Color del sitio web:

apostles.today faith.today

Traicionado y vendido, pero bendecido

30 04 2025

Autor: Oliver Rütten

Imprimir
Escúchalo

Incluso los caminos difíciles pueden formar parte de un plan divino, como muestra de manera impresionante la historia de José. Quien cree en el amor de Dios aprende a reconocer el comienzo de una nueva esperanza incluso en el sufrimiento y la culpa.

El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider realizó el Servicio Divino en ayuda para los difuntos en Lagos, Nigeria, el 2 de marzo de 2025. Basó su prédica en Génesis 50: 20: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo”. 

La historia: de esclavo a segundo del faraón

Egipto. José, hijo predilecto de Jacob, fue vendido como esclavo a los 17 años por sus celosos hermanos. A pesar de los años de penurias en Egipto, José no pasó inadvertido por mucho tiempo: se ganó la confianza de su amo Potifar. Pero entonces, después de que la mujer de Potifar acusara falsamente a José de insinuarse a ella, acabó en la cárcel. Incluso allí, la suerte de José no se agotó. Encontró el favor del supervisor de la prisión y ayudó a otros presos, aunque la ingratitud inicial retrasó su liberación. No fue sino hasta los 30 años cuando José fue finalmente liberado y ascendió rápidamente hasta convertirse en la mano derecha del faraón.

Cuando una grave hambruna asoló Canaán, los hermanos de José fueron a Egipto a comprar comida, sin saber que estaban frente a su hermano. José los puso a prueba, pero cuando se negaron a entregar a su hermano menor, Benjamín, reveló su identidad. José los perdonó e hizo que toda su familia se trasladara a Egipto. Gracias a su previsión, la tierra de Egipto se salvó de la hambruna.

La explicación: Dios pone las reglas y es misericordioso 

La historia de José y sus hermanos permite comprender cómo actúa Dios, qué valores son importantes para Él y cómo los seres humanos pueden actuar de acuerdo con su voluntad. Así lo explica el Apóstol Mayor:

  • Dios estaba con José. “Jehová estaba con José, y fue varón próspero”, dice. Y, en efecto, Dios estaba con él. Tuvo éxito en la casa de Potifar.
  • Dios siguió con su plan. “Estaba con José. Pero no para asegurarse de que tuviera una vida maravillosa y fácil. Estaba con José para cumplir la promesa que había hecho a Abraham y Jacob”.
  • José pudo ser una bendición porque permaneció fiel y obediente en todas las circunstancias. Tanto en los buenos tiempos como en los malos.
  • Dios no rechazó a los hermanos de José. “Aunque habían cometido un terrible pecado al vender a su hermano menor y mentir a su padre, Dios no los rechazó”.
  • Los hermanos tuvieron que confesar su pecado. “Pero para salvarse, los hermanos tuvieron primero que arrepentirse. Tardaron mucho tiempo, 13 años de hecho, en darse cuenta de ello”.
  • Los hermanos tuvieron que ir al lugar determinado por el Señor. “Dios no dijo: Bien, quédense allí. Yo me las arreglaré para encontrarles una buena comida. No; les dijo: Id a Egipto. Ese es el lugar de la salvación”.

Las enseñanzas para nosotros: amor y redención van de la mano

“De esta historia, podemos extraer varias enseñanzas que son relevantes tanto para nosotros como para los difuntos”, afirma el Apóstol Mayor.

  • Debemos creer en el amor de Dios. “No puedes medir el amor de Dios solo mirando tu vida en la tierra, sino a través del sacrificio de Jesucristo”.
  • No juzguemos a nuestro prójimo. “No puedes juzgar a alguien con solo mirar sus circunstancias de vida”. Algunos no han hecho nada malo y sufren como José, dijo el Apóstol Mayor. Por eso “no debemos juzgar a nuestro prójimo”. 
  • La salvación de Dios consiste en la vida eterna. El plan de Dios es salvar a todos los seres humanos. Pero su salvación consiste en la vida eterna, no en la solución de problemas terrenales.
  • La salvación está vinculada al arrepentimiento. Debemos estar arrepentidos para recibir la gracia. Debemos reconocernos pecadores y no buscar excusas. No intentes explicar tu comportamiento. No trates de minimizar tus pecados solo porque otros han cometido pecados mucho mayores.
  • Dios ha creado un lugar de redención. “Debemos ir al lugar que Dios ha elegido. Para ser salvos, debemos ir a la Iglesia de Cristo”. 
  • “Estamos llamados a ser una bendición para los demás aquí en la tierra haciendo la voluntad de Dios y haciendo el bien. Pero también hemos sido llamados a ser una bendición para todos los seres humanos en el reino de la paz.”

30 04 2025

Autor: Oliver Rütten

Imprimir