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Tentación a la quinta potencia – Jesús enseña a vencer

junio 27, 2017

Author: Andreas Rother

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Hay uno que realmente entiende, porque Él mismo padeció. Y hay uno que puede socorrer, porque Él mismo lo logró. Jesucristo mostró cómo se pueden vencer las tentaciones. Ahora sólo hay que seguir su ejemplo.

«Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados». Así dice el texto bíblico de Hebreos 2:18, sobre el que predicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 26 de marzo de 2017 en Évreux (Francia).

El Hijo de Dios adoptó la condición de hombre para compartir el destino de la humanidad. Y efectivamente, Cristo experimentó todo el espectro de padecimientos humanos en el cuerpo, como el hambre, la sed y el dolor, y en lo espiritual, como la injusticia, el desprecio y la traición.

La tentación

Y no menos que cualquier hombre, estuvo expuesto el Hijo de Dios a las tentaciones del maligno, dijo el Apóstol Mayor y mencionó cinco ejemplos.

  • Riqueza, fama y el saber que «sería mucho más fácil si no me atuviese tan exactamente a la voluntad de Dios». Con esto estuvo confrontado Jesús en el desierto. «Todos estamos expuestos a la tentación», de hacer una pequeña excepción, de decir una pequeña mentira, por un poco más de bienestar y reconocimiento.
  • En el desierto, delante de los fariseos, hasta en la cruz, una y otra vez fue expresada a viva voz la duda: «Si eres Hijo de Dios, …». Esto también es parte de nuestra tentación: el espíritu de abajo trata de poner en duda nuestra filiación divina. «¿Crees realmente que has sido llamado?»
  • Por Pedro, Jesús se vio tentado a cuestionar el plan de salvación de Dios: «En ninguna manera esto te acontezca». Una y otra vez somos tentados a querer imponer nuestra voluntad a Dios: «Si realmente me quieres salvar, sáname, dame bienes, y entonces regularé esto y aquello».
  • Los fariseos hacían preguntas tramposas con el objetivo de que la doctrina de Jesús se opusiese a la ley de Dios. «¿No nos pasa esto de tanto en tanto?». Ministerio de Apóstol, los difuntos, la espera del retorno, muchas veces la tentación dice: «Os cuentan historias en vuestra Iglesia».
  • La gran tentación la vivió Jesús en la cruz: el sentimiento de que el Padre celestial lo había abandonado. Esta tentación también la conocemos todos nosotros: «Clamamos a Dios. Pero no hay respuestas. Nos sentimos abandonados, traicionados, solos».

El socorro de Jesús

«Qué consuelo saber que Jesús fue tentado como nosotros», recalcó el Apóstol Mayor Schneider. Pues, «Él no sólo entiende tu padecimiento, Él padece contigo y por ti». Aún más, «Él nos puede socorrer. Él sabe qué es lo que funciona».

¿Y cómo es el socorro que brinda Jesús?

  • El resucitado se ocupa de que nunca seamos tentados más allá de nuestras fuerzas.
  • Si alguna vez somos derrotados por la tentación, Él nos concede su gracia.
  • Su vida dio un ejemplo: confiar en Dios y cumplir su voluntad.
  • Su palabra y la Santa Cena dan las fuerzas necesarias.
  • En su retorno nos librará definitivamente de la influencia del maligno.

Nuestra intervención

El que se siente inseguro, débil o dubitativo, puede dirigirse en todo momento a Jesús. El Director de la Iglesia dejó claro:

  • En la oración: «No dejéis de orar. Implorad al Señor y decidle: ‘Señor, no te quiero perder'».
  • En la Santa Cena: «La efectividad de la Santa Cena depende de tu deseo de estar en comunión con Dios».
  • En los asistentes espirituales: «Hablemos con ellos sobre nuestras dudas, nuestra lucha interior, nuestras debilidades, nuestro padecimiento». Aunque ellos no vienen «para resolver el problema, sino para orar con los que sufren y pedirle a Dios que resuelva el problema».

La conclusión del Apóstol Mayor: Como Jesús fue tentado y padeció como nosotros, puede entender nuestro padecimiento. Como Él venció el padecimiento y la tentación, puede socorrer a todos los que se dirigen a Él con confianza.

junio 27, 2017

Author: Andreas Rother

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