Es fácil subestimarlo. Pero el que lo mira dos veces puede reconocer en él a un pastor con un corazón enorme. El Apóstol de Distrito Markus Fehlbaum pasa a descanso en este fin de semana.
El que entra a la «casa Fehlbaum» se encuentra con dibujos infantiles en las paredes ya desde la escalera. Y hay Biblias por todas partes en su vivienda, las hay en los idiomas más diversos. Y esto cuenta una historia.
Para empezar, Markus Fehlbaum es ingeniero: nacido en septiembre de 1951, doble padre, doble abuelo, estudió topografía, se recibió de ingeniero civil. Y trabajó como especialista en construcción de calles: en la ciudad de Biel, en el cantón de Berna y finalmente en la respectiva Oficina Federal de Suiza.
De todos modos, como Apóstol de Distrito dista mucho de ser un tecnócrata. Su trayectoria en la Iglesia comienza en 1971 con el ministerio de Subdiácono, alcanzando en 1983 el ministerio de Pastor. En 2004 llega a Evangelista de Distrito. Ya en ese momento se lo ve como el posible sucesor del Apóstol de Distrito Armin Studer. Y entonces todo sucede muy rápido: 2006 Obispo, 2007 Apóstol, 2008 Apóstol de Distrito.
En medio de su rebaño
En el medio, ese es su lugar preferido: en el medio está sentado en el concierto como el anfitrión y no en el lugar 1, fila 1. En medio de los hermanos y hermanas está parado en incontables fotografías. El cronista casi desespera cuando intenta hallar un retrato clásico de él. Preferentemente está en medio de una multitud de hermanos sonrientes.
Los niños y los jóvenes ocupan un lugar especial en el corazón de Markus Fehlbaum: para su despedida de la actividad ministerial activa, deseó la colaboración de uno coro de jovencitos. Y también con los niños vincula el Servicio Divino más emotivo que vivió desde el altar: fue cuando pudo mirar a los ojos de los niños de un hogar en Rumania. Esto y la consiguiente visita en el lugar no lo dejaron descansar, ni en la noche posterior ni en la misión caritativa que realizó más adelante.
En el medio, también lo está en el nuevo mundo de los medios sociales: casi ningún Apóstol de Distrito está tan activo en Facebook como él. Y lo hace de una forma que no recomendaría necesariamente un profesional de relaciones públicas. Pero eso a él no le molesta: se muestra allí así como es, no con una imagen brillante y reluciente, sino con su perfil natural, como un hombre como tú y yo.
Trabajador, flexible, madrugador
Ideas tiene muchas. Y estas a veces ya salen de él a borbotones a las cuatro y media, cinco de la mañana, hora en la que empieza a enviar e-mails. Pues el Apóstol de Distrito Fehlbaum no es sólo un madrugador, sino un verdadero trabajador infatigable. Y en su trabajo a veces se muestra tan creativo como flexible, lo cual requiere mucho de parte de sus colaboradores para estar a la altura de su jefe.
No hace alarde de sus principios ni es un fanático del orden. Puede suceder alguna vez el olvidarse su pasaporte para un viaje al extranjero. Pero en situaciones como esas saca provecho de su talento para la improvisación: una vez logró pasar sólo con su licencia de conducir por todos los controles del aeropuerto.
Talento para los idiomas y celo misionero
Un aporte a la prédica en español, no es nada desacostumbrado en los EE.UU. Pero causó asombro cuando en Pentecostés en Washington el Apóstol Mayor llamó para ello precisamente a un suizo: Markus Fehlbaum ya como Evangelista de Distrito estuvo de viaje visitando España e Italia.
Hoy puede oficiar Servicios Divinos en ambos idiomas, además de alemán, francés y rumano. Y difundir el Evangelio no significa para él una carga, sino una tarea que lo llena de alegría.
Internacionalidad y celo misionero, estas dos cualidades le hicieron posible abrir una puerta en Cuba para la Iglesia Nueva Apostólica: después de décadas ahora es posible realizar allí Servicios Divinos en forma oficial.
En sus logros, el Apóstol de Distrito saliente se valió de un rasgo muy especial de su carácter: su aspiración por el consenso. Su propósito no era esquivar los conflictos, sino que su gran corazón de pastor buscaba siempre con toda tenacidad llegar a una solución en armonía general.