este Pastor en descanso domina la lengua de señas y tradujo para mí durante muchos años», informa el Pastor Jensen. «Tengo mucho para aprender todavía», dice y está muy agradecido a los dirigentes de ambas comunidades para sordos por guiarlo con tanto amor.

¿Y qué significa esta nueva tarea para él? «Experimento a Dios en mi encargo ministerial y en la comunión con los hermanos y hermanas en la fe. Dios me ha llamado. Le estoy agradecido por su ayuda, pues sólo por Él es posible colaborar como siervo en la Obra de nuestro Señor».

septiembre 23, 2017

Autor: Dinara Ganzer

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