Tiempo frío, corazones cálidos, puertas abiertas
Lejos de casa, pero en lo que respecta a su fe, en casa. Afua Ampong se trasladó al extranjero para estudiar. Su nueva patria en Inglaterra es muy diferente a su país de origen, Ghana. Pero la fe es la misma aquí que allá.
Son las 9.34 de la mañana de un domingo y las puertas de la iglesia de Birmingham no están abiertas. Afua Ampong está confundida. ¿Se equivocó de horario? Hace frío, 15 grados centígrados. Siente que se congela mientras teclea en su teléfono móvil para llamar a alguien. Fred Quansah- Haylse se ríe del nerviosismo de Afua. “La puerta no está cerrada con llave, ábrela”. Debido al frío que hace en Inglaterra, las puertas de las iglesias están cerradas, pero no con llave.
Afua no lo conoce de su comunidad natal en East Legon (Ghana). Allí, las puertas están abiertas de par en par tanto si brilla el sol como si llueve o sopla el harmattan (viento en África). No son las únicas diferencias que Afua nota en su nueva patria.
El camino a un país extranjero
Afua vivía con su familia en Acra, la capital de Ghana, donde concurría a la comunidad East Legon hasta hace un año y se dedicaba a los niños, entre otras cosas. De 2017 a 2021, estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Ghana y concurría a la comunidad estudiantil del campus, donde también era muy activa. Tras su año obligatorio, durante el cual trabajó para la Autoridad Nacional de Comunicaciones de Ghana, decidió estudiar relaciones internacionales en la Universidad de Birmingham.
Afua tenía claro que quería participar activamente en la Iglesia de su nuevo país. “Definitivamente, quería ir a la Iglesia aquí”, explica a nac.today esta joven de 26 años.
Algo familiar en un país extranjero
Afua no tuvo que empezar sola en Birmingham. “Tengo parientes en Birmingham a los que visitaba de vez en cuando”. Y su fe también le dio seguridad. Cuando se mudó a una habitación en lo de sus parientes, descubrió que la Iglesia estaba a menos de 20 minutos a pie. También conocía a alguien de otra comunidad de Ghana que se había trasladado al Reino Unido: Fred Quansah- Haylse. “Su familia me conoce básicamente desde que nací”, dice. “Antes de venir aquí, me puse en contacto con él y resultó que efectivamente vive en Birmingham. Fue muy agradable ver una cara conocida aquí”.
“Me quedé alucinada con los hermanos y hermanas de fe”
Por primera vez, Afua fue al Servicio Divino de Birmingham sin ninguna expectativa. “Y los hermanos y hermanas de fe me dejaron alucinada”, dice con una sonrisa. “El modo en que me tratan en la comunidad, el modo en que nos vemos unos a otros como familia, hace que siempre quiera dar lo mejor de mí”. Se siente querida en la comunidad. “Quieren que sea feliz porque entienden que estoy lejos de casa. Por eso se aseguran de que no me sienta triste o sola”.
Por eso se dejó convencer para cantar en el coro, aunque nunca había tenido intención de hacerlo. Y participa en el trabajo con los jóvenes y planifica excursiones. Al hacerlo, se entera de una de las principales diferencias entre las dos sociedades de Inglaterra y Ghana. “En Ghana, cuando digo: ‘Quizá hagamos esto la semana que viene’, todos están allí. Aquí tengo que planear algo con meses de antelación para asegurarme de que todos estarán libres ese día”. ¿A qué se debe? “Para los africanos, la religión forma parte de la sociedad. Crecimos con ella”. En Europa, se da cuenta, la fe tiene un estatus diferente. No es una parte tan importante de la sociedad.
Extranjero y familiar
Cuando se le pregunta por las diferencias entre Ghana e Inglaterra, Afua dice: “Creo que todo es diferente. En Birmingham hace frío y en Ghana suele hacer calor y estar soleado. La cultura es diferente. La forma en que la gente se trata es diferente”. Pero hay algo que es igual: “La forma en que nos gusta ir a la Iglesia y celebrar juntos los Servicios Divinos, eso es lo mismo en Ghana y en Inglaterra. En eso no hay diferencias”.
Por supuesto, hay diferencias en el tamaño de la comunidad, cuándo vestirse de blanco y negro, y si hay que dirigirse al dirigente de comunidad por su nombre de pila –ella nunca lo haría en Ghana–. Pero la fe está en primer lugar, tanto aquí como allá.
Comer en comunión
“Extraño la comida”: eso es lo que más le falta a Afua en el extranjero. El waakye es un plato típico ghanés con arroz y porotos. “Hace poco vi un vídeo en Internet de alguien comiéndolo en casa y pensé: Lo extraño mucho”, cuenta. También extraña su comunidad natal, especialmente a los niños a los que tuvo el privilegio de enseñar en la escuela dominical. “Enseñar a los niños, aprender de ellos e interactuar con ellos fue una de las mejores experiencias que he tenido”, dice.
Y luego están las celebraciones navideñas. “Normalmente, en Navidad o unos días después, hacemos una fiesta delante de la iglesia. Simplemente cocinar, comer, reír y beber”. Por eso, antes de su primera Navidad en Inglaterra, tuvo un poco de miedo. Pero entonces el dirigente de la comunidad Birmingham la invitó a ella y a algunos otros de la comunidad. Él es sudafricano y su esposa francesa. Afua disfrutó de la comida multicultural y del tiempo con amigos y familiares.
“Hay que tomar una decisión consciente”
Birmingham es una comunidad multicultural y esto no solo se nota cuando comen juntos. Hay intercambios constantes sobre cómo se hace algo en el país de origen. “Esto nos ha enseñado a respetarnos y a respetar la cultura de los demás”, dice Afua. “Entendemos que somos personas diferentes, pero nos hemos unido en una Iglesia y creemos en un Dios y adoramos juntos al único Dios”.
Afua dice que aprendió a ser independiente y responsable de su vida en Inglaterra, lejos de su país de origen. Su fe y sus hermanos y hermanas en la fe la ayudaron mucho en esto. Por eso aconseja a todos los hermanos y hermanas que se trasladan a un país extranjero que se rodeen de personas que puedan ayudarles a crecer en la fe. “Y también hay que tomar una decisión consciente: Quiero vivir mi vida de esta manera positiva y esforzarme para conseguirlo”.