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Sólo cuenta el amor

mayo 13, 2017

Autor: Andreas Rother

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Típico en Pedro: eufórico, apasionado, grandilocuente, indiscreto. Y esta vez hizo algo bastante grave… Pero, ¿por qué el Señor entonces lo coloca como el principal de los pastores? Consideraciones en torno a la pregunta «¿Me amas?».

Al principio todavía era un poco entretenido: como ser cuando Jesús atravesó la tormenta y Pedro creyó que también tenía que poder caminar sobre el agua. Después de algunos pasos, el valor de la fe lo abandonó. La mano de Jesús le ayudó cuando se hundía.

La cosa se puso seria en el huerto de Getsemaní, cuando Jesús fue apresado. ¿Cuántas veces le había explicado a Pedro cuál sería el camino que tenía de recorrer … para la salvación de todos? Y no obstante, el discípulo se opuso con la violencia de un arma e hirió gravemente a un hombre. Otra vez fue la mano de Jesús la que preservó a Pedro de sucumbir.

Punto culminante del fracaso

Pero ahora Pedro había cometido su gran error en cuestión de «fracasos»: acabada de darse importancia diciendo que seguiría a Jesús hasta la muerte. Y después ni siquiera lo siguió hasta el palacio del sumo sacerdote. En lugar de hacerlo, se calentó afuera junto al fuego de carbón de leña de la servidumbre.

Mientras que Jesús adentro hacía su confesión palabra tras palabra ante el concilio, lo cual lo llevaría inevitablemente a la muerte, Pedro negó la más pequeña confesión a su Señor: primero lo negó, después lo juró y finalmente huyó, no, él no formaba parte de ellos. Y eso que Jesús lo había precavido justamente de esa situación.

Perdón a nivel tres

Otro fuego de carbón de leña, hay peces asándose sobre él. Los discípulos no habían pescado nada en la noche. Pero salieron otra vez y arrojaron las redes del otro lado. Por indicación del hombre en la orilla, en el que reconocieron –recién cuando las redes estuvieron llenas– al Señor resucitado. Ahora están tomando el desayuno juntos.

Jesús llama a Pedro a un lado. Seguramente caminaron un poco por la orilla del lago de Genezaret, al que algunos también llaman Tiberias. El Señor pregunta a su discípulo si lo ama –por tres veces. Parece que quiere borrar la culpa de la triple negación. Pero hay mucho más detrás.

Calidades del amor

«¿Me amas más que éstos?». Así puede traducirse la primera pregunta de Jesús. Si con ello alude a los peces como fruto del trabajo, sí, Pedro está dispuesto a dejar una vez más la seguridad de su existencia material. Y si con ello se refiere a los demás discípulos, no, a Pedro hace mucho que no le sienta bien el luchar por un rango. En la vergüenza de haberse negado, se reconoció a sí mismo.

«¿Me amas absoluta e incondicionalmente?». Así se puede transmitir la segunda pregunta de Jesús. «Te amo», responde Pedro. Esto tiene otra calidad que lo preguntado, pero es sincero. Tiene en claro que su anterior euforia estaba orientada a un Jesús como le hubiese gustado tener: como un héroe brillante y no como una víctima padeciente.

«¿Me amas?». Al final Jesús utiliza las mismas palabras que Pedro. Con un suspiro oye: «Señor, tú lo sabes todo». Llegaron a lo profundo de su corazón, con un amor puro, sincero. Esto es todo lo que Jesús necesita para transmitir a Pedro la responsabilidad del rebaño de Cristo: el encargo de apacentar y cuidar los corderos y las ovejas, de atender y proteger a grandes y pequeños.

Qué nos dice esto

¿Qué significa este encuentro de Juan 21 hoy para nosotros? Muy sencillo:

  • No importa quién eres, lo que sabes y lo que realizas, solamente importa tu amor sincero a Jesús.
  • Un amor que no se arma a un Salvador según como se lo imagina. Jesús te ama así como eres, ámalo tú también así como Él es.
  • Él conoce tus debilidades y sin embargo, te quiere tener a su lado. Reconoce tú también tu debilidad, pues más allá de ella está el fondo de tu corazón, en el cual encuentras el verdadero amor.

O como lo formula 1 Juan 4:16: «Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él».

Foto: Photographee.eu – Fotolia

mayo 13, 2017

Autor: Andreas Rother

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