Bangui/Zúrich. «Os rogamos: No os canséis de orar por nosotros, porque nuestro Padre celestial es el único que puede traer paz a este país.» Con este llamamiento emotivo termina la noticia personal de los cristianos nuevoapostólicos en la República Centroafricana.
Desde 2012 existe una guerra civil en el país. Se enfrentan los mayoritariamente cristianos Anti-Balaka a los predominantemente musulmanes Séléka. Robos, asesinatos, saqueos, secuestros y violaciones son el día a día según los informes de las Naciones Unidas. Durante las últimas semanas la violencia se ha vuelto a superar.
Hace poco, estos enfrentamientos han paralizado por completo a la capital de Bangui según comentan los colaboradores nacionales de la Iglesia Nueva Apostólica en un e-mail dirigido a la dirección de la Iglesia en Canadá. «Las milicias han levantado barricadas en todas las calles de la ciudad.» La vida pública se ha parado completamente, sólo las tropas de seguridad de la ONU se han dejado ver. A pesar de la labor de los cascos azules «vivimos en un tiempo difícil». Las armas ahora son la cosa más normal del mundo y la gente vive con miedo ya que saben que «han desaparecido los valores humanos.»
Zona roja
No sólo la oficina de representación de la Iglesia se encuentra en plena zona roja de Bangui. Las comunidades también se están viendo afectadas. Los testigos oculares informan que los cuidadores espirituales locales vigilan noche tras noche los edificios eclesiásticos, con la ayuda de hermanos de la juventud. Los saqueos y los robos armados continúan produciéndose cada vez más.
En la República Centroafricana unas 24.000 personas confiesan la fe nuevoapostólica, según informa la dirección de la Iglesia en Canadá. La mitad de aproximadamente 320 comunidades se sitúa en las zonas que son objeto de disputas. Varias iglesias han sufrido daños en la guerra civil. Se estima que entre 1000 y 1500 miembros de las comunidades se han visto obligados a huir. Se están celebrando servicios divinos en la medida de lo posible bajo estas circunstancias. De momento, no es posible que la dirección de la iglesia visite el país. El contacto con los cuidadores espirituales se realiza vía el país vecino, la República Democrática del Congo. Además, se intenta ayudar a los miembros de la Iglesia a través de acciones humanitarias.
Las personas huyen
Según los datos de la ONU, más o menos una cuarta parte de los 4,6 millones de los centroafricanos han emprendido la fuga. En torno a 2,2 millones de personas dependen de ayudas humanitarias. El secretario general de la ONU Ban Ki-moon teme un genocidio cual se produjo a mediados de los años noventa en Ruanda: «La limpieza étnica/religiosa es una realidad en el país.»
«Nuestras oraciones acompañan a las personas en la República Centroafricana», recalca el Obispo Peter Johanning, portavoz de la Iglesia Nueva Apostólica Internacional: «Esto no se limita a nuestros hermanos en la fe, sino se aplica a todos aquellos que sufren las consecuencias de la guerra civil.»