Se puede hablar, pelear, discutir sobre muchas cosas, pero hay tres que son y seguirán siendo existenciales. Una prédica sobre virtudes archiconocidas, pero determinantes.
Seis Apóstoles de Distrito acompañaron al Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el domingo 3 de junio de 2018 en Berna-Ostermundigen (Suiza). El máximo dirigente internacional de la Iglesia celebró el Servicio Divino junto con sus hermanos y hermanas en la fe, colocó en descanso ministerial al Apóstol de Distrito Markus Fehlbaum al haber alcanzado éste el límite de edad establecido y transmitió el encargo al nuevo Apóstol de Distrito Jörg Zbinden. El Apóstol Mayor eligió para su prédica la palabra de 1 Corintios 13:13: «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor».
Probablemente haya pocos términos que se mencionen tanto en un Servicio Divino como la fe, el amor y la esperanza. Pero, no obstante, es «prudente efectuar regularmente una introspección para dejar asegurado que estas tres virtudes efectivamente determinen nuestros pensamientos y nuestros actos», explicó el Apóstol Mayor Schneider.
Creemos
La existencia cristiana tiene su base en la fe, la cual es el requisito indispensable para la vida eterna. Un desafío especial para los creyentes, pues «la fe es la certeza de que hay algo que no se puede ver, que no se puede entender, que no se puede imaginar».
«Nosotros creemos que Dios es amor», continuó el Apóstol Mayor Schneider. Y «creemos en el trino Dios, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo». Además, «creemos que Dios creó al hombre» para que el hombre vuelva a la comunión divina. «Creemos en Jesucristo, a quien Dios en su amor envió a la tierra y que ofreció su sacrificio. Este es el camino que Dios en su amor nos dio para llegar a Él». El Director de la Iglesia siguió explicando: «Creemos en el Espíritu Santo, el Creador de lo nuevo. Él crea primero un nuevo hombre, Él ofrece salvación, Él pone por obra y perfecciona su plan de redención».
«Además creemos que Dios en su amor nos dio la Iglesia, el ministerio y los Sacramentos. Y creemos en la promesa que dio Jesús, que vendrá otra vez, que luego quiere establecer su reino y hará la nueva creación para todos los hombres que siguen a Jesús». Es importante que los creyentes siempre sean conscientes de esto, expresó el Apóstol Mayor Schneider.
Esperamos
Con relación al retorno de Jesús, dijo el Apóstol Mayor: «Creemos en lo que Dios se propone. Lo anhelamos, lo esperamos con paciencia y nos preparamos. Esta es la definición de esperanza», manifestó el siervo más elevado. Y algo muy esencial: ¡la fe cristiana está orientada al futuro! En el mundo cristiano él percibe a veces que hay fe, «pero la esperanza en el futuro –la vida eterna, para nosotros la Primera Resurrección, más adelante la salvación para todos en la nueva creación– esta ha disminuido». Mas la esperanza es parte de la fe: «Allí donde la fe no está vinculada con el futuro, se convierte en tradición o en ética, pero estas no producen salvación. Esta es realmente mi preocupación. Quedemos firmes en la esperanza», exhortó el Apóstol Mayor Schneider.
«La Iglesia no es perfecta, los ministerios no son perfectos, los creyentes no son perfectos. la salvación no es perfecta, la paz no es perfecta. Todos están en curso, no están consumados». Pero, «la esperanza nos ayuda a permanecer firmes. Aunque haya que pasar por tentaciones, aunque tengamos que soportar pruebas, permanecemos firmes en la esperanza. Vale la pena permanecer fieles. ¡El reino de Dios viene!».
Amamos
«La fe nos dice: ‘Dios te ama. Dios ama a los seres humanos’. Dios nos hace experimentar, entender este amor. La esperanza nos muestra todo lo que Dios nos dará. Surge de ello un amor recíproco. Como Dios nos ama, nosotros amamos».
«Pablo dice que la fe obra por el amor. Así como una fe sin esperanza no vale nada, una fe sin amor es una fe muerta». El amor es la medida en la que se mide la fe, dijo el Apóstol Mayor. ¿Y cómo se reconoce este amor? «El Señor Jesús mismo dijo: El que guarda mis mandamientos, ése es el que me ama. El que es obediente, ése es el que me ama. ¿Todavía tenemos el entrañable deseo de vivir conforme a los mandamientos de Dios?».
¿Y al final de todo? La fe pasará a la contemplación, la esperanza se cumplirá. El amor –como el elemento que vincula a Dios y al hombre– nunca cesará. Y «¿qué pasa con el amor al prójimo?», preguntó el Apóstol Mayor Schneider para terminar. «Este tampoco cesará nunca. Las personas vivirán en nuevas condiciones. Entonces todas estarán llenas del amor de Dios. En esta entrañable vinculación con Dios, la relación entre los seres humanos también será completamente diferente. Todo lo pecaminoso habrá desaparecido, todo lo humano no estará más. Estarán orientados totalmente a Dios. ¡Dios será todo en todos!».