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Tolerancia, más que sólo una palabra

noviembre 16, 2015

Autor: Peter Johanning

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«Tolerar significa ofender», dice el gran Goethe. En sus «Máximas y reflexiones» escribe que la tolerancia en realidad debería ser sólo una actitud pasajera: debe llevar al reconocimiento. ¿Qué es la tolerancia? ¿Y por qué se necesita para ella un día internacional de conmemoración?

El 16 de noviembre de cada año tiene lugar el Dia Internacional para la Tolerancia desde 1995. En ese momento, 185 países miembros de la UNESCO declararon con toda solemnidad los principios sobre la tolerancia. En ellos se proclama solemnemente que la ONU está resuelta a «adoptar todas las medidas positivas necesarias para fomentar la tolerancia en nuestras sociedades, por ser ésta no sólo un preciado principio, sino además una necesidad para la paz y el progreso económico y social de todos los pueblos». La tolerancia contribuye a sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz.

Todos están a favor de que haya más tolerancia, ante todo cuando se trata de los derechos propios. Pero en las ciencias naturales y en la tecnología, el valor de tolerancia describe un margen de error admisible, una diferencia con el estándar. ¿Cuál es el margen de error que es admisible, quién lo establece? ¿Siempre tiene razón la mayoría? ¡Seguro que no!

Tolerancia y amor al prójimo

En el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica, el concepto «tolerancia» aparece en dos lugares. En 5.2.3 se alude a la «regla de oro» de Mateo 7:12: «Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos». Por lo tanto, la tolerancia y el amor al prójimo van juntos. Que cada uno ame al otro, así como Cristo a los suyos, dice en el Catecismo INA. Hay que vivir con «amable dedicación hacia el hermano y la hermana en la comunidad, independientemente de su manera de ser o de su posición social».

Es conocido Santiago 2, donde dice: «sin acepción de personas en la comunidad». El Catecismo también adopta una posición al respecto. El Apóstol Santiago califica de incompatible con la «fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo», cuando se hagan diferencias dentro de la comunidad. Sea donde fuere que estuviesen dirigidos los prejuicios en la comunidad, estos violan el mandamiento del amor al prójimo. Por otro lado, el «amor recíproco» es una fuerza especial que hace mantenerse unidos en la comunidad y confiere calidez a la vida en la misma. Evita que los conflictos, que se producen en toda sociedad humana, se conviertan en disputas constantes. Capacita para aceptar al hermano y la hermana como son. Aunque las ideas, las estructuras del pensamiento y la conducta de algún miembro de la comunidad sean incomprensibles para los demás, esto no debe llevar a menospreciarlo ni discriminarlo, sino a ser tolerantes con él.

¡Qué frases fuertes!

Llamado a la paz

Es interesante también lo que dice en Catecismo 13.5. Allí se afirma que en la Iglesia Nueva Apostólica es anunciado el Evangelio de Cristo. «Esto significa para los miembros de la Iglesia, tratar con respeto y tolerancia a todas las personas, independientemente de su origen social, su edad, su idioma y otras diferencias».

Los cristianos nuevoapostólicos deben interceder por la paz en el mundo, enseñar la reconciliación y exhortar al perdón. La Iglesia rechaza todo tipo de violencia. ¡Esto –de un lado al otro en el Catecismo– sigue siendo nuestro deber!

Precisamente en estos días se comprueba que estos enunciados son correctos. Sin una marcada tolerancia, la cual desde la visión cristiana está vinculada con el amor al prójimo, no es posible el trato mutuo entre las personas. ¡La tolerancia es más que sólo una palabra!

Foto: diego cervo – Fotolia

noviembre 16, 2015

Autor: Peter Johanning

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