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Un hito en la nueva historia de los Apóstoles

14 07 2025

Autor: Andreas Rother

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Es la verdadera hora del nacimiento del apostolado de la edad moderna: hoy hace 190 años las comunidades católicas apostólicas consagraron en Londres a sus Apóstoles. Pero la historia que siguió no se desarrolló como lo esperaban.

En el movimiento católico apostólico se había desarrollado una especie de “plan en tres etapas” para que nuevamente hubiese portadores del ministerio de Apóstol: primero el llamamiento de los Apóstoles, luego la consagración y finalmente el envío.

Los llamamientos habían comenzado el 31 de octubre de 1832. También se había profetizado desde hacía tiempo una fecha para la consagración: el 14 de julio de 1835, con el trasfondo de un plazo del Apocalipsis. Se necesitaba para ello, según el entendimiento de entonces, el número bíblico completo de siete comunidades en Londres y que hubiera doce portadores del ministerio de Apóstol. Sin embargo, en ese gran día todavía faltaban dos comunidades.

En el último minuto

Julio de 1835 fue un mes ajetreado, con el órgano de dirección, el Consejo de Sion, reuniéndose a diario. Y prédicas ad hoc en Paddington y en el lujoso barrio de Westminster llevaron a la fundación de las comunidades que faltaban, o al menos a la institución de sus futuros dirigentes.

Pero por la tarde de la fecha prevista, solo había once Apóstoles. El duodécimo no quiso aceptar su llamamiento. Siguiendo el ejemplo bíblico de la elección de un Apóstol sustituto, el Apóstol Matías, la suerte finalmente se decidió entre dos candidatos.

En acción para todos

Entonces se habían cumplido las señales. En la noche del 14 de julio de 1835, cada uno de los siete ángeles de Londres (dirigentes de comunidad con rango de Obispos) impuso sus manos sobre cada uno de los doce Apóstoles. Con esta consagración, fueron liberados de sus anteriores funciones en el trabajo en la comunidad para concentrarse en la dirección de la Iglesia en su conjunto.

Con este fin, los Apóstoles escribieron el “Gran Testimonio” y pidieron a los ministros religiosos de todo el mundo que se subordinaran al apostolado. Y luego esperaron la señal para el envío colectivo, que nunca iba a llegar.

Iglesia en crisis

El llamamiento a la Iglesia de Cristo mundial no fue escuchado. Es más, un Apóstol se marchó, la unidad apostólica se rompió, y con ella el requisito previo para el envío. En torno a 1840, el movimiento católico apostólico entró en crisis.

Las cosas no volvieron a mejorar hasta que el apostolado se involucró activamente a partir de 1847, con la imposición de manos apostólica, más conocida hoy como “Sellamiento”. Especialmente exitoso fue en lo que respecta a la cantidad el Apóstol Carlyle, quien estaba activo ante todo en el norte de Alemania. Fue él, el que luchó para restaurar la cantidad de doce Apóstoles. Sin embargo, no se pudo imponer en el Colegio de Apóstoles.

De la tradición del Apóstol Carlyle, fallecido en 1855, surgió, pasando por pasos intermedios, finalmente la Iglesia Nueva Apostólica. Así, el 14 de julio de 1835 también tiene un significado especial aquí, explica el grupo de trabajo Historia: “Aunque ambas Iglesias se diferencian mucho en la organización y la forma de los Servicios Divinos, las une la certeza de que los Apóstoles en su actividad conjunta son necesarios para la preparación de la novia del Señor”.

Foto: Los Apóstoles de la Iglesia Católica Apostólica (sin Duncan MacKenzie; fotomontaje de la época)

14 07 2025

Autor: Andreas Rother

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