La estación de lluvias torrenciales está punto de finalizar. Los vientos monzones ya no soplan, pero ha quedado la devastación provocada por los terremotos que sacudieron Nepal en la primavera. Este país recién comienza a transitar el largo camino que lo reconecta con la normalidad. Esta también es la situación del poblado de Sipapokhare en la región del Himalaya. Desde allí recibimos un reporte de Christy Eckhardt, corresponsal de nac.today.
Podemos avanzar a muy baja velocidad por las laderas montañosas a unos 50 kilómetros de la frontera con China. Las rutas sólo tienen un carril y son difíciles de transitar. A medida que avanzamos, nuestro vehículo de doble tracción debe atravesar, una y otra vez, deslaves que acaban de ocurrir. El último tramo del recorrido se hace a pie. Lo atraviesan senderos empinados sin barandales ni escalones. Este el relato de Christy Eckhardt sobre su camino a Sipapokhare. Ella trabaja en la administración de la Iglesia Nueva Apostólica en Canadá y, entre otras tareas, está a cargo del apoyo a proyectos humanitarios.
La situación no deja de ser crítica
La aldea ya no conoce actividades que puedan llamarse cotidianas. Si bien es cierto que los niños han podido volver a la escuela y los hombres a su trabajo, las condiciones de vida son todo menos normales. El terremoto de magnitud 7,2 que afectó todo el país en abril de 2015 y sus innumerables secuelas con magnitudes de hasta 6,7 han destruido todas las casas del poblado.
Las personas viven en refugios de emergencia que se construyeron con los materiales que había a mano: los escombros de las ruinas y las chapas onduladas de una primera campaña de ayuda inmediata. Aún así, los pobladores están librados a los elementos de la naturaleza. Los cobertizos apenas resisten las torrenciales lluvias monzónicas, la suciedad queda esparcida en el suelo y a falta de ventilación, el aire es difícil de respirar. Las familias, que carecen de instalaciones sanitarias, viven apiñadas.
Casas nuevas para 25 familias
La obra de ayuda humanitaria local “New Apostolic Trust of Nepal” se ocupará de ofrecer ayuda. En estos momentos, en Sipapokhare se ha previsto la edificación de casas nuevas para 25 familias. Son viviendas de un piso con habitaciones para dos y tres camas. Los sectores de planificación ya están trabajando en aspectos tales como las medidas de seguridad antisísmica y la normativa de construcción establecidas por el gobierno de Nepal y el comité de desarrollo urbano del poblado.
Según información de “New Apostolik Trust of Nepal”, es probable que los trabajos de construcción se puedan comenzar en enero de 2016. La organización facilitará los materiales y los planos para las obras. Las viviendas serán edificadas por los propios pobladores y por voluntarios bajo supervisión de técnicos en la materia.
Apoyo de EE.UU. y Europa
Según primeras estimaciones, el proyecto tendrá un costo de aproximadamente 15 millones de rupias nepalesas (equivalentes a unos 144.000 dólares estadounidenses). La obra local de ayuda humanitaria recibe ayuda financiera de varias instituciones de la Iglesia Nueva Apostólica: por un lado, de la Iglesia regional Canadá que tiene a su cargo la atención espiritual de los hermanos y de las hermanas de Nepal y, por el otro, de las organizaciones de ayuda humanitaria “NAK Diakonia” de Suiza y “NAK-karitativ” de Alemania.
En estos momentos, los ayudantes se están ocupando de otras medidas de ayuda urgentes. Entre ellas está la mejora de la situación sanitaria para prevenir enfermedades. Estas medidas contemplan la colocación de instalaciones sanitarias completas para uso comunitario.
Edificio de iglesia como depósito
Y, finalmente, en la lista de trabajos de reconstrucción falta mencionar el edificio de la iglesia en Sipapokhare. Los terremotos no destruyeron totalmente la iglesia; sus valores estáticos mínimos también se han conservado, lo que todavía garantiza la estabilidad de la construcción. Pero el edificio debe ser restaurado.
En estos momentos, la iglesia se utiliza como depósito de alimentos. En el ínterin, el abastecimiento de alimentos ha mejorado bastante, pero siguen faltando lugares secos donde almacenarnos.
Conmovedora hospitalidad
Christy Eckhard regresó de su viaje a Nepal con un cúmulo de impresiones que permanecen en ella. Recién al tiempo de llegar al lugar tomó conciencia cabal de la situación de seguridad y se asustó. “Cierto día me llamó la atención que hubiera tan poco tránsito en las calles”. Más tarde se enteró que era por los disturbios políticos y que ese día se había difundido una advertencia de no salir a las calles o de trasladarse. “El conductor, simplemente había confiado en el color verde de la chapa patente del vehículo”, que se coloca en los vehículos de los turistas para identificarlos.
Lo que más conmovió a la corresponsal Eckhardt de nac.today fue la hospitalidad de los nepaleses. Comentó, por ejemplo, que hizo una visita a una anciana que le sirvió algo de comer. “Ella no sólo compartía lo poco que tenía, sino que además se tomó el trabajo de ofrecerme su única banana en un plato”.