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Tocar y ser tocado

febrero 16, 2022

Autor: Simon Heiniger

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¿Disfrutar de la vida y aun así sufrir? ¿Experimentar a Dios con todos los sentidos y que esto sea posible ya en el aquí y ahora? ¿Cómo podemos hacer una cosa o la otra? Respuestas de un Servicio Divino de contradicciones.

Sorpresivamente el 23 de enero de 2022 el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider visitó la comunidad Mulhouse (Francia). Tenía planeado ir a Angola. Sin embargo, el dirigente de la Iglesia no pudo realizar el viaje debido a la pandemia.

El tema del Servicio Divino fue lo que el Apóstol Pablo escribió a la comunidad en 2 Corintios 5:1-2: “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial”.

¿Estaba Pablo cansado de la vida?

Pablo no está expresando aquí su anhelo de morir, aclaró el Apóstol Mayor Schneider. “No quería morir, y lo dijo varias veces”. Al fin y al cabo, Pablo tenía la misma esperanza que los cristianos de hoy, es decir, que el Señor volvería en su tiempo de vida.

Sufrimiento en el seguimiento a Cristo

Cuando Pablo escribe que gemimos, no significa “que la vida en la tierra sea necesariamente algo horrible”. Por supuesto, “estamos expuestos a todas las dificultades que conlleva la vida en la tierra, pero esto no significa que la vida en la tierra tenga que ser necesariamente horrible”. Al contrario, “tenemos tanto derecho como cualquier otra persona a disfrutar de esta vida y a experimentar todas las alegrías que nos ofrece”.

Pablo habla aquí mucho más del sufrimiento específico de los que se han decidido a seguir a Cristo, explicó el Apóstol Mayor:

  • “Jesús es nuestro parámetro y entonces inevitablemente tomamos conciencia de que somos imperfectos y de que somos débiles”. Exactamente, “este es un primer sufrimiento, el sufrimiento del que sigue a Cristo y toma conciencia: Soy imperfecto, soy un pobre pecador”.
  • Además, quien ama al prójimo es sensible al sufrimiento de los demás. Ver sufrir a los demás forma parte del sufrimiento de un cristiano.
  • Otro sufrimiento es el de saber que “en este cuerpo terrenal no logramos tener paz con los demás, estar en perfecta comunión con los demás”.
  • Los cristianos de hoy también están sometidos a las leyes de la tierra y están separados de los que ya no tienen el cuerpo terrenal: “el sufrimiento de estar separados de los que nos precedieron al otro mundo”.
  • “Mientras estemos en esta tierra, debemos creer en Cristo, y no podemos verlo”. El hecho de que la comunión perfecta con Dios no puede alcanzarse con el cuerpo terrenal había sido también el mayor sufrimiento de Pablo…

El cuerpo de resurrección es mucho más importante, aclara el dirigente de la Iglesia. Porque solo con este cuerpo es posible la perfecta comunión con Dios.

El contacto tangible con Dios, ¿ya es posible hoy?

“Quien busca la comunión con Cristo necesita también una cierta, casi diría, comunión física con el Señor”. Y “quien busca la comunión con Él debe hacer cosas concretas, no basta con tener bellos pensamientos”.

El Apóstol Mayor Schneider mostró a la comunidad cómo ya es posible hoy tener un encuentro con Dios en la carne:

  • Es posible que los creyentes escuchen la voz de Dios. No bastaría con leer un texto con bellos pensamientos. En el Servicio Divino, el creyente escucha la palabra de Dios, allí es sustancial, dijo el dirigente de la Iglesia.
  • Además, no basta con escuchar. El creyente debe hablar con Dios “no solo en su cabeza, debe hablar con Él y por eso persevera en la oración”.
  • Cuando es posible, los cristianos también hablan con Dios cuando cantan juntos.
  • “Debemos comer con Él, debemos sentir la presencia de su cuerpo, ese es también el sentido de la Santa Cena”, aunque esta idea sea molesta. El Apóstol Mayor explicó “que nuestro cuerpo necesita una experiencia física para estar cerca de Dios y eso también sucede por comer juntos el cuerpo y la sangre de Jesús, por estar en Él”.

“Pronto –esta es nuestra esperanza y nuestra convicción– el Señor vendrá de nuevo”, concluye el Apóstol Mayor Schneider. “Lo que ningún ser humano puede explicar, lo que nadie puede entender, simplemente tendrá lugar, y nos daremos cuenta de que todo ha cambiado y todo está resuelto”.

febrero 16, 2022

Autor: Simon Heiniger

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