“Mi comunidad en una caja de zapatos” fue la acción por la que el Día Internacional de la Iglesia entabló lazos que unieron a las comunidades. Y algunos se convirtieron en lazos para toda la vida: la historia de Jolanthe y Tobías.
¿Cómo comenzaron a contactarse Wurzburgo y Backnang (ambas en el sur de Alemania)?
Jolanthe: Backnang ya era conocida por algunos hermanos de Wurzburgo por sus aportes de películas en jornadas de la juventud. Por eso, Backnang desde el comienzo se había pensado como una de las potenciales comunidades para seleccionar. Cuando mi madre (embajadora de la comunidad Wurzburgo) tuvo que decidir entre dos comunidades, me tuvo en cuenta en su decisión. Por los aportes tan buenos de sus películas mi respuesta fue de inmediato «Backnang».
¿Qué esperaban en aquella época del proyecto «Mi comunidad en una caja de zapatos»?
Nuestras expectativas eran: conocer a otras personas de otra comunidad, actividades regulares en común, intercambio de ideas con una comunidad activa (por ejemplo para organizar Servicios Divinos para niños) y encuentros regulares de ambos grupos de la juventud.
¿Y eso funcionó?
Tobías: Mirando hacia atrás el proyecto fue muy exitoso. El primer paso se animaron a darlo los hermanos de Wurzburgo visitando con un pequeño grupo el Servicio Divino en Backnang. Ya en ese encuentro y en todos los demás siempre hubo un ambiente de mucha alegría y apertura. La primera excursión más grande a Wurzburgo fue en el tercer Adviento de 2014. Después del café con tortas visitamos el mercado navideño de Wurzburgo.
… donde ambos comenzaron la relación?
Jolanthe: Durante el café Tobías y yo estábamos sentados uno al lado del otro y conversábamos todo el tiempo. También en el mercado navideño se vio de inmediato que se había encendido una chispa entre nosotros. En acciones alocadas como una sesión de fotos en la fuente de Frankonia frente a la Residencia de Wurzburgo, nuestro pequeño grupo de seis jóvenes se divirtió mucho. Por la noche tuvimos que despedirnos pero nadie se quería ir. Ese día quedará inolvidable.
¿Pero en eso no quedó?
Tobías: Ese fue el comienzo de nuestra relación. Le siguieron 18 días en los que nos escribíamos sin parar por WhatsApp. Ya al día siguiente acordamos que Jolanthe pasaría el fin de año conmigo en Backnang y que después yo iría unos días con ella a Fürth. El último día del año es, entonces, nuestro aniversario y está muy bueno que en todos nuestros aniversarios tendremos fuegos artificiales.
Jolanthe: Muy pronto tuvimos claro que nos podíamos imaginar una vida juntos y filosofamos mucho sobre nuestros planes para el futuro. Mientras Tobías hablaba, por ejemplo, de una casa para los dos, yo ya pensaba en nuestro casamiento.
En el cumpleaños de Tobías en 2016 llegó el momento. Durante nuestras vacaciones en España con una espectacular vista de los Pirineos y el Atlántico recibí la tan ansiada propuesta de matrimonio, a la que respondí con un muy feliz «sí».
¿Y después llegó el final feliz?
Jolanthe: ¡Nuestro casamiento fue la absoluta boda soñada! Fue realmente así como nos la habíamos imaginado. Nos casamos en julio de 2017 en mi comunidad en Wurzburgo. Para que la patria de Tobi no se quedase corta, el día anterior nos habíamos casado por civil en Backnang. Naturalmente también estuvieron presentes algunos hermanos de la comunidad Backnang, quienes nos regalaron una caja de zapatos. Este tema nos acompañó en general todo el día: desde el Servicio Divino hasta la fiesta y también en los regalos…
¿Cómo vivirán el Servicio Divino que el Apóstol Mayor conducirá este fin de semana en Backnang?
Ya que no vivimos más en Backnang, sino que mientras tanto nos mudamos a Esslingen junto al Neckar, viviremos el Servicio Divino por transmisión. Lo esperamos con alegría como a todos los demás Servicios Divinos del Apóstol Mayor, pero esta vez es algo especial, pues conocemos a la comunidad y a los hermanos allí.