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Uno de los primeros

junio 7, 2022

Autor: Katrin Löwen

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Una vida enteramente para la Iglesia. Es probable que Johann Christoph Leonhard Hohl no la haya imaginado así. Y, sin embargo, fue uno de los primeros en seguir un llamado muy especial de Dios. Hoy el Apóstol cumpliría 200 años.

La “Comunidad Apostólica General de Hamburgo” acababa de separarse de la Iglesia Católica Apostólica cuando Johann Christoph Leonhard Hohl fue llamado para ser Apóstol en la Iglesia que recién 33 años después de su muerte recibió su nombre actual, el de “Iglesia Nueva Apostólica”.

Todo resulta diferente a lo planeado

Hace exactamente 200 años, Marie Klein y Georg Alexander Hohl tuvieron un hijo al que llamaron Johann Christoph Leonhard. Eran evangélicos y vivían en Weikersheim, en el sur de Alemania. Allí Johann más tarde se enamoró de Margarethe Streng, pero ella se fue a Hamburgo, en el extremo norte de Alemania, como empleada doméstica. Por amor, Johann la siguió.

En Hamburgo comenzó a trabajar como oficial cerrajero en 1844. Margarethe y Johann se casaron en 1849. Uno de sus testigos fue un tal E.F.C. Gronau, que más tarde llegó a se Apóstol. Probablemente fue él quien invitó a la pareja a la comunidad apostólica de Hamburgo, donde permanecieron con gusto.

Para su dicha, tuvieron seis hijos: Carl, Eduard, Sophie, August, Emil y Otto. Después de que Johann aprobó su examen para convertirse en maestro cerrajero en 1854, pudo abrir su propia cerrajería. Así, la familia podría haber vivido tranquila y en paz. Pero Dios tenía otros planes.

En su palabra…

En el Servicio Divino dominical del 30 de octubre de 1864, el profeta Johann Heinrich Ernst Ludwig Geyer nombró como Apóstoles a cuatro hombres de la comunidad: Johann August Ludwig Bösecke para Breslau, Heinrich Ferdinand Hoppe para América del Norte, Peter Wilhelm Louis Stechmann para Hungría y Johann Christoph Leonhard Hohl para el sur de Alemania. Este debía comenzar su trabajo en Giessen y Fráncfort.

Como nuevo Apóstol tuvo que enfrentarse a un paso difícil: vender su cerrajería y su vivienda, y encontrar un nuevo trabajo. ¿Cómo iba a mantenerse a sí mismo, a su mujer y a sus hijos, que entonces tenían entre uno y 14 años? El apoyo financiero de la Iglesia todavía era imposible en ese momento.

Al cabo de un año, la familia vendió la casa y el negocio, pero inicialmente se trasladó a su ciudad natal. Aquí al menos los abuelos podían ayudar con los niños para que el Apóstol pudiera seguir con su actividad en la Iglesia después de 12 o 14 horas de trabajo al día.

Aparte de Prusia, no había libertad de culto en ningún lugar de la entonces Confederación Alemana. Por eso, en el entonces Reino de Wurtemberg no se le permitía al Apóstol celebrar Servicios Divinos públicos, sino solo hablar de su fe en conversaciones personales.

Tiempos dorados en Giessen

Así pasaron unos 16 años sin ningún éxito realmente visible. Es de suponer que Johann Hohl fue a Giessen una y otra vez durante este tiempo para hablar con la gente de allí sobre su fe y para encontrar un trabajo.

Recién en el verano de 1881 el Apóstol Hohl encontró trabajo en una fábrica de hierro en Giessen y a partir de entonces pudo trabajar más intensamente para la Iglesia.

El Evangelista Georg Gustav Adolf Ruff, que hasta entonces vivía en Worms, había ayudado al Apóstol Hohl a encontrar su trabajo en la misma empresa y así los dos hombres estuvieron conectados en su profesión, en la Iglesia y también como amigos. A menudo caminaban juntos por los alrededores de Giessen para entusiasmar a más personas por su fe. Sus esposas los apoyaron en todo lo que pudieron.

En su casa de Giessen había una gran sala donde el Apóstol Hohl celebraba los Servicios Divinos los domingos e invitaba a las tardes informativas dos veces por semana. Desde 1871 también hubo libertad de culto en Hesse.

Última parada en Fráncfort

Otra profecía le recordó al Apóstol Hohl que en la ciudad de Fráncfort del Meno también estaban esperando su actividad ministerial. Por ello, en marzo de 1885 se trasladó a Fráncfort para atraer a más personas a su fe. En ese momento ya tenía 62 años. Poco después de la mudanza se enfermó. Al principio oró para que pudiese mejorar, pero finalmente aceptó su enfermedad y pudo morir en paz el 20 de mayo de 1887, pocos días antes de cumplir los 65 años.

La comunidad huérfana fue atendida posteriormente por su amigo y compañero Gustav Ruff, que había sido instituido como Apóstol por el Apóstol Friedrich Wilhelm Menkhoff en 1888.

Foto: NAK Westdeutschland Zentralarchiv

junio 7, 2022

Autor: Katrin Löwen

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