Noviembre: en el hemisferio norte es más bien un mes oscuro, ambiente otoñal, hojas que caen, noches largas. Es el mes de las festividades de introspección. nac.today echó una mirada más precisa:
Este año el día de arrepentimiento y oración cae el 18 de noviembre. El pensamiento de consagrar un día para el arrepentimiento y la penitencia, es antiquísimo y sin embargo, muy actual. Pero con la mano en el corazón, ¿a quién le gusta el arrepentimiento y la penitencia, y para qué se practican, después de todo? Arrepentimiento y penitencia: ya sólo las palabras por sí mismas no nos dejan entrever nada bueno. Hacen recordar más bien dolor, tristeza, ceniza, ascetismo. Ya en tiempos del Antiguo Testamento existían esos días de arrepentimiento. En ellos las personas ayunaban. Como en lo transmitido acerca del profeta Jonás: después de dudar al principio, él fue a Nínive y le hizo escuchar a la gente la voluntad de Dios Y ellos no dudaron mucho tiempo y proclamaron un día de ayuno. Incluso el rey se vistió de cilicio y se sentó sobre ceniza. Ese ritual de penitencia se convirtió en un ejemplo. Ese día de arrepentimiento público tuvo en aquel tiempo sus efectos: Dios perdonó a la gente de Nïnive.
Días de ayuno en el año
Hasta en la tradición romana, el calendario incluía en tiempos de guerra y necesidades los así llamados días de penitencia por los que se buscaba la clemencia de Dios. En la Iglesia Católica, durante la Edad Media los miércoles y los viernes se fueron consolidando como días de ayuno y en algunos lugares lo siguen siendo en la actualidad. El miércoles era considerado como el día en el que el Señor fue traicionado por Judas, el viernes como el día de la crucifixión de Jesús. A partir de esos días surgieron más adelante los períodos de ayuno previos a las grandes fiestas del año litúrgico: el tiempo de Adviento y el tiempo de ayuno antes de Pascua. Son semanas de arrepentimiento y recogimiento.
Los días de arrepentimiento y oración tenían originalmente un carácter público: toda la población era convocada a arrepentirse y orar en vista de necesidades y peligros. En la época de la Reforma se celebró en 1532, como reacción a las Guerras Turcas, el primer día protestante de arrepentimiento y oración en Estrasburgo, que entonces pertenecía a Alemania. Especialmente en el siglo XVII se incrementó permanentemente la cantidad de los días de arrepentimiento y oración regionales: la Guerra de los Treinta Años dio suficientes motivos para celebrar reiterados días de arrepentimiento.
Durante el tiempo de la Ilustración, no obstante, esos días de arrepentimiento perdieron importancia. Por otro lado, se agregaron otras festividades de introspección: en 1816 Federico Guillermo III de Prusia incorporó al calendario el Domingo de los Muertos. Era para recordar a los muertos en las guerras. Recién más tarde, en 1893, las Iglesias Evangélicas de Alemania acordaron la implementación de un único día de arrepentimiento y oración en el año, el cual debía celebrarse el miércoles previo al último domingo del calendario litúrgico.
Todos los Santos y otras festividades
Todos los Santos –o Festum Omnium Sanctorum– con este día de recogimiento comienza el mes de noviembre. En numerosas Iglesias cristianas, en primer lugar en las católicas y luego también en las protestantes, se recuerda a las personas que llevaron una vida particularmente santa, dejando un ejemplo de devoción en bien de una fe valerosa. En Bélgica, en partes de Alemania y Suiza, en Francia, Italia, Croacia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Austria, Polonia, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia, España e incluso en las Filipinas, en el sudeste de Asia, el día de Todos los Santos es un feriado establecido por ley. Lo mismo ocurre en Finlandia y Suecia, pero es el sábado previo al primer domingo de noviembre.
Día de Duelo en Alemania, Día de los Muertos en Méjico, Día de los Caídos en las Guerras Mundiales en la Unión Europea, son otros días de recordación que tienen lugar en noviembre. Un mes de introspección y recogimiento.
Foto: Oliver Rütten