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Un doble parámetro para el crecimiento espiritual

junio 30, 2015

Autor: Andreas Rother

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Ser cada vez más semejantes a Jesús. Esta es la meta de la fe. ¿Pero en qué se mide el grado de esta maduración espiritual? ¿En la medida en la que se guardan los mandamientos y se hacen buenas obras? El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider menciona dos parámetros completamente diferentes.

Más de 7.400 hermanos en la fe vivieron en vivo o por transmisión el Servicio Divino que condujo el Apóstol Mayor el 14 de junio de 2015 en la comunidad Woodbury en Nueva York/EE.UU. Predicó en inglés y fue traducido al español. Se basó en el texto bíblico de 2 Tesalonicenses 1:3:
«Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás».

Fe que crece y amor que abunda

«Pablo tenía una idea clara de su encargo como Apóstol: enseñar el Evangelio y preparar a la novia para el retorno de Cristo», explicó el Apóstol Mayor Schneider. En esta situacion, la bendición de Dios no se mostró en el tamaño de la comunidad ni en la ausencia de problemas. Sino que: «Los efectos de la bendición fueron la fe en crecimiento y el amor recíproco que abundaba cada vez más».

Los Apóstoles actuales tienen exactamente el mismo encargo. Y también los parámetros para medir los progresos en el cumplimiento de esta tarea son los mismos: «Una fe firme y un amor recíproco muy intenso son las características por las que se reconoce a la novia», destacó el Apóstol Mayor: «Examinemos cómo está nuestra fe y nuestro amor».

Tres pasos en la vida de fe

Tres puntos para medir cuán intensa es nuestra fe fueron mencionados por el Apóstol Mayor Schneider:

  • La fe en la palabra de Dios: «Vivimos hoy en un tiempo, en una sociedad en la que cada uno quiere ver todo, saber todo y entender todo. Queremos demostraciones». Pero la fe es «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (Hebreos 11:1). «Dios se manifiesta a través de su palabra. Por eso debemos creer en la palabra de Dios».
  • La fe en el amor de Dios: Jesús no vino para ofrecer a los hombres aquí sobre la tierra una vida más linda, sino para redimir a las almas. «Por lo tanto, el amor consiste en redimirnos y llevarnos a la eterna comunión con Dios». Expresión de este amor es la bendición y el desvelo de Dios: «Él nos dará todo lo que necesitamos para ser parte de la novia de Cristo».
  • La fe en la promesa de Dios: «Como cristianos creemos que Dios nos quiere redimir de toda aflicción. Estaremos eternamente junto a Dios. Todos seremos bienaventurados». Pero para eso no alcanza con estar bautizados con agua y Espíritu, recibir los Sacramentos y guardar los mandamientos de Dios. «Debemos hacer un poco más. Debemos cambiar. Una fe viviente produce un cambio en nuestro ser».

Tres niveles en el amor al prójimo

El Apóstol Mayor también citó tres puntos para medir el amor al prójimo:

  • «Debemos perdonar al prójimo. Este es el primer paso». ¿Se ha desarrollado en nosotros con el paso del tiempo la disposición para hacerlo? «Si perdonamos más, más rápido y más a menudo, es una señal de que el amor ha crecido en nosotros».
  • Amar al prójimo como a nosotros mismos: «El Señor Jesús tiene para eso una explicación muy sencilla», dijo refiriéndose a Lucas 6:31: «Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos». – «¿Quiero que me trate a mí igual que yo lo trato? Nos lo debemos preguntar más y más».
  • Amar como ama Jesús: «No le digáis al pecador que tiene que cambiar. Simplemente hay que hacerle saber que lo amamos de la misma manera en que lo ama el Señor. Este es el tercer paso: Ayudar al prójimo a experimentar él mismo el amor de Cristo, para que también él aprenda a amarlo».

«Esta es la tarea del ministerio de Apóstol hoy», menciona el Apóstol Mayor para terminar: «preparar a la novia, ayudar a los creyentes para que su fe crezca y su amor abunde». A todos los que quieren estar en comunión con Dios, Él les prometio: «No te olvidaré. Yo te ayudaré. Tú lo lograrás».

junio 30, 2015

Autor: Andreas Rother

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