
Incluso los caminos difíciles pueden formar parte de un plan divino, como muestra de manera impresionante la historia de José. Quien cree en el amor de Dios aprende a reconocer el comienzo de una nueva esperanza incluso en el sufrimiento y la culpa.
El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider realizó el Servicio Divino en ayuda para los difuntos en Lagos, Nigeria, el 2 de marzo de 2025. Basó su prédica en Génesis 50: 20: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo”.
La historia: de esclavo a segundo del faraón
Egipto. José, hijo predilecto de Jacob, fue vendido como esclavo a los 17 años por sus celosos hermanos. A pesar de los años de penurias en Egipto, José no pasó inadvertido por mucho tiempo: se ganó la confianza de su amo Potifar. Pero entonces, después de que la mujer de Potifar acusara falsamente a José de insinuarse a ella, acabó en la cárcel. Incluso allí, la suerte de José no se agotó. Encontró el favor del supervisor de la prisión y ayudó a otros presos, aunque la ingratitud inicial retrasó su liberación. No fue sino hasta los 30 años cuando José fue finalmente liberado y ascendió rápidamente hasta convertirse en la mano derecha del faraón.
Cuando una grave hambruna asoló Canaán, los hermanos de José fueron a Egipto a comprar comida, sin saber que estaban frente a su hermano. José los puso a prueba, pero cuando se negaron a entregar a su hermano menor, Benjamín, reveló su identidad. José los perdonó e hizo que toda su familia se trasladara a Egipto. Gracias a su previsión, la tierra de Egipto se salvó de la hambruna.
La explicación: Dios pone las reglas y es misericordioso
La historia de José y sus hermanos permite comprender cómo actúa Dios, qué valores son importantes para Él y cómo los seres humanos pueden actuar de acuerdo con su voluntad. Así lo explica el Apóstol Mayor:
- Dios estaba con José. “Jehová estaba con José, y fue varón próspero”, dice. Y, en efecto, Dios estaba con él. Tuvo éxito en la casa de Potifar.
- Dios siguió con su plan. “Estaba con José. Pero no para asegurarse de que tuviera una vida maravillosa y fácil. Estaba con José para cumplir la promesa que había hecho a Abraham y Jacob”.
- José pudo ser una bendición porque permaneció fiel y obediente en todas las circunstancias. Tanto en los buenos tiempos como en los malos.
- Dios no rechazó a los hermanos de José. “Aunque habían cometido un terrible pecado al vender a su hermano menor y mentir a su padre, Dios no los rechazó”.
- Los hermanos tuvieron que confesar su pecado. “Pero para salvarse, los hermanos tuvieron primero que arrepentirse. Tardaron mucho tiempo, 13 años de hecho, en darse cuenta de ello”.
- Los hermanos tuvieron que ir al lugar determinado por el Señor. “Dios no dijo: Bien, quédense allí. Yo me las arreglaré para encontrarles una buena comida. No; les dijo: Id a Egipto. Ese es el lugar de la salvación”.
Las enseñanzas para nosotros: amor y redención van de la mano
“De esta historia, podemos extraer varias enseñanzas que son relevantes tanto para nosotros como para los difuntos”, afirma el Apóstol Mayor.
- Debemos creer en el amor de Dios. “No puedes medir el amor de Dios solo mirando tu vida en la tierra, sino a través del sacrificio de Jesucristo”.
- No juzguemos a nuestro prójimo. “No puedes juzgar a alguien con solo mirar sus circunstancias de vida”. Algunos no han hecho nada malo y sufren como José, dijo el Apóstol Mayor. Por eso “no debemos juzgar a nuestro prójimo”.
- La salvación de Dios consiste en la vida eterna. El plan de Dios es salvar a todos los seres humanos. Pero su salvación consiste en la vida eterna, no en la solución de problemas terrenales.
- La salvación está vinculada al arrepentimiento. Debemos estar arrepentidos para recibir la gracia. Debemos reconocernos pecadores y no buscar excusas. No intentes explicar tu comportamiento. No trates de minimizar tus pecados solo porque otros han cometido pecados mucho mayores.
- Dios ha creado un lugar de redención. “Debemos ir al lugar que Dios ha elegido. Para ser salvos, debemos ir a la Iglesia de Cristo”.
- “Estamos llamados a ser una bendición para los demás aquí en la tierra haciendo la voluntad de Dios y haciendo el bien. Pero también hemos sido llamados a ser una bendición para todos los seres humanos en el reino de la paz.”