Tiempo de pasión, del interrogatorio hasta la crucifixión
En el día de hoy, Viernes Santo, el tiempo de pasión alcanza su punto culminante. Recordamos a Jesucristo que se entregó a sí mismo en la cruz para la humanidad. Pero este no es el final de su camino.
El tiempo de pasión recuerda la historia del padecimiento de Jesucristo. Se trata de la pregunta de por qué Jesús tuvo que morir. Lo quieren matar, librarse de Él, sacarlo de la vista, de los sentimientos. Es sometido a juicio y finalmente se lo declara culpable. Y después tiene lugar lo impensable: Jesús, el Hijo de Dios, es condenado, torturado y crucificado.
El primer interrogatorio ante Pilato
Temprano por la mañana, los sacerdotes y los miembros del concilio lo llevan frente a la fortaleza Antonia, en la que reside Pillato. Incluyendo al gobernador romano en el interrogatorio, la condena y posterior muerte de Cristo ya no sigue siendo una cuestión de los judíos: los judíos y los gentiles juntos -los seres humanos por antonomasia- dan muerte al Señor.
El interrogatorio ante Herodes
Herodes con el apodo Antipas también debía participar con alguna palabra. Tiene la esperanza, sin embargo, de que el Señor haga una señal y por eso le formula muchas preguntas. Pero Jesús permanece mudo. De vuelta a Pilato, es su sentencia. Ese día Herodes y Pilato se hicieron amigos.
La sentencia
El Hijo de Dios es azotado por los romanos. Los soldados tejen una corona de espinas, la ponen sobre su cabeza, lo visten con un manto de escarlata y lo golpean en la cabeza. Pilato le pregunta por última vez: «¿De dónde eres tú?», mas no recibe respuesta. Lo hace sacar y se sienta en el tribunal. «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!», era la cruel sentencia del pueblo, a la que Pilato se opone. Toma agua y se lava las manos delante del pueblo diciendo: «Inocente soy yo de su sangre; allá vosotros!».
La crucifixión, la muerte en sacrificio
Junto con el Señor Jesús son llevados dos malhechores al lugar de la ejecución llamado Gólgota, ubicado frente a las puertas de la ciudad. A Jesús le dan de beber vinagre mezlado con hiel. Pero Él rechaza la bebida. Después –era la hora tercera, es decir alrededor de las 9 de la mañana– los soldados lo crucifican en el medio de ambos malhechores. En la cruz se puede leer: INRI, las iniciales de la traducción latina: Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum.
A la hora sexta, según nuestra hora alrededor de las 12 del mediodía, hubo tinieblas sobre toda la tierra que duraron hasta la hora novena, es decir las 15 horas. A esa hora el Señor clamó a gran voz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?». Y nuevamente dio una gran voz: «¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!». Y mientras lo decía, expiró.
La pequeña comunidad reunida alrededor del Señor, cae en letargo. La historia del padecimiento de Jesús se convierte en la historia del padecimiento de muchos de sus seguidores. Así, la muerte en la cruz significa primeramente un fracaso. La resurrección en la mañana de Pascua trae tanto más alivio.
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