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Tiempo de pasión, de la Santa Cena hasta el concilio

marzo 30, 2015

Autor: Peter Johanning

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Ayer, Domingo de Ramos, comenzó el tiempo de pasión. Recordamos el camino del padecimiento de Jesucristo, quien sirvió abnegadamente a los hombres hasta sus últimas consecuencias.

Pasión significa tiempo de padecimiento. En este tiempo las Iglesias recuerdan la historia del padecimiento de Jesucristo, así como es explicado en los Evangelios. El tiempo de pasión no relata la historia de un héroe. Todo comienza con la institución de la Santa Cena. Jesús festeja en el círculo de sus discípulos. Pero uno, Judas, lo traiciona. Con pasos intermedios dramáticos, la vida del creyente queda socavada.

Domingo de Ramos

El Domingo de Ramos todavía se aclama a Jesucristo cuando entra en Jerusalén gritándole «Hosianna». La gente tiene en sus manos palmas y ramas de olivos.

Santa Cena con los discípulos

El Señor come con sus discípulos y Apóstoles por última vez el cordero de Pascua. Mientras todavía están reunidos, se quita su manto, toma una toalla y se la ciñe, pone agua en un lebrillo y lava los pies a sus discípulos. Pero uno de ellos lo va a traicionar: Judas Iscariote.

Getsemaní

Después de la cena, el Señor y los Apóstoles se dirigen al monte de los olivos. Jesús les dice a los discípulos que esa noche todos lo abandonarán. «Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo». ¡Qué grito del alma tan impactante! «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino hágase tu voluntad». También aquí Jesús se presenta como el que padece. Mientras todavía están hablando, viene Judas con una gran cantidad de soldados armados. Este besa a su Señor, quien replica: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?». Los soldados prenden a Jesús.

Pedro niega al Señor

Primero Jesús es llevado a la casa del sumo sacerdote Caifás. Simón Pedro va tras el séquito. Cuando una mujer lo reconoce, niega conocer a Jesús. Y lo hace en total tres veces. Entonces canta el gallo.

El interrogatorio ante el concilio

El Señor Jesús es interrogado. Testigos falsos lo acusan, es encontrado culpable. Al final dice abiertamente que Él es el Hijo de Dios: «Tú lo dices. Pero os digo que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo». Entonces el sumo sacerdote rasga sus vestiduras: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? ¡Es reo de muerte!»

De esa manera se han cumplido todos los presagios para lo que pasará el Viernes Santo, el punto culminante del tiempo de padecimiento de Jesús.

marzo 30, 2015

Autor: Peter Johanning

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