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Un guía en el camino de vuelta a Jesús

marzo 4, 2015

Autor: Andreas Rother

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Después de 34 años en el ministerio, el Apóstol con más años de servicio en ese ministerio pasa a descanso: Rudolf Kainz será colocado en descanso el 15 de marzo en Schaffhausen. Un hombre humide, pero también de palabas claras, con visión de futuro y dinamismo, pero ante todo con mucho amor de Jesús.

Fue al ser llamado a servir en el altar en su último gran Servicio Divino, cuando quedó documentada su humildad y sencillez: «El que lleva en su interior la naturaleza de Jesús, alguna vez debería poder escuchar y vivir que se le diga: «¡Fíjate, este es el típico Jesús!», dijo en ocasión de la visita del Apóstol Mayor a Luxemburgo en enero de 2015. «Si se me diría: ‘¡Este el es típico Kainz!’ hubiese hecho algo mal».

«Que llegar a ser como Jesús sea apetecible»

Rudolf Kainz nació el 25 de diciembre de 1947 en Linz/Austria. «Nací en una casa paterna cuidada; desde pequeño supe cómo es la vida nuevoapostólica». Después de su etapa escolar estudió ciencias empresariales y psicología. Como funcionario científico formó a maestros para academias comerciales.

Recibió su primer ministerio espiritual, el de Subdiácono, en enero de 1968. Casi 13 años más tarde, el Apóstol Mayor Hans Urwyler lo ordenó como Apóstol. Llevar este ministerio, escribió en una oportunidad Rudolf Kainz, «significa para mí amar, servir, ayudar, consolar, significa ofrendar la vida por el prójimo, idealizar a Jesús para que a las personas creyentes les sea ‘apetecible’ llegar a ser como Jesús y vivir como Él».

Se lo oía y leía con gusto

No hubo un Servicio Divino en el que el Apóstol Kainz no haya puesto en el centro el ejemplo de Cristo. Y se lo oía con gusto: cinco veces en su época ministerial fue llamado a colaborar en el altar en la fiesta más importante de la Iglesia Nueva Apostólica, el Servicio Divino de Pentecostés.

No hubo una colaboración por escrito en la que el Apóstol Kainz no haya puesto en el centro el ejemplo de Cristo: «También va de otra forma: cuando aprendemos de Jesús» o «De vuelta a Jesús», así decían por ejemplo los títulos de sus artículos para la revista «Nuestra Familia». Y se lo leía con gusto. Entonces la Editorial Bischoff le pidió que escribiese un libro. «Santificado sea tu nombre» se denominan sus reflexiones sobre el Padre Nuestro, publicadas en alemán.

Con visión de futuro y apertura

Gran sensación causó en el año 2003 su carta de Apóstol que llevaba por título: «La Obra de Dios necesita un renacimiento». Siguiendo esta indicación del Servicio Divino de Pentecostés 2001, Rudolf Kainz había fundado en Austria un grupo de trabajo, presentando sus primeras reflexiones sobre la revivificación de determinados valores. Un dinamismo que no le placía a todos.

En este contexto, el Apóstol Kainz no sólo demostró tener valor para las palabras claras, sino también -mirando ahora restrospectivamente- visión de futuro: en 2003 plantea el tema de la «interpretación de Iglesia». En 2011 la Iglesia Nueva Apostólica publicaba su nueva interpretación de Iglesia, según la cual ya no se veía como la única representante, sino como parte de la Iglesia de Cristo. En 2003 planteó el tema de la vida en las comunidades. En 2007 la Iglesia publicaba su «visión y misión», de la cual también forma parte la palabra clave «sentirse bien en la comunidad». En 2003 planteó el tema de la reconciliación en los conflictos que duran varias generaciones. En 2014 La Iglesia Nueva Apostólica y la Comunidad Apostólica firmaron una declaración de reconciliación conjunta.

En toda su firmeza en cuestiones de la fe, Rudolf Kainz, como portador de ministerio, siempre siguió siendo cordial, lleno de amor y humilde. Por eso, las apreciaciones personales que se le dediquen en el momento de su pase a descanso no necesariamente le gustarán.

marzo 4, 2015

Autor: Andreas Rother

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