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Un trotamundos con amor y energía creativa

noviembre 17, 2018

Author: Oliver Rütten

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Urs Hebeisen está de viaje. Y lo está más allá de las fronteras geográficas, técnicas y por qué no de los pensamientos. Como Apóstol de Distrito dejó durante muchos años su huella en las personas, las comunidades y la Iglesia internacional. Este domingo el Apóstol Mayor despedirá a este hombre de gran corazón.

«Estaba sentado con Urs Hebeisen a la mesa para cenar. Lo había invitado a comer junto a su esposa. Desafortunadamente el camarero se tropezó y derramó las bebidas que habíamos pedido sobre su traje. Yo «regañé» al mozo y pedí la dirección del restaurante para enviarle la cuenta de la tintorería. El Apóstol de Distrito me enseñó que algo así puede pasarle a cualquiera y que debía terminar con eso. El mozo no debía perder su reputación y ya había sido castigado lo suficiente por su imprudencia», recuerda un amigo de muchos años aquella noche que pasó con él.

Abierto al mundo y perfeccionista emocional

Asistente espiritual, hombre de familia, protagonista global, humorista, perfeccionista, visionario, figura paterna … y Apóstol de Distrito. Urs Hebeisen no puede describirse con pocas palabras, hay que vivirlo. Mañana, domingo 18 de noviembre de 2018, pasa a descanso ministerial este Apóstol de Distrito alegre y abierto al mundo en el Servicio Divino festivo que se celebrará en Manila (Filipinas). Después de décadas de servicio finaliza una era.

Nacido en 1952 en Eggilwil/Basilea (Suiza) y poco después bautizado y sellado por el Apóstol de Distrito Ernst Eschmann, desde 1977 casado con Lucienne y padre de dos hijos varones, así es este hombre de familia cuyos parientes viven en tres continentes y, por consiguiente, en diferentes culturas. Estas condiciones de vida han ampliado su visión, su entendimiento desde los años de su juventud. En 1976 emigró a Japón, después vivió en Hong Kong y ahora desde hace años su domicilio está en las Filipinas. Urs Hebeisen vive y conoce muchas culturas.

«En su vida tuvo una enorme gama de experiencias: la precisión suiza, la amplitud canadiense y la amabilidad asiática», dice un amigo. Y otro completa: «Urs es Urs y fiel a sí mismo; pero no sólo a sí mismo, sino también a Dios y al Apóstol Mayor. Por eso, Urs Hebeisen no pierde la seguridad, ni siquiera en las tribulaciones».

Impulsor e impulsivo

En 1975 Urs Hebeisen fue instituido como Subdiácono en Suiza, en 1978 como Pastor en Japón y finalmente en 1982 fue colocado en el ministerio de Apóstol. Desde 2009 conduce el área de Apóstol de Distrito Asia del Sudeste, creado en ese mismo momento: 18 países, más de 80.000 creyentes en 2000 comunidades.

El dirigente de la Iglesia participó de un total de 45 asambleas de Apóstoles de Distrito internacionales. Asimismo, durante muchos años fue miembro del grupo coordinador del Apóstol Mayor, se involucró con sabiduría y competencia, dio impulsos y se llevó impulsos. Las discusiones sobre aparentes pequeñeces de tanto en tanto lo podían hacer exacerbar por unos momentos. Un colega recuerda sonriendo con reconocimiento: «Urs podía y puede ser muy obstinado, incluso en algunos puntos aparentemente pequeños».

Comunicativo y amable

Y entonces viajaba una y otra vez para servir a los hermanos y hermanas en numerosos países. Por largo tiempo, durante dos terceras partes del año dormía por las noches en un hotel. Siempre de viaje, siempre cerca de la gente. En iglesias grandes o a cielo abierto, lo que contaba para el Apóstol de Distrito Hebeisen era la gente.

Esta cercanía a veces la encontraba más allá de los continentes. Urs Hebeisen es un hombre de la comunicación, rápido, preciso, por todos los canales. Y así ya era antes. En 1998 envió un telefax a un hostel para jóvenes en Alemania. Una larga carta en la que el Apóstol deseaba alegría y bendición a los jóvenes, para él desconocidos, reunidos allí en un encuentro al aire libre y les enviaba saludos de las Filipinas. Por alguna vía se había enterado de que sus hermanos y hermanas jóvenes estaban allí reunidos. Estar en contacto unos con otros, era y es importante para él. «Es un oyente maravilloso y un consejero lleno de humor», confirma uno de sus colegas.

Exigente y estimulante

Pero hablar solamente no es lo suyo. Es un hombre de hechos. No es un luchador solitario que impone todo, sino un jugador en equipo. Y quizás alguna vez algo más que eso: «El Apóstol de Distrito Hebeisen es para mí como un padre», informa un colaborador. «Siempre nos da la posibilidad de crecer; no juzga nunca, siempre brinda su apoyo». Pero cerca suyo uno nunca puede descansar: «Trabajar al lado del Apóstol de Distrito significa centrarse siempre en el tiempo». Insiste hasta llegar al límite y deja que cada uno intente siempre dar lo mejor de sí mismo.

Y cuando precisamente no está dedicado a una sola persona, entonces se centra en la Iglesia. En Chennai (India) se producen desde 2013 en una pequeña industria artesanal cálices para la Santa Cena y se los envía a las comunidades de diferentes continentes. Esto se denomina «abastecimiento global» (global sourcing), cuando se trabaja conjuntamente más allá de las fronteras de las Iglesias regionales. Por encargo de la Iglesia Nueva Apostólica Internacional, el área de Apóstol de Distrito Asia del Sudeste está encargado de la logística. Para su director, el proveedor logístico internacional de mercancías de carrera, es un deseo del corazón.

Despidiéndose y perdurable

La semana pasada, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider y los Apóstoles de Distrito se reunieron para su segunda asamblea del año en Zúrich (Suiza). Con agradecimiento y buenos deseos, al final el Apostol Mayor despidió al Apóstol de Distrito Urs Hebeisen de ese círculo. «Puedo…», preguntó el Apóstol de Distrito Hebeisen poco después y volvió a encender su micrófono. En breves explicaciones miró un poco nostálgico hacia atrás a los muchos años de trabajo en común y agradeció al Apóstol Mayor y a sus colegas. Y después de una breve pausa se volvió a inclinar una vez más acercándose bien al micrófono, echó una mirada hacia los Apóstoles de Distrito y dijo con voz firme: «¡Dios los bendiga!».

noviembre 17, 2018

Author: Oliver Rütten

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