A veces tenemos que cruzar montes espirituales para anunciar el Evangelio. Pero no solo estos montes están en el camino, sino que cada creyente tiene que superar montes personales. En un Servicio Divino, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider explicó cómo se hace.
El pueblo de Israel está lejos de su patria, exiliado en Babilonia. La ciudad santa de Jerusalén yace en ruinas. El pueblo está descontento. Y entonces viene Isaías y proclama: “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!”. Esta palabra de Isaías 52:7 fue la base del Servicio Divino del 18 de diciembre de 2022 en Amnéville (Francia).
Difundiendo el mensaje
El Apóstol Mayor dijo a los hermanos en la fe que Pablo había utilizado esta palabra para referirse a la prédica del Evangelio (Romanos 10:15). También entonces la gente vivía en el exilio “porque estaban lejos de Dios a causa de la caída en el pecado”. Pero Pablo tenía buenas nuevas para proclamar: “Dios ama a los seres humanos, envió a su Hijo a la tierra para liberarlos del exilio. Jesucristo ha venido, ha obtenido la victoria sobre el mal”.
“Y este mensaje sigue siendo actual”, dijo el dirigente de la Iglesia. Hay injusticia, luchas, problemas, “porque los seres humanos siguen viviendo lejos de Dios”. También hoy el mensaje trae esperanza: “El Espíritu Santo dice a los seres humanos lo mismo que dijo entonces al pueblo de Israel en el exilio: ‘No tengáis miedo, el futuro no es sombrío, el futuro es luminoso. Al final siempre es Jesús quien vence’”.
El Apóstol Mayor explicó la formulación un tanto extraña del pasaje bíblico para los oídos modernos. Es una expresión típica, que los pies del que trae alegres nuevas son hermosos. Hoy se diría más bien: “Qué hermoso es ver al mensajero que cruza el monte a toda prisa para traer las buenas nuevas”.
Los portadores de ministerio superan montes
Los mensajeros que Dios envía hoy son los portadores de ministerio ordenados. Todos responden al llamado de Dios y anuncian el Evangelio. “No lo hacen porque tienen que hacerlo, porque sinceramente no tienen otra cosa que hacer y siempre ha sido el sueño de su vida, lo hacen porque creen profundamente en el mensaje, porque aman a Dios y porque aman a la Iglesia”. Los portadores de ministerio siempre tienen que superar montes:
- Montes de obligaciones: “Tienen que trabajar, tienen muchas preocupaciones personales”. Esto no es diferente de cualquier otro creyente.
- Condiciones difíciles: “El resultado no siempre es visible a primera vista. A veces es como un monte que uno tiene que superar para motivarse y a veces se cosecha más crítica que agradecimiento”.
- Montes de su propia debilidad: “Y también aquí atraviesan el monte de su propia imperfección, de su propia comodidad, de sus propias ideas, para ponerse al servicio del Eterno”.
Por estos sacrificios que hacen los portadores de ministerio habría que darles las gracias, dijo el Apóstol Mayor y también explicó inmediatamente cómo se puede hacer:
- “¡No nos concentremos en la persona! No hay nadie perfecto”.
- “Concentrémonos en el mensaje de la redención, la salvación, la paz, el futuro, en lugar de todo lo que gira alrededor”. A la vez que celebraba las actividades que tienen lugar en la Iglesia, el Apóstol Mayor dijo: “Pero no debemos olvidar lo esencial”.
- “Intercedamos por nuestros portadores de ministerio ordenados y apoyémoslos en sus tareas”.
Y eso se aplica también a los muchos hermanos y hermanas en la fe que asumen tareas voluntarias en la Iglesia sin un encargo ministerial, añadió.
Montes personales y cómo superarlos
Dios llama a todo cristiano a ser mensajero del Evangelio. “Cuando miro alrededor de las comunidades, veo a muchos mensajeros cruzando montes para predicar el Evangelio y personalmente lo encuentro muy, muy hermoso”.
A continuación, el Apóstol Mayor señaló cuáles son estos montes y cómo superarlos:
- Confesar a pesar de los montes de incomprensión, rechazo y burlas. “Es hermoso ver a estos mensajeros escalando este monte de impiedad”.
- Creer a pesar de los problemas. “Es hermoso ver a estos mensajeros que sigan anunciando el amor de Dios y su confianza en Dios a pesar de todos los montes de aflicciones y dificultades a los que se enfrentan”.
- Perdonar los agravios del prójimo. “Quien cree de verdad en el Evangelio, en el amor de Jesús, es capaz de superar este monte de agravios, de resentimiento, y llevar al prójimo el mensaje del perdón”.
- Ayudar a pesar de los montes de sus propias preocupaciones. “A pesar de las dificultades a las que se enfrentan, muchos hermanos y hermanas siguen encontrando tiempo para servir al prójimo”.
- Juntos a pesar de las diferencias. “Qué grandes son estos mensajeros capaces de vencer los montes que quieren dividirnos. Concentrémonos en lo que nos une”.
Si bien el Servicio Divino había comenzado algo sombrío, hablando de aflicciones, terminó esperanzado, con una mirada a los mensajeros que Dios envía para anunciar su Evangelio, las buenas nuevas. “Tenemos muchos siervos que nos anuncian este mensaje y están dispuestos a superar montes para hacerlo; no piden salario, no piden que les lustren los zapatos”, dijo el Apóstol Mayor. “Cada uno de nosotros es un mensajero para proclamar al mundo, a pesar de todos los montes que puedan rodearnos: ‘Yo creo en Jesucristo a pesar de todas las aflicciones, sé que Dios me ama y confío en que me ayudará’”.