Hay situaciones que no tienen salida, en las que no se puede avanzar ni retroceder. Un Apóstol en el sudeste de la República Democrática del Congo lo experimentó en sentido literal y por ello pasó una noche un tanto incómoda.
El Apóstol Antoine Katalayi se dirigía el 6 de abril a Kakulu para celebrar un Servicio Divino en la comunidad Musasa. En el camino, su auto quedó atascado varias veces en el barro de las carreteras cubiertas de agua. Primero, pudo sacarlo un camión.
Pero al final, los camiones también se atascaron y el único puente sobre el río Miao en kilómetros a la redonda quedó bloqueado. No había forma de pasar. Con la mejor voluntad del mundo, el Apóstol no pudo pasar con su jeep y tampoco pudo retroceder. Era una situación sin salida.
La única solución fue que el Apóstol y sus acompañantes pasaran la noche en el auto. Pudieron salir a la mañana siguiente, hacia las 11 de la mañana, cuando por fin empezó a despejarse el atasco. No llegaron a tiempo para el Servicio Divino, pero estaba allí el Apóstol Cédrick Katamba, quien pudo celebrarlo junto a unos 1.550 creyentes.