¿La Iglesia de Cristo? Es más que una u otra confesión. ¿Elites? No existen, solo diferentes tareas. Y esto significa: trabajar juntos. Lo deja claro el Apóstol Mayor en su texto doctrinario actual.
La colaboración que aparece en estos días en la revista para los miembros «community» y en la revista para suscriptores «Unsere Familie» gira en torno a la «Iglesia de Cristo». El texto se basa en una presentación espiritual del Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider durante la segunda asamblea de Apóstoles de Distrito de 2017 y fue publicado en primer lugar en la edición especial 2/2018 de la publicación para los portadores de ministerio «Pensamientos Guías».
¿Quién es la Iglesia de Cristo?
«La Iglesia de Cristo está formada por todos los creyentes que pertenecen a Cristo por el Bautismo, la fe y la confesión», escribe el Apóstol Mayor. La Iglesia de Cristo no debe ser confundida con las distintas instituciones o congregaciones religiosas y no corresponde ni a la Iglesia Católica, ni a la Nueva Apostólica, ni a la Protestante ni a la Ortodoxa ni a la totalidad de todas estas Iglesias.
Aunque la Iglesia de Cristo reclutó «entre otros, a cristianos católicos, nuevoapostólicos, protestantes u ortodoxos», nadie puede saber qué cristianos verdaderamente pertenecen a la Iglesia de Cristo, pues «solo Dios puede ver la sinceridad de la fe de cada individuo».
Con y sin Apóstoles
Después de la muerte de los Apóstoles de la Iglesia del principio, Dios siguió ocupándose de los creyentes: «El Espíritu Santo prosiguió con su obrar salvífico». La Iglesia de Cristo pudo seguir desarrollándose porque bautizados con agua pusieron los dones que habían recibido de Dios a su servicio. «Fieles cristianos anunciaron el Evangelio, enseñaron y exhortaron a los creyentes, investigaron las Escrituras haciendo crecer el reconocimiento, conduciendo y organizando a las comunidades de la Iglesia y ayudando a los necesitados».
«Desde que hay nuevamente portadores del ministerio de Apóstol, los bautizados con agua otra vez pueden recibir el don del Espíritu Santo», explica el Apóstol Mayor Schneider. El que recibió el don del Espíritu Santo no es “mejor” que los demás, sino que solo fue convocado para cumplir un servicio especial: «Deben anunciar el inminente retorno del Señor, dar testimonio de la actividad de los Apóstoles vivientes, dar espacio en ellos al Espíritu Santo, apropiarse de las virtudes divinas y prepararse de esa manera para el retorno de Cristo».
Agradecidos y respetuosos
«Estamos llenos de profundo agradecimiento hacia todos los cristianos que en el pasado y en el presente han puesto al servicio de Cristo y de su Iglesia los dones recibidos de Dios», destaca el Apóstol Mayor. También los cristianos nuevoapostólicos tienen la necesidad «de cumplir el encargo común a todos los cristianos, de confesar la fe en Jesucristo y anunciar en palabras y obras las virtudes de Dios».
Por eso, «anuncian también el inminente retorno del Señor y dan testimonio de la actividad de los Apóstoles vivientes», pero «al hacerlo tributan el debido respeto hacia los cristianos que no comparten su fe».
Desarrollar las relaciones
«Nuestra interpretación de la Iglesia de Cristo también condiciona nuestra relación con las otras Iglesias cristianas», deja claro el dirigente de la Iglesia Nueva Apostólica. Sobre la base de la doctrina, así como la expone el Catecismo, «desarrollemos nuestras relaciones con los demás cristianos y las demás Iglesias cristianas».
Su consejo para cultivar las relaciones se encuentra en Efesios 4:1-3: «Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz».
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