“Fue la primera vez que pude viajar a esta parte de la provincia de Kivu del Norte”, escribe el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. Y eso significa mucho, porque durante largos años estuvo viajando como Apóstol de Distrito por la República Democrática del Congo.
La región de Kivu del Norte lleva más de veinte años asolada por la guerra. Varios cientos de miles de personas han tenido que abandonar sus pueblos con todas sus pertenencias. Sin embargo, durante la visita del dirigente de la Iglesia internacional, el sábado 2 de julio de 2022, más de 2.600 creyentes se reunieron en un campo. Algunos de ellos habían caminado cuarenta kilómetros para llegar a Bihambwe, una pequeña ciudad a unos 80 kilómetros de la orilla norte del lago Kivu. “Para todos los participantes, ese día será inolvidable”.
¿Dónde está tu Dios?
Así, la elección del texto bíblico como base para la prédica es una palabra muy contundente: “¿Por qué han de decir las gentes: ¿Dónde está ahora su Dios? Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho” (Salmos 115:2-3). El Apóstol Mayor Schneider sacó como conclusión: “Dios quiere nuestra salvación. Jesucristo dio su vida por nosotros. El Espíritu Santo nos prepara para su retorno. Dios nos da la fuerza para soportar nuestras pruebas. Permanezcamos fieles a Él, pase lo que pase”. En su prédica se explayó al respecto:
El salmista subrayó la diferencia entre el Dios de Israel y los ídolos de los pueblos vecinos. El Dios eterno es invisible, pero está vivo y es todopoderoso, mientras que los ídolos son solo imágenes creadas por los seres humanos. La gente de hoy se enfrenta a menudo a la pregunta de dónde se puede encontrar a Dios. En primer lugar, “porque no podemos ver a Dios. Se apareció a la humanidad en Jesucristo, el Hijo de Dios que adoptó la condición de hombre. Pero desde su ascensión, Jesucristo ya no es visible para los seres humanos”.
Y, además, “porque el maligno nos hace ver de una u otra forma que
- Dois no realiza milagros espectaculares;
- Él no hace nada para detener la violencia, la injusticia y el mal en todas sus formas;
- parece estar del lado de los impíos que tienen más éxito que los creyentes;
- no ha respondido a algunas de nuestras oraciones;
- su Hijo aún no ha venido otra vez”.
¡Él está aquí!
Al principio, esto parece un dilema al que se enfrentan los cristianos creyentes hoy en día. Pero: “No nos dejemos desanimar por esos comentarios. El Espíritu Santo nos da las respuestas adecuadas”, aseguró el Apóstol Mayor. Nos enseña que Dios “está en los cielos”. Sus pensamientos y acciones van más allá del entendimiento humano:
- “Dios hace lo que quiere”. Creó a los seres humanos para que vivieran en perfecta comunión con Él y con los demás.
- Creará una nueva tierra en la que los hombres podrán volver a vivir en comunión con Él y unos con otros.
- El Espíritu Santo nos recuerda una y otra vez los sufrimientos que el Hijo de Dios padeció en esta tierra. Así, puede entender a los desfavorecidos porque compartió su destino: “Cuando nos sentimos poco o nada apreciados, el Espíritu Santo nos recuerda que Jesús nos mostró su amor al estar dispuesto a morir por nosotros”.
Esteban, un ejemplo
Después de todo, el Señor siempre estuvo del lado de los débiles y los marginados. En su prédica, el Apóstol Mayor recordó al Diácono Esteban. La ayuda de Dios no fue para librarlo de sus enemigos, sino para darle la fuerza de permanecer fiel hasta el final.
Dios está presente, en el Servicio Divino y también en nuestro corazón. “¡Y estamos decididos a que lo siga estando, pase lo que pase!”.