El Apóstol Mayor dice de Josué que fue un verdadero siervo de Dios y lo presenta como ejemplo. Qué puede enseñarnos este varón del Antiguo Testamento sobre el lema del año: “Servir y reinar con Cristo”.
Josué había atravesado el desierto con el pueblo de Israel bajo el liderazgo de Moisés y creyó en la promesa de Dios. Se convirtió en el sucesor de Moisés y pudo entrar en la tierra prometida. Poco antes de morir recordó a los israelitas que Dios había cumplido su promesa y dijo: “Pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.
El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider utilizó este pasaje bíblico de Josué 24:15 como base para el Servicio Divino del 8 de enero en Nairobi (Kenia). Al principio, Josué sirvió a Dios porque confiaba en Él. “Y más tarde, cuando vio que Dios había cumplido su promesa, lo sirvió por gratitud”.
Servir y reinar
El Apóstol Mayor trajo el hecho del Antiguo Testamento a la actualidad: “Esto también es válido para nosotros. Hemos recibido de Dios una maravillosa promesa de Dios”, que es la de entrar en su reino y servir y reinar con Él por toda la eternidad. “Serviremos al Señor, lo alabaremos y adoraremos, y a menudo digo que incluso después de 10.000 años seguiremos teniendo motivos para alabar y dar gracias al Señor”, dijo el Apóstol Mayor. Y “compartiremos su dominio sobre el pecado y el mal”.
Hay motivos para dar gracias por muchas cosas que ya han sucedido: el sacrificio de Jesús, la elección de Dios, los Sacramentos. “La victoria ya la logró, pero las consecuencias de esta victoria aún no son todas visibles”, dijo el Apóstol Mayor. “Ya somos hijos de Dios, pero lo que seremos aún no es visible”.
El qué y el cómo
Por confianza y gratitud por lo que Dios ya ha hecho, los cristianos sirven a Dios. Y lo hacen
- asistiendo al Servicio Divino: “Nos reunimos en el Servicio Divino para adorar a Dios, para alabar su nombre”.
- reconociendo su voluntad: “Los que quieren servir y honrar al Señor reconocen su ley y sus mandamientos, y aceptan que su voluntad es más importante que la propia”.
- ayudando: “Ayudemos a las personas a encontrar el camino que conduce a Dios”, dijo el Apóstol Mayor. “Y es nuestro deseo que nuestro prójimo pueda experimentar el amor de Dios a través de nosotros”.
“Sirvamos con Cristo. Y Cristo dijo: ‘No sirvas al Señor siguiendo una serie de reglas’”. En cambio, se debe servir de la siguiente manera:
- Con amor: “Jesús dijo que el mandamiento más importante es el del amor”, dijo el Apóstol Mayor. “Servimos al Señor por amor y por eso servimos únicamente a Él. No necesitamos otro dios ni otro ídolo”.
- Para gloria de Dios: “Sirvamos a Dios con Cristo, no para nuestra propia gloria, sino para la gloria de Dios”.
- Para tener comunión con Dios: “Servir con Cristo significa que lo más importante para mí es estar con Cristo, no el tener éxito”.
- Estando bajo sufrimientos: “Servir con Cristo significa que estoy dispuesto a servir al Señor, aunque tenga que soportar sufrimientos y penas por servirlo”.
- No queriendo castigar al prójimo: “Muchos pretenden ser siervos de Dios y están convencidos de que su misión es castigar a los pecadores y poner todo en orden. Pero Jesús dijo: ‘Mi reino no es de esta tierra. Quiero que améis a los pecadores, no que los castiguéis’”.
- Amando a tu prójimo: “No puedes servir al Señor si odias a tu prójimo”.
- Sirviendo a tu prójimo: “Servir al Señor también significa ser siervo de tu prójimo”.
Servir con toda la casa
Josué dice que quiere servir a Dios con todos los que le han sido confiados. Los cristianos también tienen este deseo. “Pero no podemos obligar a nuestro prójimo a servir al Señor”. Cada uno tiene la libre elección de hacerlo, y eso es bueno. “Así que lo único que podemos hacer es motivarlos para que sirvan al Señor”. Eso funciona mejor, si uno es sincero y veraz en lo siguiente:
- Ser agradecido: “Nuestra gratitud es sincera cuando resulta de nuestra humildad”. Y “cuando estamos verdaderamente convencidos de que todo se lo debemos a Dios”.
- Ser paciente: “Y aunque tengamos que esperar mucho tiempo para ver el resultado de nuestro servir, aunque la bendición aún no sea visible, tenemos confianza en Dios y no nos rendimos porque estamos convencidos de que Dios cumplirá su promesa”.
- Amar a Dios: “Nada de lo que ocurra en la tierra puede destruir el verdadero amor a Cristo”.
- Amar al prójimo: “Los que aman de verdad a su prójimo quieren que su prójimo tenga lo mismo que ellos y no quieren ser un poco más que él”.
- Ofrendar: “La sinceridad puede medirse por las ofrendas que estamos dispuestos a traer, por las cosas a las que estamos dispuestos a renunciar para tener verdadera comunión con Dios”.
“Cuando las personas vean que sus hermanos, sus padres o sus amigos sirven sincera y verdaderamente al Señor, cuando vean que estamos realmente dispuestos a servir al Señor con Cristo”, dijo el Apóstol Mayor, «entonces muchos de ellos reaccionarán como lo hizo el pueblo de Israel”. Ellos también quisieron servir a Dios como Josué.